Viene a bien el “chiste” a propósito de lo que ocurre en Catalunya en los últimos tiempos. También sirve para analizar otros hechos, históricos o actuales, en los que los demagogos de turno son capaces de convertir a un pueblo básicamente consciente e inteligente en una masa amorfa dispuesta a seguir las consignas de un grupo de aventureros. En el caso catalán, las consignas son claras: “España nos roba”, “España no nos quiere”, “Madrid quiere quitarnos nuestros sagrados derechos” “Desde 1714 hasta hoy España nos ha oprimido y expoliado”…etc. Así, la masa que sale a la calle cree, o dice creer, que sus problemas económicos, sociales y laborales, no vienen por las políticas neoliberales de CIU y socios y por sus corrupciones, políticas y corrupciones exactamente iguales que las del PP y socios, con los que pactan, sino por el “España nos roba”, hablando en plata, “los españoles nos roban”, sean éstos financieros, millonarios, obreros o jornaleros. Por ello, la separación de España prometida por los demagogos como el ascenso al paraíso en que todo el mundo tendrá trabajo, buenos salarios, vivienda, y los niños comerán helado cada día, se convierte en un nuevo engañabobos histórico.
Vivimos tiempos de cobardía política y de indigencia intelectual y de aceptar como irreversible lo que hay. Después del 9 N, hasta IU, en vez de hacer un análisis frío de lo que ha ocurrido este día, pide un referéndum, en vez de reiterar sus propuestas y exigir a los gobiernos de España y de Catalunya la apertura inmediata de conversaciones para las reformas constitucionales y los acuerdos políticos que exige la situación, con la participación de todas las fuerzas políticas. De nuevo, subordinación al nacional-independentismo. Me siento estafado: ahora, los que en Catalunya, durante las etapas duras del franquismo, estuvieron en sus madrigueras, dominan el cotarro catalán, y los demás, PSC-PSOE, ICVeuia, CCOO y UGT, les bailan el agua. Están contribuyendo a romper la historia compartida entre los trabajadores y clases populares, que es lo más importante a mantener en la perspectiva de unidad, solidaridad y acción conjunta para defender los derechos económicos, sociales y laborales actualmente pisoteados en Catalunya y en el conjunto de España y abordar el cambio social.
Yo, harto de mitologías y estafas, como la que se puede contemplar en El Born de Barcelona, con una historia inventada de 1714, exactamente igual que las que hablan de las efemérides de La Hispanidad el 12 de octubre, o las del carlismo que Sabino Arana transformó en nueva identidad, quiero reencontrarme con el espíritu de la IIª República Española y construir, en la nueva realidad actual, una España federal y republicana. Si entonces fue contra la explotación, la miseria, el clientelismo y el caciquismo impuestos por una monarquía corrupta e inútil y por una “modernización” laboral, educativa y social, hoy es contra los nuevos caciquismos, explotaciones y corrupciones, impuestos por un sistema financiero rapaz y por los lobbies internacionales y sus sucursales españolas del capital. Frente a este sistema de saqueo económico y dominio geopolítico, que no duda en hacer guerras para mantenerse, del cual España forma parte, un federalismo y republicanismo social basado en la igualdad, la paz y la solidaridad internacionalista es la alternativa.
Se trata, pues, de derrotar lo actual, algo que nunca podrá hacer una izquierda sin estrategia y acobardada que sustituye la lucha de clases por la de etnias, enfrentando objetivamente a la clase trabajadora de un sitio con la de otro sitio. Una izquierda que, por acción u omisión, entrega Catalunya y España a la derecha. Ante ello, basta de declaraciones federalistas retóricas mientras se acepta y se sigue detrás de la inercia impuesta por el nacional-independentismo. El nacionalismo, sea el grande o el pequeño, divide, fragmenta y enfrenta. No hay absolutamente nada progresista en los nacionalismos. Los nacionalismos han engendrado guerras terribles, han creado movimientos terroristas con métodos parecidos a los del fascismo. Mientras el capitalismo construye su mundo, adaptándolo a sus necesidades, la izquierda se divide y debilita. ¿Qué hacer? El único camino es: reconstruir y fortalecer el discurso de cambio social y crear conciencia, trabajar para recuperar y fortalecer los vínculos de clase entre todos los trabajadores, combatir intelectual, social y políticamente la ideología de los excluyentes y totalitarios. Todos los adoctrinamientos conservadores, étnicos y nacionalistas son iguales y no representan ninguna propuesta de cambio social; todos los explotadores y ladrones son y actúan de la misma forma, hablen la lengua que hablen.
Para terminar, unas breves observaciones: primera, me parece infumable la última declaración conjunta PCE-PSUC Viu; segunda, en nombre de la razón política elemental, retirar de una vez la engañifa del “dret a decidir”, sustitutoria de la caducada consigna del derecho de autodeterminación; y tercera, atendiendo a que prácticamente se utiliza solo el término administrativo Estado Español, que debe ser demostrativo de que no somos “españolistas”, a pesar de decir que defendemos una IIIª República Federal Española, propongo que se cambie el nombre de PCE por el de Partido Comunista del Estado Español (PCEE).
LIBERTAD PARA LOS TRES CUBANOS REHENES DE OBAMA. Y PARA MANNING. SOLIDARIDAD CON ASSANGE Y SNOWDEN, DIVULGADORES DE LA VERDAD ANTI IMPERIALISTA.
Publicado en la edición impresa de Mundo Obrero nº 279 de diciembre de 2014
También dijo El Roto en una de sus magníficas viñetas: "Todas las banderas significan lo mismo: peligro." En mi opinión, no hay más lucha que la lucha de clases, más allá de cualquier bandera o frontera.
ResponderEliminarSalud!
No des ideas, Paco. Lo de PCEE ni en broma ;-) Salud!
ResponderEliminarEs sólo una ironía.
ResponderEliminarLa tenacidad es una virtud que pareces poseer. Participo contigo de la alegría por la liberación de los últimos tres de los Cinco. Nadie podrá decir que no pusiste, con tu perseverancia, un granito de arena. A partir de ahora te queda al final de cada artículo un hueco para nuevas batallas.
ResponderEliminarUna abrazo.
Juan Ramón Medina