Se van disipando reservas, cautelas y miedos sobre las movilizaciones del 15 M y sus componentes. En pocos días va quedando más claro que la extrema derecha tiene poco que hacer en este movimiento, aunque lo haya intentado para arremeter contra todo tipo de democracia y pensamiento de izquierdas. Los Jiménez Losantos, César Vidal, Carlos Dávila y numerosos secuaces que les secundan se han quedado escupiendo al cielo. También queda claro que no se trata de un movimiento melifluo de jovenes ociosos y pijos, como decían algunos/as, o de arribistas y oportunistas que buscaban un protagonismo para luego encontrar un buen lugar al sol. El movimiento se consolida y fortalece manteniendo su libertad de participación, sin dejarse manipular por nadie, denunciando las profundas injusticias laborales, sociales y políticas que afectan a toda la sociedad trabajadora y, en especial y masivamente, a la juventud, señalando a los principales responsables de ellas y apuntando propuestas, soluciones y alternativas. En definitiva, el movimiento "Democracia real ya" ha nacido y se proyecta con fuerza a la realidad española e internacional porque refleja los graves problemas que ha creado y continuará generando el capitalismo y su versión más despiadada, el neoliberalismo. Problemas que producen paro, se tengan estudios superiores, medios o básicos, empleo precario de carácter esclavista, reducción y liquidación de derechos laborales y sociales duramente conquistados por la lucha de generaciones, imposibilidad de acceso a una vivienda en condiciones que no representen una soga al cuello. Esta situación, como no podía ser menos, crea inseguridad y miedo. Inseguridad y miedo que, hasta el 15 de Mayo, parecía anular cualquier posibilidad de protesta y rebeldía. Se acabó. Nació algo nuevo en esta etapa de la historia, como en otras etapas nacieron cosas nuevas frente a lo viejo. Lo viejo es hoy, como ayer,el expolio de la riqueza creada por la mayoría, por un minoría de explotadores, usureros, especuladores y ladrones, que son, además, absolutamente ineptos y mediocres para dirigir y gestionar otra cosa que no sea la rapiña. La economía, en manos de esos energúmenos, nunca podrá servir para generar los recursos y bienes necesarios y su justa e igualitaria distribución en beneficio de toda la sociedad. Primera conclusión: es necesario quitarles el poder de decidir a los que mandan, gobiernan e imponen su dictadura del capital a la sociedad trabajadora, sin pasar por ninguna urna. Es imprescindible liberar a la política de los políticos que se entregan, venden y dejan corromper por el poder del dinero. Seguramente unos cuantos de los corruptos y corruptores deberían pasar una temporada en la cárcel para aprender y rehabilitarse en algo tan elemental como la honradez y el servicio a la colectividad desde el poder económico y las responsabilidades públicas. Esto,lo que hay, no es democracia real, como bien señalan las consignas del movimiento actual, consignas que, por cierto, no son nuevas ya que hace tiempo que se viene escuchando "parece democracia y no lo es". Quizás la diferencia hoy resida en que han germinado aquellas simientes en una situación social más dura e, incluso, vale la pena tenerlo en cuenta, con un lenguaje menos endogámico y más entendible por un amplio sector social. Lenguaje y contenido son elementos inseparables. No es necesario recargar los conceptos y las palabras de un sentido pretendidamente más revolucionario, si hay capacidad para entender lo que ocurre, explicarlo y llamar al compromiso, al trabajo y a la acción. En mi caso debo decir que he aprendido mucho de este movimiento y considero que está actuando, hasta el momento, con inteligencia para evitar provocaciones o reacciones que alejarían y no acercarían a potenciales y posibles participantes y con formas masivas y pacíficas que demuestran gran madurez y sabiduría.
Dicho todo lo anterior, no se me escapa que en un movimiento de estas características hay contradicciones y ambigüedades y pueden producirse retrocesos, lo cual no anulará el efecto positivo y esperanzador que ya tiene para muchas personas ni las experiencias que ha dado en un corto espacio de tiempo. No conozco el desarrollo que puede tener, su consolidación, o estancamiento, su final, pero, en cualquier caso, este movimiento ya ha movido las hojas con aire fresco y necesario y removido las aguas encharcadas de la economía, la política y el sindicalismo, siendo un aviso para todo el que quiera escuchar, ver, aprender y actuar por un verdadero cambio social. Ojalá que se contagie, aquí y fuera de aquí, que se internacionalice, ya que la crisis global es del capital, como rezan las consignas del movimiento.
Yo soy comunista, militante del PCE, afiliado a IU. El comunismo ha pretendido ser el movimiento de la gente en defensa de sus reivindicaciones y derechos. Continúa defendiendo lo mismo. Los y las comunistas debemos estar siempre, sin ningún afán de falso protagonismo, ni manipulación, donde estén los trabajadores, las trabajadoras y la juventud, defendiendo su derecho a una vida digna y en paz, sin tener que competir despiadadamente entre sí por un puesto de trabajo ni hacer guerras contra otros pueblos.
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