LIBERTAD PARA LOS 5 PATRIOTAS Y ANTITERRORISTAS CUBANOS PRESOS EN EEUU.
En economía no hay fórmulas mágicas para que ésta sirva de manera razonable a sus objetivos. No hay fórmulas mágicas pero sí diferencias substanciales entre unos objetivos u otros, entre los de la planificación en sí y los de la planificación democrática, entre una economía capitalista y otra orientada al socialismo. El capitalismo también planifica a nivel general el desarrollo industrial mediante la organización del trabajo, y planifican los grupos empresariales y empresas. Es un tipo de planificación de la producción para el mercado, en el cual se desarrolla la competencia total entre países, grupos empresariales, financieros y empresas, para copar el máximo de cota de ese mercado. Así ha funcionado hasta ahora la planificación capitalista y así continuará funcionando, siendo, por tanto, una planificación para el beneficio privado, sin ningún sentido social ni democrático.
La planificación democrática de la economía tiene un objetivo principal: Organizar la producción según las necesidades colectivas y las posibilidades técnicas y productivas de crear la riqueza y los servicios para satisfacerlas y distribuirlo de manera justa. Para ello interesa, además de conocer las necesidades y recursos reales y potenciales, tomar decisiones para decidir qué se produce, dónde se produce y cómo se produce, ya que si hasta hace unos años sólo se trataba de producir y vender sin importar el coste social y ecológico, el consumismo que ha desencadenado el capitalismo en el mundo económicamente más desarrollado, en muchos casos de cosas superfluas y a costa de la explotación, pobreza y miseria de mucha gente, hace imprescindible la racionalización de la producción, la distribución y el consumo. Está claro que esto sólo puede conseguirse con un principio de planificación democrática. Continuar como hasta ahora es aumentar el caos económico-financiero y social actual, con sus secuelas de violencia y guerra. Por tanto, en el plano internacional no hay otro camino que ponerse de acuerdo en las grandes líneas de lo que el capital llama crecimiento, otras actitudes más sociales y ecológicas desarrollo económico sostenible, e índice de desarrollo social y humano justo nosotros, como la única forma de superar progresivamente lo actual por un sistema que, además de hacer frente a las urgencias más dramáticas y perentorias de la humanidad, sea capaz de construir una nueva realidad más inteligente por aprovechar de manera justa los recursos humanos, materiales y económicos sin más desgarros sociales ni más destrucciones de una tierra que está al borde de su capacidad. Hasta aquí el plano general, plano imprescindible como marco y referencia para abordar el problema en cada ámbito regional o en cada país, ya que, guste más o guste menos, la llamada globalización marca todas las decisiones y acciones. La planificación democrática de la economía en general, de producirse, y no hay otra alternativa a la larga, va a tener que analizar cada realidad diferente, con toda sus complejidades, sin pretender aplicar recetas iguales en todos los casos, aunque los principios básicos sean universales: crear la riqueza material y espiritual de forma justa para todos los pueblos y personas, sin destruir la tierra.
En cuanto a nuestra realidad en concreto, teniendo en cuenta también la europea, debe haber un cambio de timón de 180 grados, después de constatar que las políticas del PP y del PSOE, seguidas y aceptadas por todo el mundo, y basadas en un tipo de "crecimiento" fundamentado en la irracionalidad económica del fomento de la construcción de casas y obras innecesarias, con la consiguiente destrucción de costas y paisajes, lo que ha desarrollado la especulación y el endeudamiento con el señuelo de la propiedad inmobiliaria y el ahorro; políticas que han reducido y estancado la investigación y la industria y potenciado el juego de casino financiero, lo que, en conjunto, nos ha llevado al mayor fracaso económico y social de la UE, con niveles de paro, de precariedad y de inseguridad alarmantes. Ante la situación creada en un largo proceso, con la degradación acelerada de los últimos años, a los partidos del bipartidismo, PP y PSOE, y a sus aliados , no se les ocurre pensar que su sistema es erróneo y caótico económicamente, socialmente empobrecedor y marginador, y politicamente degradador de la conciencia ciudadana, por todo lo cual debe cambiarse con urgencia y sin pausa, sino que hacen recaer la responsabilidad de su crisis sobre los que venden su fuerza de trabajo en el mercado, ya que esos tienen demasiados derechos y servicios públicos y deben reducirse. Y ahí empieza el baile de los recortes, no sólo en España, sino en toda Europa y en general. Los propietarios principales de la riqueza y de los medios de propaganda, que en un primer momento de la actual crisis quedaron perplejos, al ver que su maravilloso mundo de globalización neoliberal, con los estados a su exclusivo servicio, se desmoronaba, echaron mano, como siempre ha hecho el sistema capitalista, de la reducción de condiciones de vida y de trabajo. En España, a la privatización de las empresas públicas, ya practicamente concluida, le siguió la de los servicios públicos, ya muy avanzada en aspectos como la privatización, o "externalización" , de servicios, la concertación u otras formas de llegar a la privatización sin infundir sospechas. Es por todo ello, además de por razones de fondo, que la defensa de lo público, frente a la ofensiva para su liquidación, se convierte en un elemento imprescindible de la más elemental política de izquierdas. Y lo público engloba los servicios esenciales (educación, sanidad, justicia...) y los sectores empresariales estratégicos (agua, energía, banca, transportes...) En lo citado no puede haber ninguna concesión más a un modelo de privatización que ha demostrado sobradamente que es más ineficaz, más caro y más injusto. Se deben impedir más privatizaciones como la del Canal de Isabel IIª, que está llevando a cabo, si no lo impedimos, el gobierno ultraconservador de Esperanza Aguirre, pero además de impedir más privatizaciones, debe haber, como una parte esencial de un programa de izquierdas basado en los derechos al trabajo y a los servicios esenciales, una amplia ofensiva para recuperar plenamente el carácter público de empresas que ya demostraron su eficiencia y beneficio para las arcas públicas y servicios públicos que son la base para una sociedad menos injusta. Ello debe hacerse de forma progresiva, centrándonos en lo que es más necesario ahora y teniendo en cuenta las experiencias negativas que también ha habido en el control burocrático de todo y en la formación de las administraciones públicas. Para poner un ejemplo concreto: falta personal sanitario y educativo competente y con vocación por su trabajo y sobran muchos consejeros/as y ejecutivos como esos y esas que últimamente están escandalizando con sus sueldos y pensiones millonarias. Considerando en principio que lo público en todo debería ser lo más justo, no prescindir de que ello exige un nivel de conciencia social crítica, hoy inexistente, y un desarrollo de las fuerzas productivas y de los servicios en el cual se vaya fortaleciendo el sentido colectivo democrático de la propiedad.
En todo caso, en esa larga fase actual, para la economía privada deben haber leyes y normas claras y concretas que faciliten su desarrollo, eficacia económica, respeto ambiental, servicio social y control democrático. No se trata hoy de hablar de los diversos procesos de desarrollo económico, como el que se produce en Cuba para superar estancamientos en la producción de bienes y servicios. Nosotros debemos hacer nuestro propio camino a partir de nuestra historia, realidad y experiencias, algo que hoy pasa por oponerse radicalmente a las políticas privatizadoras y antisociales del PP como antes hicimos, con menos fuerza de lo necesario, con las del PSOE.
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ResponderEliminarAgradezco la aclaración. Hay un término/concepto que usa usted con cierta frecuencia en sus artículos y es el de la “orientación al socialismo” de la economía. Entiendo que esta idea está en relación con el estadio de conciencia crítica de la ciudadanía a la que alude al final de esta entrada. Con lo que voy a decir a continuación no me refiero a usted o a su blog, evidentemente, sino al PCE/IU como organización política -creo, de hecho, que es usted de las personas en PCE/IU que hablan con más claridad y, en definitiva, un blog da para lo que da, habiendo cuestiones y mensajes que requieren del esfuerzo de una organización en su conjunto para que lleguen a la mayoría de los ciudadanos.
A lo que iba: en mi opinión, para que la ciudadanía se oriente al socialismo hay que explicar de modo más claro cuáles son las ventajas tangibles y prácticas de ese socialismo que usted sugiere hemos de tener en el horizonte. Por ejemplo, si pensamos, como un primer paso, en lo deseable de que las empresas eléctricas, las del gas, del petróleo o las telefónicas sean públicas, hay que indicar de forma clara cuáles serían las ventajas derivadas de esto para los ciudadanos (recursos para el erario público, generación de empleo de calidad, no explotación de terceros países, etc.). Si nos remitimos al programa de IU para las pasadas elecciones, es cierto que se incluye en él la propiedad pública de las empresas estratégicas (p. 17). Esta cuestión, sin embargo, no está desarrollada en el programa en absoluto – no, desde luego, como mereciera, en mi opinión-, y tampoco creo que haya sido ese el mensaje principal de la campaña ni lo está siendo tampoco ahora. Los mensajes que más se repitieron -o repiten- giran en torno a frenar los recortes al gasto público y en generar empleo a través de ese gasto público. El propio PSOE se ha sumado ahora a ese carro. Es posible que esté confundido, pero no tengo la sensación de que la idea que se haya transmitido o que se esté transmitiendo sea la de poner los recursos económicos del país en manos de los ciudadanos sino, me da la sensación, mantener el control de la economía en las manos en que están ahora sólo que con una distinta política fiscal y de inversión. El tema es largo pero no creo que PCE/IU hayan expuesto de forma clara cuál es su concepto de socialismo o si es ese, realmente, el objetivo que tiene la formación en el horizonte -en el programa, por ejemplo, se habla de “superar el capitalismo”, un concepto un poco vago, y hay una referencia aislada en la p. 81 al socialismo, en una sección sobre el internacionalismo en la que, por cierto, también se compara a Gadaffi con Mohammed VI o Netanyahu (sin comentarios con respecto a esto último).
En fin, la sensación que tengo es que PCE/IU no explicitan cuál es su estrategia a corto, medio y largo plazo para llegar a donde pretendan llegar y qué compatibilidad tienen sus propuestas con las políticas de los países que (claramente) están organizando la UE. Esto último es fundamental, me parece, pues no se pueden proponer modificaciones en el sistema de impuestos o en los límites de endeudamiento si estos chocan con los mecanismos de financiación con los que contamos o con los parámetros que impone la UE o los “mercados” internacionales. Se trata, obviamente, de una percepción subjetiva mía, pero es la que tengo.
(continúa)
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ResponderEliminarUna reflexión adicional sobre esta cuestión: en Grecia el KKE habla sin tapujos ni complejos de socialismo y reivindica la historia y tradición del mismo y, también, lógicamente, los modelos que han existido o que existen aunque no hayan tenido lugar en Grecia y pertenezcan a tradiciones ajenas -no creo que pueda ser de otro modo, por otra parte. De acuerdo con que en el actual parlamento griego el KKE no tiene una mayoría pero sí que es la fuerza más votada de la izquierda -más que Syriza, por ejemplo- y cuentan también con un sindicato que parece tener no poca fuerza y que está claramente alineado con sus propuestas políticas. Quiero decir con esto, que si los griegos a la izquierda del PASOK siguen mayoritariamente las propuestas del KKE, eso significa que quizá la conciencia de la sociedad (de izquierdas) esté más orientada al socialismo de lo que pudiera pensarse -o, por lo menos, que el KKE se declare abiertamente socialista no resulta un estorbo- y, por tanto, quizá sea contraproducente mantenerse en una cierta indefinición ideológica (en apariencia socialdemócrata) imagino que con la esperanza de llegar a un sector más amplio de la población. Yo no sé si eso ocurrirá pero, por ahora, la subida de IU me parece muy relativa, coyuntural y, me temo, vinculada al descalabro del PSOE. En cualquier caso, si hay que pensar en el socialismo como objetivo, habrá que hablar del socialismo, de cómo lo concebimos y de cuáles son sus ventajas, de otro modo veo difícil que más personas se sumen a algo que ni se menciona y contra lo que ha habido durante décadas -y sigue habiendo- una sistemática campaña de desprestigio.
En cuanto a la subida de IU, otra percepción quizá no tan subjetiva: IU está dando aliento a CCOO y a UGT y estos dos sindicatos están dando aliento, claramente, al PSOE. A mí, la verdad, no me gusta nada esa concatenación y creo que va en contra de IU si lo que pretende IU es tener voz propia y resultar creíble en sus objetivos de hacer políticas realmente distintas. Según tengo entendido, CCOO y UGT, por remitirme a algo cercano, firmaron una serie de acuerdos no muy alejados de la reforma laboral que se ha aprobado y de la que se escandalizan ahora junto con el PSOE. En fin, no sé si estoy haciendo una valoración muy negativa de la situación, pero así es como veo las cosas.
Un saludo,
interino2
Totalmente de acuerdo Sr. Frutos. El otro día un socioliberal me decía que la privatización de Telefónica ha abaratado los precios. He estado buscando por la red pero no he encontrado nada. ¿ Me puede indicar algún estudio de los efectos de la privatización de Telefónica en cuanto a precios, beneficios, etc?
ResponderEliminarGracias.
¿y que pasaria si por un ataque de solidaridad nada probable decidieramos que los recursos escasos del planeta no fueran esquilmados por unos pocos paises y se decidiera que todos los pueblos del mundo tuvieran derecho a acceder de forma equitativa a ellos bajo unas premisas de solidaridad, sostenibilidad, equidad, democracia popular y respeto al medio ambiente (como yo pienso que deberia de ser)?¿Que pasaría si por esta decisión justa en un territorio como el español tubieramos que conformarnos con un 20 % de la energía que hoy consumimos, en un pais donde todos los sectores económicos, e incluso muchos de los bienes sociales que consideramos imprescindibles por estos lares están basados en un uso intensivo de la energía? Creo que este debate debe ser tenido en cuenta por la izquierda, si se quieren cambiar las cosas de verdad, y de forma urgente; la lucha por los recursos, cada vez más escasos, bajo mi punto de vista es la causa principal del imperialismo y las guerras. Pienso yo que seria posible vivir y mejor con un 80 % menos de recursos que ahora, la mayor parte de las cosas que nos rodean son perfectamente prescindibles, es facil de comprobar observando a nuestro alrededor, eso si el pueblo debe ser dueño de su destino, tener el control real, usufructuario, no en propiedad, sobre los medios de producción y sobre la tierra y sentir un verdadero amor y respeto sobre quien y lo que nos rodea. Hoy en dia, gracias al capitalismo, vivimos en una lucha constante de todos contra todos y contra todo.
ResponderEliminarun saludo
Ernesto Molina