......DECÍA AYER, EL MUNDO NECESITA UNA REVOLUCIÓN.
Decir que el mundo necesita una revolución puede sonar a fantasía "revolucionaria" de impotencia, a boutade o, sencillamente, a retórica. En mi intención no solamente no hay nada de lo anterior, sino que reafirmo que el mundo necesita una revolución que aborde e inicie un camino de superación de graves problemas en al menos tres cuestiones fundamentales que exigen alternativas y soluciones urgentes: una vida modesta, pobre si quieren, pero que permita comer cada día lo suficiente, beber agua potable, educarse, curarse y tener un techo; en segundo lugar, una revolución que sustituya la lucha de todos contra todos, países y personas, algo que se conoce con el nombre maldito de competitividad, por la complementariedad y trabajo en común, por encima de fronteras artificiales y, unido a ello, el fín definitivo de las guerras que produce permanentemente el capitalismo para subsistir; y, en tercer lugar, una revolución que aborde sin más dilación alternativas inmediatas, para ser cumplidas por todo el mundo, bajo un control riguroso de los avances e incumplimientos, para reducir progresivamente hasta su práctica desaparición, las graves destrucciones de la tierra producidas por un sistema depredador.
Creo que podríamos tener en cuenta las experiencias, en sus avances y retrocesos, en sus éxitos y fracasos, las dos revoluciones que más han conmocionado a la humanidad, abriendo caminos nuevos para su emancipación: la Revolución francesa y la Revolución soviética. Se me ocurre una mezcla entre las dos por varias razones a tener en cuenta. A la francesa por su lucha contra el feudalismo económico y político, y por la universalización de los derechos. En un momento en que peligran conquistas económicas, sociales y políticas incluso en los países del "primer" mundo, y hay fuertes tendencias a crear satrapías de poder económico y político, sería bueno retomar el hilo conductor revolucionario que los contrarrevolucionarios franceses e internacionales se encargaron de liquidar, reduciendo la revolución francesa y su impulso a una caricatura de la misma. Tener en cuenta la Gran Revolución soviética en pleno siglo XX, porque puso en el orden del día del gran imperio zarista el cambio social, del feudalismo todavía existente y el capitalismo al principio de construcción del socialismo, en un proceso de lucha de clases que superara la división de clases con la derrota irreversible de las clases explotadoras. A tener en cuenta que la Revolución soviética se hizo también para acabar con una guerra imperialista que mataba a millones de personas y empobrecía al país.
El fracaso histórico en sus objetivos de las dos revoluciones no reduce en nada su actualidad y necesidad. Sólo basta con mirar el mundo actual, las crisis que produce el sistema capitalista, caída la URSS el único real y posible, decían; las guerras ininterrumpidas para mantener un sistema criminal y depredador y los enfrentamientos sociales, étnicos y religiosos que produce el imperialismo para tener a los pueblos divididos y enfrentados y así continuar dominando y explotando.
Frente al mundo del capital, a la Europa del capital y a la España del capital, e imprescindible empezar a construir, o unificar, un nuevo pensamiento y un nuevo lenguaje para una acción socialista revolucionaria, no por el grado de violencia de esta acción, sino por la masividad y contundencia social y política de la misma. No se necesita al capital, se necesitan a las personas. Todavía hay muchas personas que no lo saben. La obligación y responsabilidad de los que sí lo sabemos es divulgarlo, explicarlo y organizarlo, sin perder demasiado el tiempo en moquetas que poco a poco silencian los pasos de la Rebelión para adecuarlos a los consensos de salón.
ALGO TODAVÍA SOBRE ESPAÑA, O LAS 17 CCAA, O LA PRIMERA DIVISIÓN DE LA AUTODETERMINACIÓN. COMO USTEDES QUIERAN.
Cada vez estoy más en contra de las satrapías en las que ha desembocado España, que son ineptas para la economía, la política y la convivencia. Frente al impulso permanente que la izquierda debe imprimir a una lucha de clases unitaria, masiva y que tenga en cuenta al principal adversario, la izquierda, la que se llama izquierda sin practicar, y la real, se dedican a fuegos fatuos con la derecha centralista y con la derecha autonomista, o independentista, según se tercie. Con eso sólo se refuerza el espíritu conservador de la ciudadanía, detrás de demagogias de unos y otros y borrando del panorama social la unidad de clase, el internacionalismo, por encima de fronteras y fronteritas, en el interior del estado y hacia la Europa del capital para intentar construir algo diferente. Todo lo que no sea unir y avanzar entre las clases trabajadoras, va en beneficio de las clases explotadoras, estén éstas representadas por el PP o por CIU. El otro día asistí perplejo al debate sobre financiación en El Parlament de Catalunya. ERC e ICV-euia, habían cambiado el tripartito del PSC por el de CIU para votar una Agencia Tributaria de catalana y luchar con ella contra el expolio a que el estado somete a Catalunya. Con la que está cayendo!
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