lunes, 16 de febrero de 2015

Riqueza, pobreza, violencia, guerras... y alternativas

Entre la riqueza del 1% y la pobreza y miseria de la mayoría. Entre el terrorismo occidental y el yihadista.

Afirma Oxfam Intermon, con datos constatados, que el 1% de la población posee la mitad de la riqueza mundial, repartiéndose la otra mitad entre el 99% restante, con notorias diferencias en el reparto según el lugar en que se habita y su nivel de desarrollo económico. Todos podemos hacer un mapa aproximado de las diversas zonas (Europa, América del Norte, del Sur, Asia, África, Oriente Próximo...) y dentro de ellas la brutal desigualdad entre las minorías más ricas y las más pobres, sin temor a equivocarnos demasiado. España es uno de los países de la UE en los que más ha crecido la desigualdad -situándose en segundo lugar después de Estonia- y donde el 1% más rico posee más que el 70% más pobre, aumentando día a día la diferencia. Esta realidad general del mundo va acompañada de otra que no debe desligarse de la posesión o carencia de la riqueza ya que es indisociable: la violencia, la manipulación religiosa, las guerras, inducidas o realizadas por el capital, los terrorismos.

Después del atentado de París y de la más rotunda condena del mismo, es imprescindible analizar a fondo qué hay alrededor del mismo, además de los terroristas ejecutores, siendo conscientes de que, ahora mismo, no vamos a llegar a conocer toda una realidad inmersa en un juego de intereses, muchas veces transversales y cómplices entre sí. Y que la gran campaña de propaganda puesta en marcha contra el terrorismo por EEUU, Francia, la UE y Occidente en conjunto, aprovechando el impacto emocional de un acto criminal sobre el que hay serias sospechas sobre su autoría real, es, simplemente, el intento de continuar con la misma política de saqueo y dominio que ha generado la muerte de miles de personas en Palestina, Afganistán, Iraq, Libia, Siria y Ucrania, la destrucción material y el enfrentamiento entre sus pueblos, en un corto espacio de tiempo. En los últimos tres años, la creación, el impulso y la financiación de mercenarios y terroristas yihadistas por el “Occidente democrático”, Israel y sus socios de Arabia Saudí y Qatar, ha liquidado Iraq y Libia como países y estados e intenta hacer lo mismo con Siria. Hace pocos meses Israel asesinó a miles de palestinos y destruyó sus viviendas, continuando la política de ocupación de sus tierras. Es en todos estos hechos donde debemos poner el ojo en el momento de analizar los asesinatos de París, no permitiendo que se fragmente la verdad obviando que una parte importante de los principales creadores del terrorismo estaban presentes en la manifestación de París, con un criminal de guerra como Netanyahu en primera fila con las manos aún chorreando sangre, como ejemplo. Y el tratamiento dado al atentado contra Charlie Hebdo, la manifestación y simbología de la misma, extrapoladas y manipuladas como expresión anti musulmana, más el nuevo número de la revista distribuida por millones, ha puesto en marcha una dinámica de enfrentamiento religioso paralelo en los países de población musulmana alentada por los movimientos islamistas integristas y sus grupos yihadistas terroristas. Se está produciendo un importante aumento del enfrentamiento entre culturas y pueblos que, solapado tras la apariencia e imágenes de guerras religiosas, esconde el verdadero problema de fondo: el económico y social, la riqueza y el derroche de las minorías frente a la pobreza o miseria de las mayorías, algo todavía más lacerante e inductor de odios cuando está fundamentado en unas finanzas producto de la especulación y el saqueo y en el dominio colonial de las zonas más empobrecidas, que no pobres, del planeta.

Es por ello necesario, como intento expresar en el conjunto del artículo, entender la identificación entre riqueza, pobreza, violencias y guerras, las responsabilidades inherentes a esta situación y la forma de enfrentarse a ella con alternativas. Voy a utilizar el ejemplo de las elecciones griegas del próximo domingo, los vaticinios electorales en las encuestas y el papel que puede jugar Syriza en ellas y, sobre todo, después, cuando tenga que aplicar el programa defendido si gana las elecciones. Syriza habla de medidas concretas para hacer frente al derrumbe económico-financiero de Grecia, a la “austeridad” neoliberal que impone la UE, Alemania en primer término, y sus graves consecuencias sociales: el paro, la precariedad, la reducción de servicios elementales y el empobrecimiento de la mayoría trabajadora. Syriza plantea la renegociación de la deuda, inversiones productivas y recuperación de derechos sociales y servicios públicos básicos. De acuerdo con todo ello ya que es imprescindible restituir a la sociedad trabajadora lo perdido y sin poner esto en primer término es imposible hacer política y hacer frente a los principales golpes que recibe ésta. Pero, si esto se quedara aquí, no serviría de mucho cara al futuro, si no se acompañara de una denuncia permanente y de un reto. La denuncia: ustedes nos han llevado a la situación actual, quieren continuar con lo mismo y laminar a la sociedad crítica. Frente a su filosofía política y programa neoliberal proponemos, además de lo anterior, un nuevo modelo de sociedad basado en el desarrollo sostenible, en los derechos laborales y sociales, en el reparto del trabajo, en los servicios públicos de carácter universal, en la “austeridad proletaria”, en el desarme y la paz frente al armamentismo y la guerra, en la defensa de la Europa de los pueblos  ante la Europa de los oligopolios. Y la pregunta de fondo, suponiendo que gane Syriza y empiece a poner en marcha su programa y el capitalismo europeo e internacional empiece su verdadero boicot, es: ¿qué haremos, qué hará toda la izquierda europea y el centro-izquierda que se declara democrático para apoyar esta verdadera alternativa para Grecia y para toda Europa? Esta es la cuestión.

NO A LA GUERRA. NO A LA OTAN. LIBERTAD PARA MANNING. SOLIDARIDAD CON SNOWDEN.

Publicado en la columna Silbando la Internacional de la edición impresa de Mundo Obrero nº 281 de febrero 2015

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