Después de lo ocurrido en Grecia en los últimos años, con un desprestigio total de los dos partidos, "Democracia Nacional" y "Pasok", principales responsables políticos, junto al sistema financiero griego y europeo, del desastre económico y social, y el ascenso de Syriza empatando casi en votos con Democracia Nacional y superando ampliamente al Pasok, y, especialmente, desde el pasado enero con la victoria por mayoría de Syriza, la izquierda, como casi siempre, en sus análisis y opiniones, salta del pesimismo, y a veces la melancolía, al optimismo y al triunfalismo. En el caso griego creyendo que una victoria electoral en solitario de la izquierda en un pequeño país europeo de 12 millones de habitantes, en el marco de unos EEUU todavía hegemónicos imponiendo su ley, una UE subordinada a EEUU, como queda patente con el TTIP, y el dominio por parte del sistema financiero sobre todas las decisiones políticas, permitiría avanzar rapidamente hacia la implementación de políticas económicas y sociales enfrentadas al neoliberalismo y al pensamiento único. Syriza, sin otros procesos paralelos de avance político y electoral de la izquierda practicante en el conjunto de la UE, iba a quedar aislada e incapaz de hacer frente a la contraofensiva del sistema, de sus instituciones financieras y de las corrientes políticas hegemónicas: conservadores, liberales y socialdemócratas.
Ahora, parece que algunos de los que aplaudieron a Syriza e incluso se llamaban su referente en España, consideran que esta organización se ha vendido pura y simplemente al capital; para otros de la misma línea todo lo que ha hecho Syriza está bien hecho. Ni una cosa ni la otra. Es muy fácil hacer juicios descalificando a Syriza y a Tsipras en nombre de la verdad revolucionaria, o decir como justificación de las decisiones tomadas que está todo bien hecho ya que no quedaba otra alternativa. Yo quiero ser muy modesto en mis opiniones. Continúo considerando a Syriza parte de la izquierda europea, una izquierda que no está tan sobrada de argumentos y apoyos populares como para declararla sin más parte del capital. Y critico a Syriza por haber navegado hasta el referéndum entre un triunfalismo agitativo infundado para pasar después del mismo a una actitud de aceptación de practicamente todas las propuestas de la nomenclatura de la UE, la banca y Alemania en la mesa de negociación. El gobierno sabía directamente por el principal negociador Varufakis qué es lo que había encima de la mesa y hasta dónde estarían dispuestos a llegar. Si el gobierno griego sabía, o creía, que tendrían que aceptar una serie de cosas a las que se negaban ya en la campaña electoral que dio la victoria a Syriza, a santo de qué se convoca un referéndum para decir no a las propuestas de la UE e inmediatamente se aceptan todas: el total de la deuda, las privatizaciones, el recorte social...etc. Ahí están las incongruencias de un proceso del cual vale más que tomemos buena nota la izquierda que no renuncia a su programa y objetivos en vez de condenar a las tinieblas de la derecha a Syriza o a aplaudirla haga lo que haga sin una actitud critica constructiva. Y tener también muy en cuenta al sector de Syriza que se ha separado y ha creado su propio partido y que continuará formando parte de la izquierda griega y europea.
NO A LAS GUERRAS. NO A LAS BASES DE ROTA Y MORÓN.
LIBERTAD PARA CHELSEA MANNING. FIN DE LA PERSECUCIÓN FASCISTA CONTRA ASSANGE Y SNOWDEN.
Ahora, parece que algunos de los que aplaudieron a Syriza e incluso se llamaban su referente en España, consideran que esta organización se ha vendido pura y simplemente al capital; para otros de la misma línea todo lo que ha hecho Syriza está bien hecho. Ni una cosa ni la otra. Es muy fácil hacer juicios descalificando a Syriza y a Tsipras en nombre de la verdad revolucionaria, o decir como justificación de las decisiones tomadas que está todo bien hecho ya que no quedaba otra alternativa. Yo quiero ser muy modesto en mis opiniones. Continúo considerando a Syriza parte de la izquierda europea, una izquierda que no está tan sobrada de argumentos y apoyos populares como para declararla sin más parte del capital. Y critico a Syriza por haber navegado hasta el referéndum entre un triunfalismo agitativo infundado para pasar después del mismo a una actitud de aceptación de practicamente todas las propuestas de la nomenclatura de la UE, la banca y Alemania en la mesa de negociación. El gobierno sabía directamente por el principal negociador Varufakis qué es lo que había encima de la mesa y hasta dónde estarían dispuestos a llegar. Si el gobierno griego sabía, o creía, que tendrían que aceptar una serie de cosas a las que se negaban ya en la campaña electoral que dio la victoria a Syriza, a santo de qué se convoca un referéndum para decir no a las propuestas de la UE e inmediatamente se aceptan todas: el total de la deuda, las privatizaciones, el recorte social...etc. Ahí están las incongruencias de un proceso del cual vale más que tomemos buena nota la izquierda que no renuncia a su programa y objetivos en vez de condenar a las tinieblas de la derecha a Syriza o a aplaudirla haga lo que haga sin una actitud critica constructiva. Y tener también muy en cuenta al sector de Syriza que se ha separado y ha creado su propio partido y que continuará formando parte de la izquierda griega y europea.
NO A LAS GUERRAS. NO A LAS BASES DE ROTA Y MORÓN.
LIBERTAD PARA CHELSEA MANNING. FIN DE LA PERSECUCIÓN FASCISTA CONTRA ASSANGE Y SNOWDEN.
Yo no puedo dejar de pensar que Syriza estaba para hacer el trabajo sucio y que lo ha hecho muy bien. Cualquier otro partido no se hubiera atrevido o no hubiera podido ceder tanto en las negociaciones con la UE.
ResponderEliminarEsto lo hemos visto demasiadas veces en España, el PSOE iniciando o ahondando procesos en materia económica que el PP no hubiera podido iniciar porque la gente se habría opuesto de manera radical. Me refiero a las privatizaciones, a las reformas laborales, a los primeros recortes, a....
En fin, yo sinceramente no veo a Syriza ni a podemos en la izquierda económica.