Un poema de mi autoría en esta víspera de la Natividad. Evoco con estos versos el recuerdo de mi estancia en Maalula; ese pequeño pueblo sirio donde todavía se habla arameo, la lengua de Jesús. ¡Feliz Navidad a todos! ¡Aiid al Milaad saiida!
UNA FIESTA BAJO LA IGLESIA
Los focos visten de cava seco cada casa de Maalula
Cada edificio, cada cueva milenaria, cada iglesia
Cada planta, cada calle
Casas en la montaña, parte de la montaña misma
Que están oscuras y quietas
Como si contuvieran el aliento para no ser descubiertas
Ni por turistas ni por traidores
Cada edificio, cada cueva milenaria, cada iglesia
Cada planta, cada calle
Casas en la montaña, parte de la montaña misma
Que están oscuras y quietas
Como si contuvieran el aliento para no ser descubiertas
Ni por turistas ni por traidores
Se celebra una fiesta bajo una iglesia ortodoxa coqueta
Una pizca enrarecida por el neón azul eléctrico
Alrededor de la cruz del campanario
Como el maquillaje altera una belleza risueña
Una pizca enrarecida por el neón azul eléctrico
Alrededor de la cruz del campanario
Como el maquillaje altera una belleza risueña
Los jóvenes bailan dabke volteando pañuelos al aire
Alrededor de la improvisada pista, niños palmean
Sentados sobre sillas de madera vieja
Añeja como la lengua de Jesucristo, que hoy preservan
Alrededor de la improvisada pista, niños palmean
Sentados sobre sillas de madera vieja
Añeja como la lengua de Jesucristo, que hoy preservan
Los danzantes abandonan el baile frente a frente
Para tomarse las manos y trazar una serpiente gigante
Como una muralla humana gritando “¡jamás!”
A futuros lobos que, inhumanos, un día llegaran
De estepas extranjeras
Con encargo de liquidar todo vestigio de antigüedad
Para así realizar el sueño-leyenda “occidental”
De una tierra bárbara y ajena, a la que poder ordenar
Desde una superioridad producida en Despachos Ovales
A golpe venal de fanático mortero
Para tomarse las manos y trazar una serpiente gigante
Como una muralla humana gritando “¡jamás!”
A futuros lobos que, inhumanos, un día llegaran
De estepas extranjeras
Con encargo de liquidar todo vestigio de antigüedad
Para así realizar el sueño-leyenda “occidental”
De una tierra bárbara y ajena, a la que poder ordenar
Desde una superioridad producida en Despachos Ovales
A golpe venal de fanático mortero
Y cantan los lugareños a voces viscerales y dulces
Entregando su explosiva alegría a la concordia patria
Una canción libanesa que suena en todo lugar
Saben bien que, haciéndolo, se han adueñado de la fiesta
Y de los corazones espectadores
Y más de un barbarizante, si hubiera estado allí aquella tarde
Habría girado su odio contra tierras de crematística
Que hoy, sin embargo, a él le ordenan
Entregando su explosiva alegría a la concordia patria
Una canción libanesa que suena en todo lugar
Saben bien que, haciéndolo, se han adueñado de la fiesta
Y de los corazones espectadores
Y más de un barbarizante, si hubiera estado allí aquella tarde
Habría girado su odio contra tierras de crematística
Que hoy, sin embargo, a él le ordenan
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