LOS FASCISMOS NO NACEN SOLOS, SE CREAN. Y SE EXPRESAN TAMBIÉN EN DIVERSAS LENGUAS
Los fascismos, en su sentido diverso y profundo, sin necesidad de hablar sólo con el fusil, son un subproducto del capitalismo para hacer frente a diversas situaciones difíciles de controlar. Y como lo que digo tiene su complejidad política y puede parecer incomprensible, intentaré explicarlo sin alargarme mucho, ya que a estas alturas de la vida y con lo que sucede en el mundo, en España y en Catalunya, creo que hay suficientes elementos para entender, si hay voluntad y capacidad intelectual media para ello, la realidad actual a la luz de los hechos históricos e incluso de las experiencias concretas que hemos vivido.
Los fascismos no nacen solos, ni se escapan de una campana de vidrio con atmósfera inocua, son el producto de la contradicción objetiva de la lucha de clases, o como queráis llamarlo, en sus diferentes fases, episodios, coyunturas, situaciones económicas, sociales o político-culturales. Una de las formas más corrientes de llegar a él, y llevar a las personas, a los países y al mundo a la tragedia, es a través del desarrollo del nacionalismo, de un nacionalismo basado en una identidad humana, cultural y ancestral singular y diferente, muchas veces considerada superior a la de los demás colectivos humanos. Que nadie se confunda, el nacionalismo no tiene nada que ver con el patriotismo en un sentido de defensa de valores comunes, soberanía e independencia de pueblos y personas, que quiere compartir con todo el mundo. Pongo como un ejemplo de este patriotismo desde hace casi 60 años, Cuba y su Revolución para emanciparse del colonialismo económico y político de EEUU de América, a los más de 60 años de haberse librado del colonialismo español. Y otros ejemplos más antiguos de patriotismo, la resistencia francesa o italiana contra el nazi-fascismo, que era una versión más del enfrentamiento entre el capital por el dominio territorial y económico; sin prescindir de que previamente ya hubieron los prolegómenos nacionalistas en toda Europa que, en un momento de euforia económica y de alegría nacionalista patriotera de unos pueblos frente a otros, llevaron a la primera guerra mundial, con la terrible matanza entre obreros de los diversos países, a mayor gloria de los verdugos que los llevaron a la matanza, mientras ellos continuaron reservándose sus privilegios para el futuro; o como acto de patriotismo incontestable, la lucha por la liberación nacional de los pueblos vietnamita y argelino colonizados por la potencia imperial francesa.
Cuando los intereses bastardos del capital chocan entre sí, quienes pagan los trastos rotos son siempre los mismos, los pueblos, ya que transforman a las masas en turbas seguidoras de los más simples y groseros mensajes del último indeseable, sea en el caso que nos ocupa, "tribuno corrupto como Pujol, "enloquecido" como Puigdemont o "astuto" como Mas, los tres cómplices y corresponsables de las políticas más neoliberales, de privatizaciones del sector público empresarial y de los servicios sociales, recortes sociales y enriquecimientos corruptos de unos cuantos y de la financiación de su partido, desarrolladas en Catalunya, exactamente igual que las políticas practicadas por los gobiernos del PP en toda España.
Es el momento de decir basta a las actitudes fascistizantes, de exigir que no se les dé cancha desde los medios de comunicación, que muchas veces hacen de voceros de sus barbaridades. Es el momento de acabar con esta locura secesionista y recuperar, impulsar y organizar las acciones sociales postergadas, como la combativa y masiva de los pensionistas de toda España que ha culminado hoy en Madrid, después de largos días de dura marcha por sus derechos, que son los de todos. Es el momento de que la primera noticia sea el inicio del juicio de la Gürtel, iniciado hoy, y de todas las corrupciones, sean de quien sean, y no la independencia de Catalunya. Si el terrorismo de ETA durante un largo período, con acontecimientos relacionados como el 23 F de Tejero, fue una dificultad añadida a la necesidad de la movilización social en defensa de derechos laborales y sociales, actualmente la actuación de los nazional-índependentistas sirve para hacer desaparecer de la escena social y pública de Catalunya los graves problemas que afectan a una parte importante de la población trabajadora, que son el producto de las políticas conservadoras de la Generalitat, y con ello paralizar la defensa de derechos liquidados en la espera de ese futuro paraíso independiente que será Catalunya, fruto de las mentes calenturientas que lo pregonan. Frente al gobierno de Junts pel Sí y a la complicidad de la "izquierda" de Colau, Domènech, Fachín, Nuet, y el sindicalismo de los dirigentes entreguistas catalanes domesticados por el régimen separatista, es preciso que se levante la verdadera izquierda política, sindical e intelectual para decirles a todos los responsables del enfrentamiento actual: "VAYÁNSE, NO NOS LLEVEN AL DESASTRE". Es la hora de un gran cambio en Catalunya y en toda España. Simbolizado en personas concretas, con una gran responsabilidad con todo lo que está pasando y puede pasar, el golpista Puigdemont debe desaparecer de la escena pública, previa apertura de un proceso de normalización política basada en las leyes democráticas, Constitución y Estatut, y en todas las normas que las acompañan, y ser sustituido por personas que sean capaces de respetar las leyes comunes y los derechos democráticos de todos los catalanes. Y Rajoy, después de haber dejado enfangar la situación hasta límites insostenibles, sin actuar con una clara actitud y propuesta política desde el principio, debe acompañarle en el proceso. Yo les aconsejaría que sellasen esta etapa y abriesen una de nueva, sentándose ante un tablero de ajedrez para jugar una partida amistosa y larga, muy larga.
Es el momento de decir basta a las actitudes fascistizantes, de exigir que no se les dé cancha desde los medios de comunicación, que muchas veces hacen de voceros de sus barbaridades. Es el momento de acabar con esta locura secesionista y recuperar, impulsar y organizar las acciones sociales postergadas, como la combativa y masiva de los pensionistas de toda España que ha culminado hoy en Madrid, después de largos días de dura marcha por sus derechos, que son los de todos. Es el momento de que la primera noticia sea el inicio del juicio de la Gürtel, iniciado hoy, y de todas las corrupciones, sean de quien sean, y no la independencia de Catalunya. Si el terrorismo de ETA durante un largo período, con acontecimientos relacionados como el 23 F de Tejero, fue una dificultad añadida a la necesidad de la movilización social en defensa de derechos laborales y sociales, actualmente la actuación de los nazional-índependentistas sirve para hacer desaparecer de la escena social y pública de Catalunya los graves problemas que afectan a una parte importante de la población trabajadora, que son el producto de las políticas conservadoras de la Generalitat, y con ello paralizar la defensa de derechos liquidados en la espera de ese futuro paraíso independiente que será Catalunya, fruto de las mentes calenturientas que lo pregonan. Frente al gobierno de Junts pel Sí y a la complicidad de la "izquierda" de Colau, Domènech, Fachín, Nuet, y el sindicalismo de los dirigentes entreguistas catalanes domesticados por el régimen separatista, es preciso que se levante la verdadera izquierda política, sindical e intelectual para decirles a todos los responsables del enfrentamiento actual: "VAYÁNSE, NO NOS LLEVEN AL DESASTRE". Es la hora de un gran cambio en Catalunya y en toda España. Simbolizado en personas concretas, con una gran responsabilidad con todo lo que está pasando y puede pasar, el golpista Puigdemont debe desaparecer de la escena pública, previa apertura de un proceso de normalización política basada en las leyes democráticas, Constitución y Estatut, y en todas las normas que las acompañan, y ser sustituido por personas que sean capaces de respetar las leyes comunes y los derechos democráticos de todos los catalanes. Y Rajoy, después de haber dejado enfangar la situación hasta límites insostenibles, sin actuar con una clara actitud y propuesta política desde el principio, debe acompañarle en el proceso. Yo les aconsejaría que sellasen esta etapa y abriesen una de nueva, sentándose ante un tablero de ajedrez para jugar una partida amistosa y larga, muy larga.
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