Desautoriza a Zapatero ignorando las gestiones de éste para encontrar una salida política pacífica en Venezuela; dice que en Venezuela Maduro y el gobierno quieren instalar la "democracia orgánica de Franco", repitiendo aquello que dijo hace un tiempo de que en la dictadura chilena de Augusto Pinochet y en la España de Franco se respetaban más los derechos humanos que en la Venezuela de Maduro; y remata con que la situación de Venezuela "legitima" que los militares desobedezcan al Presidente Maduro, en un claro llamamiento al golpe de estado.
Y curioso que soy, se me ocurre preguntar a mí, no sería más interesante conocer las relaciones y negocios, si los hubo, de F. González y el empresario Enrique Sarasola, en América Latina y el mundo, sobre todo tipo de productos como el armamento, obras como el metro de Medellín en Colombia, o agencias de compra y venta, algunas con sede en paraísos fiscales, e incluso la relación de Sarasola, muerto en 2002, con el narco Pablo Escobar, que, según parece, participó en España en un homenaje dedicado al ya presidente de gobierno; o el porqué González no dice ni pío sobre la situación en el "democrático" Marruecos, donde tenía un solar de 5000 metros cuadrados en la playa Jbil de Tánger, una de las zonas más privilegiadas de la costa, en el que iba a construir una mansión con piscina y casa para el servicio por dos millones y medio de euros. Y que finalmente vendió el solar al principe Salman de la familia real saudita, que cambió Marbella por Tánger, al hacerse público el proyecto, algo que no gustó a Felipe González.
Tanto interés en defender a la derecha venezolana y tan poco en aclarar intereses y negocios propios en otras partes donde la democracia no está ni se la espera.
BUSQUEMOS MÁS. NO ESTÁN TODOS.
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