Hay rasgos en las personas en general que pueden hacer que estas puedan ser calificadas en muchos momentos de "chusma" humana que solo defiende sus intereses egoístas por encima de todo y de todos. Estos rasgos existen en todas las personas y se pueden acentuar por motivos de oportunismo personal en todos los colectivos que se agrupan y organizan para defender unas ideas, un programa, un discurso. Los rasgos mencionados se mezclan con los de signo contrario que definen a la gente por su honestidad y generosidad. Son también universales y existen en todos los seres humanos, individualmente y en su vida colectiva. Hay momentos en que unos rasgos predominan sobre otros en todos los individuos, según sus características, talante personal e intereses personales. Estoy hablando en términos muy generales.
Con todo lo dicho, es claro que no se trata aquí de obviar o relativizar la existencia contradictoria de las clases sociales antagónicas, o con intereses sociales enfrentados, existentes en el capitalismo, sea en el más duro y neoliberal o en el más "civilizado", sino de intentar ver los bagajes perversos que acarrean todas las personas por el hecho de serlo, aunque muchas veces los más débiles socialmente por el lugar que ocupan en el mercado de trabajo y en la sociedad, ni siquiera se enteran de esas contradicciones y antagonismos de clase, inmersos en la "propaganda" ideológica, demagógica y evanescente del sistema, sobre sociedad de mercado o de consumo. Se trata, pues, de echar un vistazo sobre la realidad y llegar a una conclusión primaria sobre la condición humana, para que quede claro que lo que he calificado de "chusma" tiene una categoría descriptiva de algo que recorre todo el género humano, independientemente del carácter ideológico de cada cual.
Volviendo a lo nuestro, a la política, no se puede decir que humanamente somos "chusma" por lo que pensamos y defendemos, a pesar de que hay ideologías y prácticas que por si solas arrastran a una actitud de egoísmo miserable y dictatorial, sino por lo que hacemos en la vida, personal o colectivamente. Con ello digo que el egoísmo y la ambición anida en todas las personas, estando en unos sitios colectivamente domesticada por un pensamiento social orientado a una democracia fuerte y real y a un pensamiento socialista emancipador, y en otros campa sin respeto por el pensamiento más conservador y reaccionario. Los rasgos de degradación humana y política lo mismo se dan en la derecha rancia, sea catalanista o españolista o en las " izquierdas nominales" de un lado y de otro. De todo ello tengo una larga experiencia personal.
Por todo lo dicho, encontramos personas en partidos de derechas con pensamiento liberal o conservador que son capaces, tanto de enfrentarse a sus propios compañeros de partido por intereses como de tener una relación solidaria y confortable con personas en las antípodas de su pensamiento. Y encontramos también personas que con un pensamiento teóricamente de izquierdas actúan en su propia organización como si cazaran enemigos en casa, con el solo objetivo de mantener sus intereses personales y sus puestecillos en el partido y en las instituciones. O sea, que actitudes de chusma las encontramos en todas partes. Con solo repasar las noticias publicadas en una década o dos en los medios públicos sobre los hechos acontecidos en los partidos comprobaremos lo que estoy afirmando.
Resumiendo para terminar, y quedando claro que no pretendo dar ninguna lección moral ni política, intentando únicamente sacar de mi pensamiento briznas de realidad que me interesan y preocupan, valgan estas simples palabras: controlemos el egoísmo personal, que no excluye la necesaria lucha de clases e intentemos adecuar el poder personal al bien común, no al revés.
Resumiendo para terminar, y quedando claro que no pretendo dar ninguna lección moral ni política, intentando únicamente sacar de mi pensamiento briznas de realidad que me interesan y preocupan, valgan estas simples palabras: controlemos el egoísmo personal, que no excluye la necesaria lucha de clases e intentemos adecuar el poder personal al bien común, no al revés.
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