REVOLUCIONES, REVUELTAS, CONTRARREVOLUCIONES. (Continuación).
Antes de continuar el desarrollo de Revolución, tal como la entiendo en líneas generales en sus aspectos concretos, permítanme intentar definir y calificar lo que está ocurriendo actualmente en la economía y la política, (imposición de la política neoliberal más despiadada, sin una oposición general masiva y fuerte), como una "revolución" del miedo, siendo consciente de que el miedo no es revolucionario y que pertenece más a la categoría de contrarrevolución.
La revolución sólo puede entenderse de una manera: como forma para superar las miserias, las desigualdades, la explotación, la opresión, la violencia y la guerra, y facilitar una vida más digna, pacífica y solidaria para todos y todas, con carácter universal. Siendo conscientes, además, de que cada proceso revolucionario tiene su propia dinámica, no hay un cliché calcado, aunque los objetivos finales son fundamentalmente los mismos. Esto significa construir la igualdad total ante los derechos colectivos y la libertad real de cada persona, sin menoscabar o impedir la libertad de todos y todas. Mi concepto de igualdad y libertad tiene poco que ver con el de la burguesía y el capitalismo. Su igualdad es la que marca el dominio que imponen y su libertad se centra en la libertad económica, de mercado, en la que tiunfa el que posee la capacidad de comprar, vender, trapichear, especular a gran escala, y controla las armas y los medios de comunicación y propaganda para imponer el pensamiento único.
A diferencia de la sociedad capitalista de mercado, yo defiendo como un objetivo final e inalienable una democracia de participación organizada, orientada al socialismo. Pero esto sería un simple enunciado genérico y retórico, si no fuera acompañado de un mínimo desarrollo. En primer lugar, es imprescindible conocer las necesidades reales de la colectividad humana en cada ámbito para organizar la satisfacción de las mismas. Y esto sólo es posible con la planificación democrática de necesidades y posibilidades. El mercado, como ha sido en la historia, debe cumplir un elemental papel de distribución de productos y servicios, y nada más. Frente a los que combaten la planificación como elemento de burocracia, corrupción e ineptitud, con señalarles el caos financiero, económico, social y bélico que han armado esos últimos años, sin ir más lejos, deberían callarse para siempre. No lo harán porque les va en ello el control y dominio de las riquezas por la minoría que la detenta. Y como no callarán y continuarán actuando igual, será imprescindible que nuestra voz y ejemplo sean más fuertes y cargados de razón. Y junto a la razón los mecanismos materiales: presupuestos suficientes, derivados de un sistema de impuestos progresivo y justo y una banca pública al servicio de las necesidades de un desarrollo económico, social y ecológico al servicio de toda la sociedad.
Dicho esto, pasemos a lo más concreto, aunque pueda parecer que es lo que queremos todos si atendemos a las promesas o programas electorales que, una vez obtenido el gobierno, van a la papelera. Una vida digna con carácter universal debe tener imperativamente algunos elementos básicos: nacer con garantías de sobrevivir, ser cuidado en la niñez, no ser explotado ni vejado; educarse desde el principio con total igualdad, atendiendo a las facultades concretas de cada persona, sin limitar ni discriminar las posibilidades de nadie, en un sistema educativo universal, público, laico y gratuito; una educacion que elimine títulos artificiales, cada vez más caros para la gente popular, que sólo atiende las exigencias de un mercado que luego ni tan siquiera da un puesto de trabajo en función de los estudios; una educación que tenga un sentido colectivo democrático y sea escuela de un humanismo orientado a la igualdad, lo cual exige profesionales preparados científicamente y con vocación.
Otro gran elemento básico es la salud. También aquí, el sistema debe ser rigurosamente universal, público y gratuíto, con profesionales de vocación y preparados; debe potenciarse la corresponsabilidad entre sistema y sociedad, para evitar tratos discriminatorios y no respetuosos por parte de los profesionales y actitudes agresivas, derroches y abusos por parte de los usuarios.
Complementando lo anterior, la cultura debe tener mecanismos de expresión, realización y selección objetiva de capacidades, sensibilidades y talentos para que cualquier persona tenga acceso a ella, como ejercitante y receptor.
La vivienda es un bien imprescindible para organizar la vida con seguridad. Hablo de la vivienda como uso, no como bien de mercado ni como abuso para especular. La vivienda debe ser fundamentalmente de alquiler, un alquiler acorde con el salario o la renta que se percibe, y pública.
En los paises economicamente desarrollados, parte de lo expuesto se ha conquistado historicamente por la lucha reivindicativa de los trabajadores y trabajadoras y las clases populares. Se está retrocediendo aceleradamente en derechos laborales, económicos y sociales, que creíamos definitivos. En los paises empobrecidos, o llamados eufemisticamente en desarrollo, no los han tenido nunca. En un caso se deben reconquistar y en el otro conquistar. Y es una lucha colectiva, que debe combatir el enfrentamiento entre pueblos y trabajadores, marchando en un mismo sentido. En los paises economicamente desarrollados, se debe reestructurar totalmente el sistema consumista parasitario y consolidar y potenciar los derechos colectivos; en los paises empobrecidos, se debe acelerar la puesta en marcha de los derechos básicos. Entre una realidad y otra debe haber la búsqueda permanente de la complementariedad, combatiendo la competitividad que convierte a cada país en enemigo del otro.
Lo expuesto hasta aquí debe ir acompañado de la cultura de la paz y la convivencia. Sobran fábricas de armamento, que deben reconvertirse para usos pacíficos, enfocados al desarrollo económico y social de cada país, en especial de los países económica y socialmente más atrasados. Se debe cambiar el crecimiento bruto, basado en gran parte en el consumismo, por un índice de desarrollo social y humano que contribuya a la justa satisfacción de las necesidades de todos y todas y nos produzca más alegría. Lo demás es continuar con lo mismo: crisis permanentes que afectan a la mayoría y producen miseria, pobreza solemne, enfrentamientos y guerras.
Soy consciente de que esto que yo considero elementos imprescindibles para una sociedad democrática y socialista, a unos les parecerá burgués y secundario frente al resplandor del paraíso que construyen dos veces a la semana y, a otros, una utopía irrealizable, más bien una quimera. Pues bien, a unos y otros, atrévanse a intentarlo, ya tendremos tiempo de juzgarlo. Para mí, el socialismo es, en primer lugar, un puesto de trabajo, la comida necesaria en la mesa, el agua potable, la educación y la salud, la vivienda, la paz y la convivencia, en una sociedad organizada en la que todo el mundo tenga obligaciones y derechos. Todo realizado con el trabajo material e intelectual de todos los hombres y de todas las mujeres con la plena igualdad entre unos y otras. Como dice el himno que la derecha repudia como antigualla y porque algo la intranquiliza: "no hay deberes sin derechos, ningún derecho sin deber".
DE NUEVO SIRIA, Y LIBIA COMO REFERENTE.
Liquidada Libia, y en manos del imperio y sus mercenarios, desaparecido sin combate el movimiento por la paz y contra la guerra, los sindicatos y partidos, con poquísimas excepciones, y un 15 M desflecado, todos apoyando, por activa o por pasiva, el humanismo de la OTAN, continuará, si no hay un vuelco espectacular, la saga de las intervenciones como si tal cosa, ya que sale muy barato saquear y destruir pueblos, contando, además, con la voz cómplice de una llamada izquierda, que no ha hecho ningún escrito con notorias firmas contra la guerra imperial en curso, ni contra el despliegue de EEUU en el Pacífico. Una "izquierda" que es muy diligente en denunciar dictadores, exactamente igual a como lo hacen los que bombardean, suministran armas y dinero a grupos de toda ralea para que incendien el paisaje y luego poder intervenir para restablecer la paz y la armonía. Mientras tanto, los residuos de las guerras de destrucción masiva continúan sembrando el paisaje de Irak o Afganistan de cadáveres y empiezan con atentados en Damasco que matan a decenas de personas. Vaya contraofensiva de Santiago Alba Rico, de Patricia Rivas y de Mónica García Prieto para demostrar lo malo que fue Gadafi y su régimen y lo malo que es Assad y el suyo. Santiago Alba Rico y Patricia Rivas entrevistan largamente a un personaje, que se me antoja manipulador, siniestro y oscuro, llamado Reed Lindsay, al que ponen como ejemplo de periodista comprometido con la verdad y con la revolución primaveral. Mónica García Prieto, antigua corresponsal de El Mundo, ahora de "Periodismo Humano" y "Cuarto Poder", es el elemento auxiliar de los otros dos, y de algunos más, para contarnos todo lo que desde el primer día nos están contando la OTAN, EEUU, Arabia Saudí, Rasmussen, Obama, Sarkozi, Cameron, Zapatero, Jiménez, Chacón, Rajoy, Aznar, Aguirre....Y sin variar ni el contenido ni el estilo. Esa gente, y los políticos, intelectuales, artistas e insignes diputados que les apoyan, han adoptado ya para siempre el panfleto Al Jazeera de Qatar como referencia incuestionable de la verdad. Hasta un Santiago González Vallejo, del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, se atreve a comparar Siria con el franquismo, u otro representante sirio, mercenario en la lejanía de su país, sin saberse exactamente qué hace y de qué vive, a Al Assad con Videla. Debo recordarles a los dos, y a los otros acompañantes, que los de la OTAN hicieron lo mismo con Libia desde el principio, comparando la realidad de este país con la de la IIª República española. Podrían ser algo más originales e inventarse un discurso que sonase a algo de izquierdas. He llegado a la conclusión de que mucha de esta gente no tiene conciencia, sino cinismo y desvergüenza. Si a esas alturas todavía no se han dado cuenta de que Libia y los crímenes de la OTAN ya no existen ni son noticia y que por donde pasan los EEUU, la OTAN y compinches, impera la destrucción, el odio, el enfrentamiento étnico-religioso y la violencia,
es que no les interesa conocer y divulgar la verdad en su totalidad. Nada mejor, pues, que hablar de dictaduras, sátrapas, derechos humanos, libertad y democracia. Patético el papel de los compañeros de viaje del neo colonialismo. Así ya no serán acusados de ser compañeros de viaje de los comunistas y ser tratados como tales. Y como la vida es dura, mejor arrimarse al sol que más calienta.
Nota. En la misma línea, retengan la información y el nombre de una componente de la charca directa de la guerra: Suzanne Nossel, Directora Ejecutiva de Amnistía Internacional en Estados Unidos. Esta señora trabaja en el Departamento de Estado como asistente de Hillary Clinton y su papel fue clave para que la ONU aprobase la intervención contra Libia. Ha trabajado también con Human Rights Watch, una organización, como AI, financiada y orientada desde la sala de máquinas del poder económico y político de EEUU y socios, a los que alguna vez les sacan trapitos sucios que todo el mundo conoce, para disimular y hacer su verdadera labor de zapa. No me fío de la mayoría de ONGs, independientemente de la buena fe, trabajo, dedicación y sacrificio de muchos de sus miembros.