Durante un largo periodo hemos considerado la cleptocracia un elemento de degradación de la sociedad, algo que nos remitía a una minoría inmoral que sólo sabía vivir a costa de los demás, robando. Poco a poco hemos ido conociendo más nuestras sociedades y hemos llegado a una conclusión definitiva: la cleptocracia es el estado natural del capitalismo actual. Se divide en dos, la legal, serie de leyes y normas para poder ganar mucho dinero en poco tiempo, sin importar cómo y a costa de quién, por tanto legal aunque ilegítima; y la ilegal, realizada sin respetar las leyes y normas. La cleptocracia tiene un emblema hasta ahora intocable: el mercado. Para no ir más lejos y entender bien el asunto, vamos a ver algunos ejemplos sobre la cleptocracia española: El sistema financiero, bolsas, bancos, sicavs, inmobiliarias diversas, forman parte de la cleptocracia legal; y dentro de ella se mueve la cleptocracia ilegal, los Gürtel, Palma Arenas, Malaya, EREs en Andalucía, y un largo etcétera.
La cleptocracia tiene dos hermanas gemelas, el derroche y la corrupción. Ahora que está de moda el recorte de servicios, salarios y pensiones, que se acusa a las administraciones central, autonómica y municipal, de ser las responsables del alto déficit público, es preciso aclarar las cosas: La primera es que el 50% del déficit es fruto de la crisis y la pérdida de actividad económica, que engloba deuda de entidades bancarias, empresas y particulares, y está muy vinculada a la burbuja inmobiliaria; el 40% es de la rebaja de impuestos que han practicado PSOE y PP; sólo el 10% lo produce el gasto público. Aclarado este pequeño detalle, si el déficit, sea de la administración central, de las comunidades autónomas o de los municipios, se produce por el gasto social público en sanidad, educación, dependencia..., no sólo no es derroche, sino que es justicia social, siempre que se haga racionalmente y no se escondan negocios en privatizaciones y corruptelas, o en mala gestión; si, en cambio, el déficit se produce por obras faraónicas sin ninguna utilidad práctica, ni para la economía productiva, ni para el bienestar social, podemos hablar de derroche, aunque los responsables del mismo nos hablen de que determinadas obras crean puestos de trabajo. Es en esas obras donde la corrupción y las corruptelas encuentran el terreno abonado y donde hay el principal y más inútil derroche, lo cual no quita la necesidad permanente de controlar si se producen derroches o no en la gestión de los servicios públicos básicos, en la creación de aparatos burocráticos innecesarios o en la forma de prestar los servicios.
Como conclusión, y consciente de que no hay soluciones automáticas y fáciles al sistema actual, que califico de cleptocracia, legal pero ilegítima, e ilegal, no creo que hayan más alternativas que no sean las de conocer las necesidades colectivas de la sociedad y las posibilidades reales de satisfacerlas. Esto presupone la subordinación del mercado de productos y servicios al principio de planificación democrática de la economía. Planificación democrática que no tiene nada que ver con la centralización burocrática de la economía y la asignación artificial de cuotas de producción o servicios. Muy al contrario, significa descentralizar la capacidad de conocer y analizar las diversas realidades, para establecer una coordinación de esfuerzos que las tenga en cuenta y, a partir de ahí, desarrollar las políticas adecuadas. Lo llamaría federalización de los conocimientos, de las prácticas y, obviamente, de las decisiones que se deban tomar, y los correspondientes presupuestos destinados a ello, que serán presupuestos basados en las necesidades reales y en las posibilidades de cubrirlas. Lo que digo está en las antípodas de la realidad actual y de las intenciones de las fuerzas económicas y políticas dominantes y de sus voceros y propagandistas, porque aunque tenga elementos de racionalización del capitalismo, en su fase actual de borrachera neoliberal fracasada, tiende hacia una federalización de carácter socializante, a lo cual se oponen y opondrán los que todavía manejan todos los resortes económicos y sociales porque la mayoría y sus instrumentos sociales, sindicales, políticos e intelectuales no ha sido capaz, o ni siquiera ha intentado, echarlos. He ahí el principal reto que tienen sindicatos, partidos y movimientos que, con más radicalidad o menos, han llegado a la conclusión de que seguir de la misma manera, con la misma política económica y social fracasada, esperando que llegue un milagro, sólo traerá más crisis para los de abajo, más paro, más precariedad, marginación e inseguridad. Hoy, 29 de febrero hay una movilización en la Europa comunitaria, no sé si en toda, contra los recortes sociales. Me parece poco y blando. Es hora de que en Europa la izquierda resurja con fuerza y recupere su protagonismo con un programa de cambio, que deje de ser un remedo, con tintes sociales, de los programas del capital. En España, se habla de otras movilizaciones continuadoras de la de hoy, e incluso de Huelga General. Eso está muy bien siempre y cuando se haga un trabajo masivo y en profundidad, de información, creación de conciencia crítica, movilización y defensa sin concesiones de ese programa de cambio, sin el cual pueden haber hasta algunas concesiones secundarias por parte del PP, de la CEOE y de sus aliados, pero dejando intacta la política fracasada y continuando la vía de reducción de las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría.
En la línea de lo anterior, además de trabajos más amplios elaborados por los sindicatos,por IU y por el PCE, recomiendo el panfleto de IU "Paremos la reforma laboral. Luchemos por nuestro futuro", y la hojilla del PCE "No a los recortes. Basta de chantajes".
SARKOZI. FRANCIA Y REINO UNIDO.
Estos dos países se ha convertido en los machacas de las políticas más reaccionarias de EEUU, en todos los aspectos y, especialmente, en el terreno de la violencia y de la guerra para sojuzgar países, apoderarse de sus riquezas y controlar militarmente los territorios para poder realizar sus desmanes con más impunidad. EEUU están agazapados en una segunda línea, dando orientaciones, cubriendo con su tecnología bélica y sus satélites los escenarios en conflicto, para impulsar a sus mercenarios, degradando la política y la diplomacia, convirtiendo la ONU en una parodia a su servicio, y vulnerando todas las leyes internacionales. Eso pasaba con Bush, ahora con el tándem Obama-Clinton.
En Europa, Sarkozi, acompañado de Cameron, se ha convertido en el gran bufón de EEUU. Un bufón peligroso, como ha demostrado en Libia y, ahora, en Siria. Un bufón que está pidiendo ya una nueva guerra de saqueo y dominio. Sarkozi, hay que decirlo todo, es en Francia, el bufón de la guerra, y puede hacer lo que le da la gana en ese sentido, porque el Partido Socialista Francés y toda la izquierda apoya su política belicista, esclavos ideológicos y anímicos que son del eurocentrismo y del otanismo. De momento no nace en Europa una alternativa económica y política, con una generación de dirigentes y gobernantes capaz de recoger las mejores tradiciones sociales, culturales y políticas. Por eso, personajillos de la talla moral y política de Zarkozi, dominan la escena sin ningún mérito para ello. La Francia, gobernada por un conservador como De Gaulle, que mantuvo la distancia con EEUU, o la Francia que dijo no a la guerra de Irak, ya no existe. Espero la derrota de Sarko-yes porque tengo la curiosidad por conocer qué harán los que ganen.