GRECIA, EUROPA. HACHAZO LABORAL Y PUEBLO

GRECIA HUELE A ROBO, GASES LACRIMÓGENOS Y HUMO DE INCENDIO.

Grecia arde y la pregunta inmediata es ¿y ahora qué? El robo al que han sido sometidas la clase trabajadora y popular griega por sus propios ladrones y los de la UE, con varios planes de reflotamiento económico que sólo han conseguido empobrecer aún más a la población; las grandes huelgas y manifestaciones tratadas con gases lacrimógenos, que han sido despreciadas y escarnecidas por la derecha económica, política y mediática griega y europea, han dado paso a una situación de emergencia que se expresó ayer con miles de manifestantes acorralando a un parlamento que estaba aprobando nuevas medidas contra los puestos de trabajo, los salarios, las pensiones, los servicios sociales públicos esenciales. Y Atenas ardió, y ardió Grecia y la pregunta inmediata es, ¿y ahora qué?

Las medidas neoliberales de la Europa del capital no han servido para nada en Grecia; las movilizaciones tampoco han conseguido impedir el desmontaje del estado social; los incendios no solucionan nada, aunque sean la última forma de protesta, a veces con provocaciones incluidas, ante los desmanes de sus "gobernantes", azuzados por el poder ilegítimo y mafioso de las autoridades económicas y políticas europeas. Cuando un pueblo se queda solo, no son suficientes una Huelga General, o 7, ni masivas manifestaciones populares contra la Dictadura del capital, si no van acompañadas de la coincidencia y solidaridad activas, por objetivos similares, en toda Europa. El movimiento sindical europeo en su conjunto es corresponsable del desastre griego por su pasividad y por su aceptación filosófica e ideológica del capitalismo realmente existente, en su versión más destructora, el neoliberalismo. También son responsables las organizaciones políticas, hermanas del PASOK griego, que todavía tienen la desvergüenza de proclamarse de izquierdas, o socialdemócratas, cuando hace mucho ya que han aceptado todas las tesis neoliberales y han renunciado a los más mínimos cambios que se propongan fuera del sistema capitalista. Y las organizaciones de izquierda, entre las cuales estamos nosotros, en el PIE o en los aledaños, que, salvo "contundentes" declaraciones, no han ido mucho más allá. De la derecha nominal europea, griega, o española, no hablemos, es la punta de lanza de todo lo que sucede, y busca, al lado de EEUU y el resto de socios del saqueo y la ineptidud, conseguir hacer irreversibles sus políticas.

Escuchaba esta mañana a los sesudos y sesudas tertulianos y tertulianas en radios y televisiones hablar de Grecia y los incendios. Había algunos y algunas que denunciaban a los verdaderos responsables de la situación griega y del mundo, pero la mayoría, después de condenar el fuego de los fanáticos, defendía a capa y espada todos los recortes hechos y por hacer en Grecia, argumentando, porque no les quedaba otro remedio, que la clase política es la culpable, pero que los trabajadores griegos son los más culpables porque vivían muy por encima de sus posibilidades y de las del país, cometían todo tipo de fraudes laborables y sociales y "más de 800.000 cobraban pensiones de los muertos"( la cita es textual, para investigarla). En resumen, acusan a las clases populares griegas de chorizos.

Me permito intentar una argumentación válida para Grecia, España y todos los países. Yo estoy radicalmente en contra del fraude laboral y social y del consumismo como forma de vida. Se debe combatir el fraude y el consumismo pero para hacerlo con éxito se debe saber cómo ha nacido y se ha desarrollado, para iniciar un proceso de rectificación. Si se acusa a los griegos y griegas de derrochadores y hasta de chorizos, la primera pregunta es, ¿quién les empujó, desde los mecanismos que crean opinión, costumbres y deformaciones en la sociedad? ¿Quién ha creado un mercado no sujeto prácticamente a ninguna ley democrática, en el que se pueden hundir países y empresas especulando, con tal de tener o mantener las ganancias más escandalosas en el plazo de tiempo más breve? ¿ quién impulsó la furia consumista entre los trabajadores, como si ésta fuera el acceso a la felicidad material, atándoles a créditos para toda la vida, desmotivándoles moralmente y desactivando su conciencia social? Yo no voy a defender en abstracto a los trabajadores, como si fueran los depositarios de la verdad social, ya que la aproximación a la verdad social sólo viene de la conciencia de clase, organizada en torno a unos objetivos de cambio democrático y socialista. Tampoco voy a aceptar que se convierta a los trabajadores y trabajadoras en los chivos expiatorios de los desastres que causa el sistema capitalista en sus diferentes versiones.

Para terminar, levanto mi voz en el desierto europeo y español para que no se deje al pueblo griego absolutamente solo. Que en las manifestaciones del día 19, como la fecha más cercana, la coincidencia de objetivos y la solidaridad con el pueblo griego, sean aspectos importantes para su lucha y la nuestra.

HACHAZO LABORAL Y EL PUEBLO EN SUS DECISIONES. LA ESCLAVITUD ES ANTICONSTITUCIONAL.

El día 19, y el 20, y el 21, y los siguientes días, semanas y meses, deben dar vida y hacer crecer un amplio, potente y consciente movimiento, no sólo de protesta y denuncia, sino también de alternativa a la derecha y a las políticas de derechas. CCOO y UGT parece que han empezado a darse cuenta de que continuando por la senda de negociar humo, la patronal y el gobierno van a imponer todo lo que les dé la gana, sin tener en cuenta para nada sus ya moderadísimas propuestas, que sólo intentan protegerse de un chaparrón cuando lo que está cayendo es un verdadero diluvio universal. La política de templar gaitas y aceptar acuerdos para que no sea peor, ha llegado desde hace tiempo al callejón sin salida de la claudicación. No es tiempo de paños calientes ni de frases melifluas, ni de crear falsas expectativas. Las cosas están mal y van a ir a peor en los próximos años. Merkel y los guardianes del casino europeo ya han aplaudido con manos y pies las medidas draconianas del gobierno del PP. Antes lo habían hecho los banqueros y sus mercenarios de oro. Pero, ojo, dicen que está muy bien como aperitivo pero que debe continuar. La reforma del PP es un golpe de estado contra los restos sociales que quedaban en la maltrecha Constitución. Rajoy mentía antes del 20 y ahora dice una parte de la verdad, ayudado por el Guindos de Lehman Brothers y de todo tipo de cuevas de Ali Babá, la aseada imagen de Soraya Sáenz de Santamaría y la empobrecida Cospedal,que ponen todo el énfasis para convencernos de que el PP es el verdadero defensor de los trabajadores. Esto sólo es posible cuando en nombre de los votos populares se ha hecho una política anti popular. Esto sólo es posible cuando para castigar o abandonar al PSOE, se vota al PP . No hay nada más absurdo que un/a trabajador/a votando a la derecha nominal para castigar las políticas de derechas de los que te son más próximos . Es lo que ha ocurrido, aquí y en todas partes. Espero que poco a poco se vaya creando aquí y en Europa la conciencia de que es necesario y posible cambiar, aunque para ello la izquierda política real, el sindicalismo que aún se reclama de clase y la intelectualidad que no ha renunciado a contribuir a dar luz verdadera a los cambios sociales, no esté pendiente de la voz de su amo, aquí el PSOE, y escuche el clamor sordo de las necesidades, penurias y sufrimientos de tanta gente.

Espero que CCOO, UGT y todos los movimientos sindicales que están a la izquierda de estas dos, hagan todo lo posible para unir esfuerzos, movilizar y organizar para cambiar, no para justificar que todo siga igual. La CES, presidida actualmente por Fernández Toxo, debe activar todos los efectivos en todos los países, con la consigna simple "con Grecia para otra Europa, la de los trabajadores". No quiero pecar de optimismo pero tampoco quiero que el pesimismo de la realidad nos conduzca a encerrarnos aún más en la soledad de nuestro individualismo. No es original decir "si luchas puedes ser derrotado, si no lo haces ya estás vencido". No es original pero es verdad y, a veces, las luchas con derrota germinan al tiempo como experiencias positivas que contribuyen a cambiar las cosas.