viernes, 6 de diciembre de 2019

LA CUMBRE DEL CLIMA: MUCHOS DE LOS QUE DEGRADAN Y ENSUCIAN MONTAN EL ESPECTÁCULO.


Como si el clima se degradase por las malas artes de un mago perverso o porque dejamos la puerta de la cocina abierta cuando freímos un huevo y sale el humo, se reúnen en Madrid miles de personas para hablar del asunto y tomar medidas urgentes antes, dicen, de que sea demasiado tarde. Y ni antes de la convocatoria ni ahora se dice qué papel ha jugado y juega el tipo de producción y consumismo capitalista neoliberal en un proceso de degradación de efectos tan nocivos, ni qué responsabilidad tendrán en ello los grandes grupos productivos y comerciales en la desigualdad territorial y humana y en el reparto de la riqueza, una causa fundamental más de la degradación de tierra, mar y aire.
Y todo esto es tan así que los grandes patrocinadores de esta y otras cumbres forman parte del grupo de productores y mercados comerciales más degradantes y contaminantes del mundo. Mientras apoyan, miman, llevan en una nube de amor paternal a Greta Thunberg, la niña que clama al cielo y llora, los lobbies que quieren controlar el movimiento que se moviliza contra el cambio climático continúan contribuyendo a degradar el clima. Lobbies del petróleo como el Rockefeller Brothers Found; o la financiera Bloomberg con un patrimonio de más de 53.000 millones de euros, que contribuye con  6 millones para la Cumbre; o Chris Hohn  un inversionista que es el segundo accionista de AENA, la empresa de los aeropuertos españoles, en los que no deben aterrizar aviones que contaminan y que, además, tiene acciones en Ferrovial, Abertis, Enagás....Es solo una muestra, hay más participantes a parecido nivel. Y, cosa a tener en cuenta, aunque solo sea a efectos informativos, gran parte de los países participantes, sino todos,  son miembros de la OTAN, que como es notorio es una organización para la paz, que no potencia la industria del armamento, ni hace guerras que matan personas, destruyen países y contaminan.
Resumiendo y sintetizando, la Cumbre y los principales protagonistas de la misma, y Greta Thunberg en primer plano como la niña que ablandará corazones contaminantes, convierten el grave problema de la degradación climática en algo que atañe exclusivamente a la conciencia individual, en un moralismo que nos vienen a decir: "Sean ustedes buenos y no contaminen tanto". O sea, que todo es un asunto individual en el cual las estructuras productivas y comerciales de la globalización neoliberal, los negocios y los inmensos beneficios que se obtienen con un derroche productivista capitalista de muchas cosas superfluas y prescindibles, no tienen nada que ver. Son otro tipo de cumbres las que hacen falta, las que pongan en primerísimo plano cosas tan elementales como: "Vivimos en el mundo más de 7.500 millones de personas; en qué condiciones se vive en uno u otro lugar; qué se produce y cómo se produce; qué es imprescindible, necesario y útil para vivir con bienestar, conocimiento y sensibilidad; como se distribuye la riqueza creada para que todas las personas gocen de una vida digna; qué hacer en España y en Europa, que es lo más cercano a nuestras vidas para contribuir a un cambio". Y como corolario, ¿"Es el actual sistema capitalista un sistema capaz de avanzar en la superación de las injusticias sociales, dar una vida decente a toda persona y evitar la destrucción de tierra, mar y aire"?.      

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