lunes, 14 de enero de 2019

RETRATO PARCIAL DE LA REALIDAD POLÍTICA.

Ausencia práctica de la lucha de clases con estrategia de cambio social, por parte del movimiento obrero, antaño sindical y políticamente organizado. Lucha de clases presente y activa en las diversas formas que consideran en cada momento los representantes económico-financieros y políticos del capital. Lucha de clases que remarcó ya hace tiempo el multimillonario George Buffet, afirmando ante una pregunta retórica: "Por supuesto que hay una guerra de clases, y la estamos ganando los ricos". Ello, a  pesar de que la explotación del trabajo humano y la opresión son tan duras como siempre, aunque aplicando en algunos casos formas sociales más matizadas y, aparentemente, menos brutales.
La sustitución de las dialécticas de clase entre poseedores y trabajadores representa una fragmentación de la sociedad y la creación y manipulación de entes sectoriales y grupales más manipulables por el poder económico y sus instrumentos políticos y de comunicación. Y así, lo colectivo queda difuminado en lo personal y privado, abriéndose paso una especie de concepción y práctica de todos contra todos, quedando al margen la lucha contra los poderosos y todo lo fundamental en la reivindicación de los derechos económicos y sociales de la mayoría y en la defensa radical de la paz frente a las guerras imperialistas y neocoloniales del capitalismo neoliberal actual, que continúan formando parte de sus métodos violentos para recuperar la más alta tasa de beneficios,  de control geopolítico de países y rutas y de mantener la fabricación de armamentos como una de sus industrias más productivas, aún a costa de la muerte de miles de personas  y de la destrucción de países enteros.
Frente a esa realidad no hay otra alternativa de trabajo para los comunistas y para el conjunto de la izquierda que no abdica de sus principios y valores, que recuperar plenamente su mejor actitud histórica: lucha de clases desde la defensa de las conquistas sociales, solidaridad entre todos los trabajadores, internacionalismo, colaboración y fraternidad entre los  pueblos del mundo, erradicación de la guerra como instrumento de intervención. O sea, combatir unidos y juntos, sin fragmentaciones artificiales de género o por orientaciones sexuales, ni por diferencias de lengua o identidades humanas o "nacionales" pretendidamente antagónicas. Luchar contra la desigualdad, la represión, la opresión y la utilización de sectores sociales populares para enfrentarlos a otros sectores asimismo populares. Combatir el machismo, no como una brutalidad y ansia de dominio que arranca de un núcleo perverso e ignoto del interior del hombre, sino como lo que es, un fenómeno social fruto del sistema patriarcal de explotación capitalista, que ha necesitado y necesita todavía de la sobreexplotación de la mujer en todos los órdenes de la vida: en el trabajo y el salario, en el hogar, en los derechos básicos de igualdad entre hombre y mujer. Castigo ejemplar a los comportamientos de violencia sexual y a los asesinatos.  
Para ir concluyendo este escrito y que sirva para activar un debate necesario, propongo también una reflexión a cuenta de algunas de las cosas que están ocurriendo en la actualidad y de las cuales somos escasamente conscientes. Una de ellas es la creación, según convenga en cada momento, de un movimiento progre y buenista; y, en otros casos, fomentar actitudes reaccionarias y neofascistas tipo VOX. Y en una y otra creación los problemas más agudos de la lucha de clases y de la guerra y la paz desaparecen. Ejemplos: el lanzamiento del 15 M de 2011, a pesar de que en él participamos activamente desde el primer momento gentes honestas y convencidas de que era necesario, fue un lanzamiento artificial programado para agitarlo todo y no cambiar nada. Recordad el "No nos representan", referente al conjunto de la realidad sindical y política, sin ningún matiz ni contenido de clase, ni de lucha contra la guerra y por la paz. Pongo un ejemplo que viví directamente. Yo participaba diariamente en una de las comisiones que se organizaban en las diversas plazas alrededor de la Puerta del Sol del Madrid para tratar de los asuntos más variados. En la comisión  donde participaba se hablaba de la situación internacional, de la guerra y la paz.... Pues bien, en aquellos momentos se estaba produciendo lo que llamaban "Acción militar en defensa de la vida", que era el bombardeo, la acción militar terrestre y el apoyo al terrorismo yihadista contra el gobierno y el pueblo de Libia, por parte de la OTAN y compañía, participando activamente España, gobernada entonces por el PSOE, con Zapatero de presidente del gobierno y las ministras Chacón de Defensa y Trinidad Jiménez de Exteriores. Un grupo de jóvenes me abordó en la puerta del Sol para que firmara un manifiesto oficial de los organizadores del 15 M. en referencia al "No nos representan" antes citado. Leí el manifiesto y ni una palabra de la guerra y de los bombardeos contra Libia, sino una vaga mención a la paz. Les dije que  porqué no se hablaba de la guerra y me contestaron que aquello era otra cosa. Toda una lección. Les dije que se guardaran el papel. Y mientras, en el centro de Sol, había quien todavía agitaba las manos en el aire en aquel gesto ridículo que habían inventado los adinerados promotores del 15 M. 
Y en que quedó aquello politicamente: en una especie de descalificación de la "casta" por parte de un partido recién formado, que dijo que el 15 M ya no existía porque ellos ya representaban directamente al movimiento y que ha actuado igual que la casta que decía combatir, balanceándose de un lado para otro, como bien se puede comprobar con solo tener un poco de sentido común y honestidad política.
Y ahora, al final de aquellas escapadas a la nada y a la disolución de un verdadero sentido de la lucha de clases y a una acción consecuente contra la guerra y por la paz, escapadas fomentadas, promocionadas y financiadas por una vertiente del capitalismo neoliberal pretendidamente social, nos encontramos en España con el vacío de una razonable y consistente actitud democrática de clase y con una guerra de banderas, agitadas desde todos los ángulos de los diversos capitalismos "patrios". Se crean reaccionarios independentismos periféricos que incluso apoyan y siguen muchos palanganeros de la "izquierda", y correlativamente surgen, o salen de su insignificancia y se hacen grandes, los oponentes desde el centralismo nacionalista asimismo reaccionario. Y mientras tanto, los unos y los otros que saben lo que quieren, hacen la misma política: engatusar todo lo que pueden para neutralizar la dinámica social de cambio real, robar todo lo que se pueda y vivir del cuento mientras dure. No sé porqué, pero me temo que hay políticas pretendidamente progres, que además de fragmentar la sociedad en divisiones de género artificiales y en grupúsculos, tienen la virtud de agitar las aguas del neofascismo. Es como una moneda de dos caras.               

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