Salimos a la calle como todos los años,como un ritual imprescindible de nuestra vieja militancia en el movimiento obrero,de nuestro permanente y continuado compromiso por algo tan elemental como defender unas mejores condiciones de vida ,aunque,tal como van las cosas,mejor sería decir para que no empeoren más las actuales y no se continúen perdiendo a diario,pellizco a pellizco,de crisis en crisis,de renuncia en renuncia, derechos laborales,sociales,económicos y de representación.
Salimos pocos,desorganizados por falta de un nervio reivindicativo fuerte,con consignas claudicantes que no tenían nada que ver con la realidad y,sobretodo,con la situación económica y social de millones de trabajadores y trabajadoras. Después de años de especulación inmobiliaria y financiera,de escandalosos beneficios de banca y empresas,de pérdida de participación salarial en la renta nacional,de precariedad en el empleo,de privatizaciones y erosión de los servicios públicos,la economía capitalista entra en crisis aquí y en todas partes mientras los contratos,sueldos,pluses y pensiones de los directivos y ejecutivos continúan siendo de escándalo. En España se concreta en un 20% de paro,en un millón trescientas mil familias sin ningún miembro trabajando,en el 40%de desempleo entre los menores de 25 años. Y sobre la mesa del llamado diálogo social, la propuesta de despedir más facilmente,con menos indemnización, elevar la edad de jubilación,acabar con la negociación colectiva y eliminar las garantías judiciales sobre las condiciones laborales.
Todo lo que ocurre,sin la más mínima exageración,debería significar un severísimo juicio a los responsables políticos y económicos. Sin embargo,las direcciones sindicales,dicen confiar en una milagrosa recuperación de la economía que,sin cambiar casi nada de lo que está hundiendo la economía y laminando derechos históricos conquistados por el movimiento obrero,permitirá empezar de nuevo la senda del crecimiento. Las direcciones sindicales deben preguntarse el por qué de la baja participación,la falta de convicción,coraje,emoción e,incluso,la desorganización del día 1. Deben analizar si,con la que está cayendo,una consigna como la pricipal de la convocatoria:¨Por el empleo con derechos y la garantía de nuestras pensiones¨no es la consigna de la derrota. Si a ello le añadimos la frase de Méndez,sobre un posible ¨conflicto laboral de alcance¨retrotrayéndonos a aquella época en que hasta nos censurábamos la palabra huelga,encontraremos las razones del porqué no acuden los trabajadores y trabajadoras,los empresarios que mandan y la derecha sin complejos se mueran de risa y los medios de comunicación en su conjunto escriban crónicas casi despreciativas. O, como estos periódicos internacionales que,hoy mismo,decían no entender la absoluta calma social en España.
En resumen,nos encontramos con un capitalismo inepto,que es un fracaso económico que produce desastres y es incapaz de crear una riqueza social y todavía esperamos el milagro de que las cosas se arreglen solas o las arreglen los que las han hundido siempre. No veo otra alternativa que crear pacientemente un bloque de cambio con un programa político,escueto y claro que articule un movimiento capaz de disputar el poder a la clase dominante,sin dejarse cooptar por ésta, ni engatusar por sus cantos de sirena.
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