AUTODETERMINACIÓN: 3 ARTÍCULOS RECOPILADOS
La intención de esta entrada del blog no es otra que la de recopilar tres artículos que han sido difundidos – muchas gracias a quienes lo han hecho - los últimos días, y que queremos compartir. Dos de ellos son muy recientes, y se refieren a la situación actual en Cataluña, con las demandas independentistas respecto de España de una buena parte de la sociedad catalana. O en su defecto, las demandas por un referéndum de autodeterminación. El otro es un texto de hace casi 19 años, escrito en 1998. Sin embargo, el orden por el cual los comentaremos brevemente, señalando las ideas que a nuestro parecer son más destacables, no responde a las fechas de publicación, sino más bien al orden histórico de los principales temas tratados en ellos.
No se trata de que suscribamos o no todo lo que se dice en ellos, o cómo se dice, ni de que muchas cosas no sean discutibles. La gracia está precisamente en que deberíamos discutirlas más, porque parece que nos encontramos en el paraíso de los lugares comunes, muchos de los cuales deberíamos poner en cuestión urgentemente. Y para ello, los tres textos aportan elementos que dan que pensar. Los tres, por cierto, están escritos por hombres, lo cual también da que pensar.
A la hora de analizar un hecho social, política o económicamente conviene situarse en un marco tanto ideológico como teórico. Es por esto que el primer texto que queremos compartir es uno del historiador José Luis Martín Ramos, publicado hace un par de meses en Rebelión. Éste lleva por título A PROPÓSITO DE LA INVOCACIÓN DE LA POSICIÓN DE LENIN SOBRE EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN, siendo en él clave el término “invocación”, acción de invocar, verbo que en muchas de sus definiciones remite al ritual y la magia, al amparo de fuerzas estimadas superiores, y por tanto incontestables. La cuestión no es tanto si Lenin es más o menos contestable respecto del tema de la autodeterminación, si no que se está recurriendo a él de forma descontextualizada y simplista en el mejor de los casos, y manipulada e intencionada en el peor. Una parte del independentismo catalán invoca a Lenin con pretensión de blindar el supuesto derecho de autodeterminación catalán, exento de todo condicionamiento o crítica, o a pesar de las posibles consecuencias negativas que su ejercicio pudiera conllevar a la práctica, para la sociedad en general o para la clase obrera en particular. Y no sólo una parte del independentismo catalán, también de la izquierda y buena parte del comunismo. Parece que todo el mundo quiere estar en el ritual místico.
Y es que si Lenin dijo algo, cómo no vamos a hacerle caso. Los problemas vienen cuando resulta que lo cosa no es tal fácil y que, según Lenin, dependerá de la situación. Como se dice en el artículo, “(…) “debemos supeditar [las cursivas son de Lenin] la reivindicación de la autodeterminación nacional justamente a los intereses de esa lucha”, la “lucha de clases del proletariado”; y esa lucha es considerada siempre por Lenin como la lucha del proletariado de todo un estado, que es única y no se fragmenta en sus partes nacionales cuando las haya”. Poco más que añadir, salvo que les recomendamos el artículo encarecidamente.
El segundo texto fue escrito en 1998 por James Petras, sociólogo estadounidense, y se titula LA AUTODETERMINACIÓN, UNA GRAN DECEPCIÓN, que en este caso está reproducido también en Rebelión. Éste fue escrito en el contexto de la guerra de los Balcanes, que arrasó Yugoslavia con multitud de conflictos interétnicos durante toda la década de los 90 del siglo pasado. No hace tanto de esto, y fue el Horror. Personalmente, hablar de lo sucedido en la guerra de los Balcanes es un ejercicio tremendamente doloroso. Confieso que a veces no he podido acabar de leer textos sobre el tema. Y si ya en general es algo horrible, como feminista, constatar la violencia que puede sufrir la mitad femenina de la población en los conflictos generalizados entre dsitintas entidades étnico-nacionales, es el Horror de los Horrores.
Esta guerra es la que lleva al autor a reflexionar “sobre nuestra respuesta automática de apoyo a llamamientos a favor de la autodeterminación que podrían resultar falsos y engañosos”. Hay muchas ideas destacables del texto, que en un momento hace una referencia explícita a Cataluña (recordemos que está escrito en 1998). Muy resumidamente, empieza revisando esta respuesta automática a causa de “miles de muertos, desplazados y vidas rotas” que le ha costado a toda la población de lo que fue Yugoslavia. Continúa por el hecho de que dichas naciones pasaran a ser Estados títeres de las potencias occidentales, entrando en los conflictos aprovechando el “divide y vencerás”. Estos Estados títeres que surgieron de la desmembración yugoslava están dirigidos por actores sociales y políticos con el sometimiento social en su agenda. Y pueden contener además, a pesar de que podamos considerarlas naciones oprimidas, otras minorías en su seno. Y éstas pueden ser oprimidas por las anteriormente oprimidas. Más allá del apoyo o no a las demanda de autodeterminación, lo que está claro es que “una federación yugoslava imperfecta en la que se negociaban las ventajas relativas de las distintas naciones era preferible con mucho a la destrucción, la muerte y la dependencia fomentada por los rabiosos chovinistas que siguen proclamando las virtudes de los estados independientes”.
Es por esto que el llamado derecho a la autodeterminación – cuyo ramake en Cataluña ha sido bautizado como “derecho a decidir” - puede resultar muy peligroso para los intereses y la vida de las clases trabajadoras, cuyo interés se menciona al final del primer artículo de esta recopilación, a propósito de Lenin: “la paz entre las naciones, porque ese es el interés de todas las clases trabajadoras y populares”. Y es su interés porque en un conflicto étnico-nacional, gobernado por élites chovinistas en un contexto de pequeños estados, éstas son las que más tienen que perder. Ya deberíamos saberlo. ¿Y qué tienen que ganar?
Seguramente estamos adelantando los acontecimientos en lo que se refiere a Cataluña. Es difícil pensar que en el escenario del conflicto por la independencia se pueda llegar a la violencia étnica. Esto no es Yugoslavia. Lo que nos lleva al tercer y último artículo que queríamos compartir, escrito por el periodista Ilya U. Topper, publicado en El Confidencial el pasado martes 19 de septiembre de 2017, titulado LA INDEPENDENCIA COMO RACISMO. DE CÓMO EUROPA VUELVE AL TRIBALISMO. A nuestro parecer, uno de los problemas del debate político actual en España – en general y también en el seno de la izquierda y el comunismo – es el consumo desenfrenado de discursos y consignas de uso interno en lo que se refiere al conflicto. Que si hay que estar a favor del “pueblo” de Cataluña que quiere votar, que si quién se salta más o menos la legalidad y por qué, que si estás con Cataluña o estás con España. Es poca la gente que presenta un análisis general e histórico y contextualizado a nivel de la región, que en este caso podría ser tanto el europeo como el de la costa mediterránea. Este artículo enmarca Cataluña en la historia de su región, recordando otros casos.
El autor se remite a casos como el kurdo y el kosovar, y en base a lo realmente ocurrido en éste último, responde a la pregunta “¿qué tenemos que ganar?”. Y la respuesta en clara: nada. Pero da igual, porque todo se remite a un sentimiento e idea muy simple: es mejor que cada nación se gobierne a sí misma. Cataluña sólo se puede gobernar desde Cataluña, que lo hará estupendamente y sin violencia porque la naturaleza del pueblo catalán es pacífica, democrática, dialogante y justa, como históricamente ha demostrado. Pues bien, ésta, señoras y señores, ésta es una idea racista aterradora, y no dice nada bueno de lo que subyace ahí. Y no crean, yo misma me aferro a ella un par o tres de veces a la semana durante un rato, deseando que jamás se pueda llegar a una situación ni remotamente parecida a otros conflictos interétnicos y nacionales de la historia reciente, como el de Yugoslavia.
Pero no nos engañemos: en España y Cataluña se puede llegar al horror tan fácilmente como en cualquier otra parte del mundo, si las condiciones se degradan lo suficiente. Sólo imagínenlo. Imaginen su ciudad, pueblo o provincia inmersos en una escalada de violencia derivada de enfrentamientos relativos a la identidad nacional en términos de “autogobierno”. Y además, en un contexto internacional con grandes potencias que pescan en los ríos revueltos, y que reconocen a los estados independientes o no de forma desigual y en función de sus intereses concretos.
Que el independentismo, liderado por la derecha catalana, se sea ahora – y se jacte – de ser pacífico y democrático no significa que vaya a serlo siempre y en cualquier circunstancia. No tendría sentido pensarlo. Puede dejar de serlo en virtud de que se está defendiendo a la nación no ya de la violencia del Estado, sino de quienes no hayan querido apoyarles políticamente, ya sea en las instituciones o en el conjunto de la sociedad, porque son los guardianes de la nación, son “los buenos”, los "democráticos" o lo que sea que se hayan autonombrado para justificar sus acciones en caso de no obtener lo que quieran. Ésta es la esencia del nacionalismo, que hace que la sociedad de una unidad determinada como nación piense que ella es la de “los buenos” frente a la otra a la que se enfrenta. Por esto el autor habla de cómo Europa vuelve al tribalismo. Desde la antropología, el término de “tribu” es más amplio que la conversión de las naciones en estados independientes, pero sirve para representar las posibles pugnas entre pequeños Estados nacionales enfrentados en plena era capitalista y neoliberal.
Todas estas son algunas de las ideas que consideramos relevantes para enfrentarnos a lo que viene, porque nos estamos jugando mucho, y las encontramos más o menos desarrolladas en los tres artículos. Creemos que conviene pensar en ellas y no dejarse llevar por el momento, ni por los sentimientos nacionales, ni análisis hechos en base a quienes son “los bueno”, o los “menos malos, ni en qué se supone que se debe esperar de alguien de izquierdas. Esto sería caer en dogmas, fórmulas que aplicamos a todos los casos sin ni siquiera tener que pensar. Y así nos conducen al desastre, especialmente para la clase trabajadora, que tantas veces es usada como excusa y como carne de cañón en los conflictos entre élites nacionales en el ejercicio del poder del Estado. Nuestras vidas no pueden estar a su servicio, porque esto se paga muy, muy caro. Demasiado caro. Y nadie debería sacrificar su vida, y menos la de otras personas, en vano.
Publicado 22nd September 2017 por Marina Pibernat Vila
Etiquetas: capitalismo Catalunya colonialismo feminismo historia lucha de clases. marxismo política racismo tradiciones violencia
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