viernes, 5 de noviembre de 2010

Varios.

No es alegre escribir sobre la derrota electoral de Obama y del Partido Demócrata frente a la derecha y la extrema derecha. Ni será alegre escribir de la victoria electoral del PP, si el PSOE pierde las próximas elecciones. Obama no es el responsable de la crísis económica,ésta se gestó y explotó, como siempre, porque el capitalismo es crísis, crísis general o parcial, y mucho más cuando liquida sus propias reglas de control financiero y económico. El neoliberalismo, la globalización del mercado, la gigantesta especulación, son los causantes de la crísis. Obama es sólo responsable de ser un servidor del sistema, que invierte sumas inmensas para salvarlo mientras una parte de la ciudadanía se hunde en la pobreza y pierde su hipóteca. Obama también es responsable de una retórica de promesas y el incumplimiento de las más elementales, con lo cual ha perdido una parte del apoyo que tuvo para cambiar la política conservadora y reaccionaria de Bush. Si el PSOE pierde las próximas elecciones llegará un PP que no tendrá que exagerar mucho sus políticas porque las del gobierno del PSOE son muy parecidas a las suyas. Obama y Zapatero son juguetes de un sistema que no han pretendido cambiar, aunque a Obama la derecha y extrema derecha le acusen de rojo y a Zapatero el PP lo tache de radical (¿de izquierdas?) e inútil y la derecha mediática golpista de bolchevique a eliminar. Cuando yo hablo de cambiar el sistema no estoy pensando en una revolución, sé en el mundo en que vivo, sino de abrir una nueva pespectiva en la que las ideas y prácticas sobre refomas claras del sistema se impulsen y se impongan por la fuerza de su razón y por los apoyos sociales. Zapatero tuvo un importante apoyó popular y lo ha perdido en parte, Obama ganó por goleada y ahora ha perdido. En ambos casos, además de no haber intentado cambiar los elementos más perversos del sistema, defraudando con ello a una parte de los votantes, ni tan siquiera se ha intentado organizar, unir y fortalecer a la parte de la sociedad más crítica con el sistema. El problema no es comunicar mejor, que también debe hacerse, sino de hacer lo que en su momento levantó la esperanza de mucha gente.

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