jueves, 1 de febrero de 2018

FRACASARON Y PERDIERON. NOS RINDEN Y ENTREGAN POR AGOTAMIENTO. TODAVÍA EL CULEBRÓN CATALÁN. 


Hay un asunto del que no quisiera hablar más y borrarlo de mi mente como si de un mal sueño se tratara. Un mal sueño en el que me han estafado y se han cargado de un largo plumazo todo mi patrimonio colectivo de compromiso y lucha por la verdad, la libertad, los derechos económicos y sociales de la mayoría que vive y trabaja y la solidaridad internacionalista. Y en su lugar quedará un miserable erial de fantasías identitarias, racistas e insolidarias, basadas en historietas truculentas inventadas. 
Es patético lo que continúa sucediendo con el procés, a pesar de estar acabado, y son patéticos los procesistas, los que mandan y los que obedecen. Los que se trabajaron durante décadas un adoctrinamiento cultural, educativo y político basado en manipulaciones y tergiversaciones de la historia y de la realidad e inventaron en el último trayecto un memorial de agravios para hacer frente a sus responsabilidades de mal gobierno, a sus robos y a las consecuencias de la última crisis financiero-capitalista, huyen o rinden cuentas ante una justicia y unas leyes. No siento alegría por sus derrotas ni por verles en la cárcel, siento pena humana por ellos y ellas y dolor por todo lo roto sin causa ni beneficio colectivo para la ciudadanía.  
No ha sido un episodio de la lucha de clases, ni por una alternativa política democrática, ni por el cambio social, ni por un mundo en paz y un internacionalismo solidario aquí y allá. Ha sido una quimera identitaria asumida por una parte de la sociedad autoengañada después de inventar historia, hechos y hasta biología.
¿Cómo arreglar esto? En primer lugar hacer lo imposible para no estropearlo más y, paralelamente, poner en marcha todos los mecanismos sociales, políticos, jurídicos y culturales para culminar un proceso de normalización social y política, que restituya plenamente la ley y la norma democráticas y la convivencia y acabe cuanto antes con la necesidad de procesos judiciales y con la permanencia de personas en la cárcel. A partir de ahí, ábranse todos los debates sobre lo que proponemos cada cual sobre España, Catalunya, UE y el mundo. O sea, normalizar el debate político y las consecuencias del mismo, por dialecticamente enconado que éste sea, repetando escrupulosamente las reglas del juego de las que colectivamente nos hemos dotado y nos dotaremos.
Una obsevación: de la misma manera que en Catalunya, el PDeCAT y socios no sirven para enderezar el entuerto y necesitan una alternativa, en el conjunto de España el PP no sirve para encabezar tan necesario proyecto. Ambos por diversas razones, las principales y compartidas su inmersión en el magma de la corrupción y el neoliberalismo. Y el aventurerismo en el caso del PDeCAT y socios y la ineptitud política en el caso del PP. Hace falta, pues, una alternativa capaz de hacer política democrática y desde la izquierda y no charlatanes del bla bla bla y auxiliares del secesionismo. Hacia ello intentamos avanzar.

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