miércoles, 18 de abril de 2018

UN ACTO POLÍTICO EN GRANADA, LLUVIA Y PAISAJE.
Marchando con el tren AVE, la niebla y la lluvia envuelven La Mancha, creando un misterioso vaho como si uno se fuera adentrando en una oscura realidad poética, o en un mundo de misterio que te aparta de la difícil, compleja, peligrosa, y al mismo tiempo, mediocre realidad que vivimos en España, en Europa y en el mundo. Mediocre, porque no hay nada más peligroso que ser gobernados por tipos y tipas peligrosos que son, además, un monumento a la mediocridad moral, intelectual y política, a pesar de rimbombantes declaraciones que, en vez de introducir seguridad y serenidad en los espíritus, introducen más angustia.
Volviendo al viaje y pasado ya Puertollano, ciudad de unos 50.000 habitantes, con una importante central térmica, y nuevas industrias de la energía, que sustituyen a las desaparecidas del carbón y que convierten Puertollano en una de las ciudades más importantes de Europa en energías renovables, llegamos al siempre impresionante Despeñaperros, con sus montes, riscos, desfiladeros, angostos valles y llanos entre montañas, sembrado todo de fresnos, sauces, encinas y alcornoques, apuntando ya el inicio de las grandes extensiones de olivos que cubren toda la provincia de Jaén y gran parte de Andalucía. Camino de Córdoba, los olivos continúan dibujando similar paisaje. De Córdoba a Antequera, donde me apeo para coger el autobús de enlace a Granada ya que el AVE sigue camino a Málaga. Pasamos por Santa Fé sin pararnos, para poder llegar llegar a Granada antes de que cierren, ya que es considerada por algún santaferino un suburbio de Santa Fé.
Ya en Granada a las 18.30, después de una hora y media de bus, me recogen los dirigentes del Foro para la Concordia Civil, convocantes del acto político en la Universidad, para instalarme en el hotel y volver a recogerme a las 7 y media y conducirme a la Facultad de Derecho, soportando un fuerte e interminable aguacero. Y como el tráfico en la ciudad es caótico por la organización del mismo, no sé si la ciudad da para que fuera de otra forma, dimos la vuelta por las zonas más comunes, o vulgares, de Granada, sin ver, ni siquiera de pasada, algo de la Granada monumental y bella. En la facultad una conferencia con el título "Una alternativa internacionalista, solidaria y de paz". Hace la presentación del orador el catedrático y rector de la facultad. El Presidente del Foro para la Concordia Civil, José Torné, además de hacer una presentación muy generosa con Paco Frutos, la acompaña de una breve pero interesante explicación política sobre el importante papel que el PCE jugó en España en una etapa muy dura y peligrosa, y posteriormente IU, lamentando que ahora estas dos organizaciones parecieran haberse esfumado. En el acto hubo más de 100 personas, la mayoría estudiantes y debo reconocer que fue muy interesante.
Al día siguiente a las 9.40 cojo de nuevo el bus a Antequera para conectar con el AVE. Vuelvo a pasar por delante de la capital Santa Fé, según mi amigo santaferino, pero el bus no se detiene, lo cual me produce un desagradable contratiempo ya que había quedado con Ceferino Isla, el inventor del pionono, para charlar un rato sobre un paisano suyo exiliado y pasear por la Calle Real catando uno de estos exquisitos dulces. Perdonad esta disquisición en forma de ironía. De la Granada monumental no he visto nada ya que las escasas 15 horas que he estado en la ciudad, siempre lloviendo y en coche para ir de un lado a otro por una encrucijada de calles, no han dado más de sí. Voy despidiéndome con amor de los campos, pueblos y villorios de esta bella Andalucia, que como La Mancha y Despeñaperros está muy verde por las lluvias caídas este invierno y por su cuidada y rica agricultura de olivos de todos los tamaños, de campos de habas, cebolletas y otros sembrados que no alcanzaba a distinguir su identidad por la rapidez con que circulábamos. También veo piscifactorías e industrias medias que completan el paisaje económico.
Y mientras, el sol que había salido en Granada se apaga y vuelve la lluvia. Y al parar el tren en Córdoba y pasar de nuevo por los campos y pueblos mojados me vienen a la memoria aquellos versos del universal poeta peruano, César Vallejo, en su soneto "Piedra negra sobre una piedra blanca": "Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo".
Quiero terminar esta breve crónica de un viaje pequeño, esperando que sea un poco de aire fresco y distendido para continuar viviendo y luchando, con unas sencillas palabras, inspiradas por las del gran poeta: "Guardaré en la memoria estas imágenes de lluvia, campos y gentes /////// para que me acompañen en mi existencia toda /////// sentiré que he vivido y vivo en una tierra maltratada, injusta, pero hermosa/////// y continuaré luchando para que campos, ciudades, mar, sol, lluvia, mujeres, hombres /////// se unan y solidaricen para construir una vida colectiva digna, fraternal y feliz".
Y cuando muera en aguacero o con sol radiante, que el recuerdo de este día y todos mis recuerdos me acompañen y os sonrían.
Despeñaperros.

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