viernes, 21 de octubre de 2011

"PLEGARIA": ARTÍCULO-POEMA DE LA ESCRITORA MERCEDES SORIANO EN "EL INDEPENDIENTE", ALREDEDOR DE LA PRIMERA GUERRA DEL GOLFO, EN 1991.

(MERCEDES SORIANO fue una importante escritora ( "Historia de no", "Contra vosotros", ¿Quién conoce a Otto Weininger?, entre otros libros publicados ). Desgraciadamente murió en 2002 a los 49 años. La muerte, con su ciega crueldad, segó la vida a una gran creadora. Escribió "PLEGARIA".

PLEGARIA.

Malditos su destrucción y su miseria. Malditos su armamento y su dinero. Malditos sus discursos, su dinero, sus expertos. Maldita su arrogancia, sus valores, sus periódicos. Maldita su voluntad, su gasolina. Maldito su progreso, sus edificios, sus autopistas, sus venenos. Maldito todo su ruido.

Malditos sean sus delirios de grandeza, la historia que se escriben, las excusas que se inventan, los caminos que se trazan. Malditos esta travesía del desierto, esta imposibilidad de calma, esta ausencia de música, este cielo negro, este frío, estas llamas que no cesan.

Malditos sus hogares repletos, sus moquetas, sus piscinas, sus espejos, el vino que se beben, la carne que mastican, el traje que se planchan y el water donde cagan.

Malditos sus invitados y sus siervos, el hilo que les une por teléfono, el fax que los transmite, la cámara que les filma, el flash que los alumbra, la pantalla que los muestra.

Malditos sus uniformes, malditas sus banderas y sus patrias, sus cuarteles y casernas, sus planes estratégicos, sus afanes de conquista, sus saludos y medallas.

Malditos este desasosiego, esta impotencia, este sentir que somos serie, número, nada, que nuestras voces son inútiles, que pasamos por ingenuos, por idiotas. Malditos estos tiempos de amenaza, esta falta de democracia, este parlamento que consiente, estos políticos que nos embarcan.

Maldito el desconcierto de ser un individuo y estar solo, maldita nuestra indecisión y la falta de coraje, maldito el elitismo, maldita comodidad, maldita brillantez.

Maldito consumo, maldita energía, maldita competencia. Malditos vuestros técnicos de ventas, vuestros asesores de imagen, vuestros guardaespaldas, vuestros despachos, los micrófonos que os amplifican, las cintas que os graban, el eco que os repite.

Malditos el miedo que sembráis,
las razones que imponéis,
el orden que os respalda
y los amos que os dictan.

Que el sueño no os acoja,
que las manos os tiemblen,
que la enfermedad os persiga,
que el hambre os ronde,
que no encontréis oído ni consuelo,
que la tierra y el mundo os extrañen.

Malditos sean setenta veces siete,
que no haya descanso para ellos,
que el estigma del oprobio les señale para siempre.
Que vuestros hijos os miren y no os reconozcan,
que os nieguen setenta veces siete,
que vuestra estirpe desaparezca.

¡AMÉN!


Recuerdo esta plegaria pensando en los mismos criminales que entonces y ahora siembran el mundo de miseria, guerras y muertos. Pongan ustedes nombres y apellidos a todos ellos y ellas, especialmente a los de aquí. Yo hoy la dedico a todos aquellos y aquellas que, por acción, omisión o pensamiento, han colaborado en esta guerra, en las anteriores y en las que preparan.

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