jueves, 27 de marzo de 2014

PREGUNTAS SOBRE HECHOS QUE SUCEDEN Y SE SUCEDEN

El capitalismo...cuenta con cómplices “izquierdistas” encargados de expandir en círculos de la izquierda la propaganda que previamente han elaborado los laboratorios del capital.

Alguien cree, especialmente si es del partido o de IU, que lo que ocurre en un largo proceso es una cadena de hechos casuales que coinciden en el tiempo? ¿Alguien cree que estos hechos son anécdotas internacionales debidas a la existencia de peligrosos sátrapas a los que hay que eliminar para liberar a los pueblos de su tiranía? ¿Alguien no cree que son el fruto de una permanente, persistente y preparadísima acción para desestabilizar y liquidar todo lo que no sea afín y dócil? ¿Alguien cree que los hechos que se suceden no tienen nada que ver con la lucha de clases, con la crisis irreversible del sistema capitalista como opción colectiva civilizada? Podríamos proponer más interrogantes pero si fuéramos capaces de explicar y hacer entendibles los anteriores e hilvanar una estrategia para responderles con propuestas de cambio, habríamos avanzado. 


El fascismo internacional, concepto del que no se debe abusar, sino bien usar, es, sin ninguna duda, una fase imprescindible del capitalismo actual. Siempre ha sido un recurso del capital en horas bajas, pero actualmente, tanto el fascismo blando, el que “democráticamente” se va cargando condiciones de vida y derechos adquiridos, amortizando el pensamiento crítico y la acción popular consecuente, sin aparente violencia, como el fascismo duro, el que se utiliza en Ucrania y en Venezuela estas semanas, tienen un único objetivo: liquidar cualquier experiencia o realidad que no pase por las horcas caudinas de los oligopolios del capital, en su fase más brutal. Y todo ello en nombre de la libertad, la democracia, los derechos humanos y el mercado. El proceso es siempre el mismo: protestas iniciales, provocaciones, buscar primeras víctimas, desembarco democrático siempre de EEUU, la UE, la OTAN, y los lacayos de segunda, choques armados y toma de edificios, formación de gobiernos paralelos, guerra civil y establecimiento de regímenes títeres. Una sola pancarta en Caracas lo explica todo “Queremos capitalismo, queremos libertad”. Decir de pasada, como algo obvio, que la democracia en su sentido profundo y también formal, se defiende en Venezuela y en otros sitios que intentan construir una sociedad justa y no desde las cuevas de los saqueadores y con las mentiras del fascismo que, nunca deberíamos olvidarlo y menos en época de crisis, arrastran a la aventura a una parte importante del pueblo. Y no olvidar tampoco los nombres de Bush, Obama (todavía ostenta el Nobel de la Paz), Clinton, Blair, Cameron, Sarkozi, Hollande, Aznar, Zapatero, Rajoy, Rasmussen…, citando sólo a unos pocos de los gobernantes implicados en crímenes de guerra más recientes.



Y, aunque parezca paradójico, el capitalismo, en versión liberal o fascista, cuenta con cómplices “izquierdistas”, que son los encargados de expandir en círculos de la izquierda la propaganda que, previamente, han elaborado los laboratorios del capital, sus think tank y sus medios de “información”. Estos cómplices, conscientes, o inconscientes en algunos casos, son los servicios auxiliares necesarios para que una parte de la izquierda trague las mentiras. Son los que ven “revoluciones de colores”, y “primaveras” en cada esquina. Y se ponen de su lado, con su repetida cantinela, desde Yugoslavia al menos, de que no están ni con unos, los “dictadores”, ni con otros, los que hacen las guerras o arman a mercenarios y terroristas. Estos “izquierdistas” son los que también nos denuncian como estalinistas y conspiranoicos a los que nos movilizamos para parar las guerras imperialistas contra pueblos y gobiernos, independientemente de la opinión que tengamos de esos gobiernos. Son, en definitiva, los que hacen revoluciones semanales sin haber hecho nunca una sola.



Como inicio de una conclusión, mientras no se declare con todas las consecuencias que el capitalismo es lo que mueve los hilos de los golpes de estado, ahora mismo en Siria, Ucrania y Venezuela, estaremos jugando a la “democracia”, siguiendo la dinámica que nos marcan los enterradores de ella. Y mientras esa necesaria declaración no vaya acompañada de la denuncia sin descanso de los actos de fascismo que se producen en el mundo, en la calle y centros de trabajo y estudio y en todas las instituciones en las que estemos presentes, exigiendo en éstas el pronunciamento claro contra la guerra, por la paz, por la justicia social y la solidaridad internacionalista entre los pueblos, no estaremos haciendo lo que escribimos en los papeles. Mientras se considere que una guerra en Iraq, Libia o Siria, o la violencia fascista organizada en Ucrania o Venezuela, son episodios internacionales que no nos afectan directamente, o contra los cuales no podemos hacer nada, contribuiremos con nuestra pasividad a las acciones criminales que protagoniza el fascismo disfrazado de defensor de la libertad, la democracia y los derechos humanos. La sabiduría política e intelectual que encierra la descripción de hechos criminales y la condena de estos, con la que nos ilustran a veces, no sirve de nada si no va acompañada de una permanente acción social para evitarlos. Creer que no es posible cambiar las cosas es considerarse derrotado a priori y conduce a la impotencia social y a la aceptación de las realidades más nefastas para la humanidad. Desde la izquierda que no abdica de su propuesta histórica de democracia y socialismo, y menos desde las filas de los que nos consideramos comunistas, podemos contentarnos con denuncias genéricas de la derecha, de sus actuaciones económicas, sociales y bélicas, pidiendo dimisiones de vez en cuando y haciendo algunas propuestas de reforma. Tener vocación de construir lo que hoy parece muy difícil, a pesar de la frase de la cantamañanas Elena Valenciano, conocida belicista reciclada desde los programas liberales a la pose izquierdista, afirmando que en Europa sólo pinta la derecha y la socialdemocracia, es decir la derecha sin complejos y los que hacen la política de derechas en nombre de la clase trabajadora. El dardo iba dirigido a IU, que no pinta nada, ni gobierna ni gobernará. Aviso para navegantes que hablan muy alegremente de la izquierda.



OBAMA, EL ÚNICO GESTO QUE ESPERO DE TI ES QUE SUELTES AL RESTO DE LOS CUBANOS REVOLUCIONARIOS SECUESTRADOS EN TUS CÁRCELES. Y A MANNING. Y CESES DE PERSEGUIR A ASSANGE Y SNOWDEN.


Publicado en el Nº 270 de la edición impresa de Mundo Obrero perteneciente al mes de marzo de 2014.

2 comentarios:

  1. Interesante artículo, como de costumbre, al que poco se puede añadir. No sé si habrás visto la entrevista al periodista belga Michel Collon en RT. Me parece bastante interesante y va en la línea de lo que aquí planteas, analizando todo lo sucedido desde la guerra otanista contra Yugoslavia tras la caída de la URSS. Como contraste a todo esto, tenemos el belicista artículo de Lluis Bassets en EL PAÍS, que si no lo has leído, te lo recomiendo para ver el grado de...(ya no sé ni como definirlo) de la línea editorial de ese medio autodenominado progresista. Por cierto, sigo viendo más contundencia en este tema en el partido alemán Die Linke (hoy se han manifestado en Bruselas por la visita de Obama) que en IU. Un saludo.

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  2. El imperialismo y fascismo junto con su utilización de la democracia para domesticar y esclavizar a los pueblos saqueándoles sus valores y recursos, como fases necesarias del capitalismo para seguir respirando, no son el oxígeno de la humanidad sino todo lo contrario. Hasta la victoria siempre sin toxicidad alguna en nuestros pulmones, sin dejarnos arrastrar por es gas tóxico que necesita el capital para vivir.

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