martes, 29 de mayo de 2018

 INTELIGENCIA POLÍTICA Y VACÍO. EL VACÍO NO EXISTE.


Desaparecida la inteligencia política y un sentido razonable de la dialéctica social, es relativamente fácil el desarrollo de un vacío que puede dar pie a todo tipo de situaciones, por esperpénticas que nos parezcan. Si ello va acompañado de la anulación o auto liquidación de una izquierda plural y bien organizada, con principios y valores éticos y políticos sólidos, tenemos el mejor, o peor, cuadro para que prosperen todo tipo de aventuras que, utilizando la política como un instrumento al servicio de los intereses más bastardos, es capaz de conducir a las sociedades a callejones sin salidas, de los que desaparezcan el más elemental buen sentido común. Diversas versiones de lo que digo, las podemos encontrar, sin ir más lejos, en Grecia, Italia y España, en primer lugar, como tres muestras de la realidad actual en toda Europa y en las Américas, potenciada por los mismos responsables del conjunto de males sociales y hambrunas, violencias y guerras que continúan azotando el mundo.
"ES EL CAPITALISMO, ESTÚPIDO", me podréis decir con razón. Y coincidiré en el principio de afirmación que constata una cosa archisabida y denunciada por activa y por pasiva, aunque inmediatamente preguntaré si la existencia del capitalismo, más ancestral  que nosotros, tiene que campar por sus lereles haciendo lo que le dé la gana sin oposición. Y más aun, constatando que en muchas otras ocasiones el capitalismo, a pesar de su fuerza no derrotada, ha sido contestado política y socialmente y ha tenido que acomodarse a una situación en la que no hacía lo que le daba la gana, si no lo que podía. El Movimiento Obrero y la izquierda en su conjunto, desde la que pactó un acuerdo de tolerancia mutua con el sistema capitalista, hasta la que siempre se ha pronunciado por su superación y por la implantación de un sistema social socialista, ha domesticado parcialmente el sentido depredador y asilvestrado del capitalismo. Pero últimamente, parece que desde la desaparición de la URSS, como un contrapoder mundial que dejó paso al sistema actual unipolar sin control,  con la globalización neoliberal y las finanzas y la economía al servicio estricto de la producción, en muchos casos parasitaria y sin ningún sentido de redistribución de la riqueza entre territorios y personas, ha desaparecido la política como instrumento para ordenar, equilibrar y civilizar la convivencia. 
En los tres casos señalados, el caso griego está claro: se ganan unas elecciones por mayoría absoluta y se pone en marcha un programa de cambio gradual para hacer frente al enorme agujero financiero de deuda internacional dejado por la socialdemocracia y la derecha griegas, deuda alentada en el derroche por los medios económicos y políticos internacionales en busca del más indecente beneficio. Y se exige al nuevo gobierno pago inmediato de la deuda-fraude. Este convoca un referéndum que gana por mayoría, e inmediatamente el gobierno ganador de Tsipras hace lo contrario a lo que han decidido los votantes y se entrega de pies y manos al corrupto capital internacional. El resultado es el recorte drástico de salarios, pensiones, condiciones laborales y sociales de las clases trabajadoras griegas, a pesar de las grandes movilizaciones, y la previsible vuelta al poder de la derecha-derecha. 
En Italia, viene de lejos, cuando en un acto de suicidio político sin parangón en la historia, el Partido Comunista Italiano, para ser aceptado por los EEUU y "creíble"  con su "nueva imagen", decide autodisolverse como tal, crear una pantomima de Partido de la Izquierda Democrática, para cambiar al poco tiempo a simple Partido Democrático para infundir menos sospechas, y practicamente desaparecer como fuerza organizada, dejando el terreno abonado, primero para Berlusconi y luego para los populismos de extrema derecha de la Liga Norte y el pupurri demagógico del movimiento de  las 5 Estrellas (M5E). Nos encontramos en Italia con uno de los más graves problemas políticos desde el final de la Segunda Guerra, que afecta a toda Europa en la economía, en la política, en la perspectiva de alumbrar un nuevo proceso democrático orientado a la izquierda y a un cambio posible por necesario. 
Y, en tercer lugar, España. Un partido gobernante corroído por la corrupción y un gobierno y un presidente de gobierno inútiles para cualquier tarea con perspectivas de hacer una política, conservadora como corresponde a su ideología, pero seria y coherente para saber a qué atenerse ahora y en el futuro. Si no la ha hecho en las cosas más acuciantes en los últimos años, dejando pudrir la situación en Catalunya, como un clamoroso caso de inutilidad política, menos lo va a hacer ahora de juzgado en juzgado. Se debe enviar al PP a la oposición para unos cuantas décadas. Pero si miramos al conjunto del panorama, no acaban los graves problemas políticos que afectan al país en el PP; ahí está el semidormido caso de la corrupción de los nacionalistas catalanes en el candelero, corrupción, según dicen, tan importante o más que la del PP. Y ya juzgándose la de los ERES en Andalucía que expresa una vertiente más de lo que puede ser la corrupción. 
Ante todo el panorama descrito, la conclusión a la que llego, con mucha voluntad y poco optimismo, es la que da título al artículo: Cuando fracasa la inteligencia política, y habida cuenta de que el vacío no existe, donde no hay política para analizar, abordar y buscar alternativas a los problemas colectivos desde la razón, la coherencia y el método, habrá otras "soluciones" que convertirán la política en puro cambalache de egoísmos enfrentados sin horizonte de solución racional. En los tres casos analizados es así, y la degradación de los mismos significa una degradación de la política en todo el entorno en que nos movemos. Volviendo al más cercano, es difícil que la "izquierda" española actual, gane o pierda la moción de censura contra el PP, tenga capacidad para poner en marcha una verdadera alternativa política con capacidad de actuación urgente y con perspectivas de consolidarse. Pero como hay lo que hay, pero milagros no, todas las personas, grupos y plataformas de debate político existentes y coincidentes en lo fundamental de los objetivos, deberemos actuar en esa situación defendiendo lo más justo y razonable para avanzar y consolidar una nueva realidad. Como construir una alternativa es imposible, por ello deberemos hacerlo. A pesar de los gobernantes y dirigentes corruptos o ineptos, o corruptos e ineptos. Y, a pesar, de los que les votan y siguen la corriente, tan culpables como aquellos.

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