El realquilado President de Puigdemont denuncia el fascismo y pide a todos los partidos que se pronuncien contra el mismo. Hasta aquí totalmente de acuerdo, tan de acuerdo que después de ver los titulares de la noticia hasta he estado a punto de llamarle para felicitarle. Sin embargo, se me ha ocurrido leer el conjunto de la noticia por aquello de estar bien documentado antes de pronunciarme sobre algo importante. Y cuál será mi sorpresa cuando veo que el "fascismo" gordo que molesta a Torra no es sólo y fundamentalmente el de una absoluta y aislada minoría fascista que comete agresiones, con lo cual compartiría mi repulsa, sino esa mala gente que arranca cruces de las playas públicas y descuelga lacitos amarillos de las verjas. Y he llegado a una primera conclusión, a Torra le molesta el "fascismo" de los que considera que tienen perfil españolazo y, sobre todo, la actitud de los que no comparten su "República hereditaria" racista y secesionista. Por eso, del fascismo catalán ni palabra. Para condenar todos los actos de base fascista se tiene que hablar también de las acciones reiteradas de los CDR y sus socios y compinches camuflados, en las calles, plazas, estaciones de metro, carreteras; se tienen que denunciar las pintadas en las sedes de los partidos no adictos al régimen, las amenazas directas y los insultos en las redes; se debe hablar de los desfiles paramilitares y encuadrados actuales, al estilo de los escamots de Estat Català de los nazi golpistas Dencás y hermanos Badia en 1934, tan homenajeados ellos por Torra y socios de La Generalitat, convirtiendo el espacio público de todos en un circo de connotaciones agresivas.
Y luego he recordado la breve historia de los hechos acontecidos en Catalunya el último año y me doy cuenta de que Torra y sus socios secesionistas mienten más que hablan: "Es la voluntad del pueblo de Catalunya" "España ha dado un golpe de Estado" dicen, en el mismo momento que el Govern de La Generalitat daba el verdadero golpe de Estado contra el Estatut, el Parlament, las normas democráticas de éste y los dictámenes de los letrados del mismo y la propia Constitución. Y añadían "De Catalunya no se irá ninguna empresa", "Europa y el mundo recibirán al nuevo Estado catalán con los brazos abiertos", etc, etc... Y aunque "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad", según Goebbels, y mantiene en la indigencia política a mucha gente durante demasiado tiempo, la realidad tozuda anda por otros caminos. Y esa realidad acaba abriéndose paso. Esperemos que lo haga sin hacer muchos más estropicios en la relación, convivencia y respeto de todas las personas que viven en Catalunya y en España.
Acabo diciéndole a Torra que el enfrentamiento racista, las humillaciones y el odio que se crean entre diversos sectores de la sociedad y el engaño permanente por la mentira, son los verdaderos peligros fascistas. Que si le queda todavía un atisbo de inteligencia, más allá del fanatismo religioso que profesa, que lo utilice.
Acabo diciéndole a Torra que el enfrentamiento racista, las humillaciones y el odio que se crean entre diversos sectores de la sociedad y el engaño permanente por la mentira, son los verdaderos peligros fascistas. Que si le queda todavía un atisbo de inteligencia, más allá del fanatismo religioso que profesa, que lo utilice.
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