miércoles, 26 de junio de 2019

CUÁNTO MÁS FRACASADOS INTELECTUALMENTE Y EN POLÍTICA, MÁS AGRESIVOS.

Los episodios grotescos pero con rasgos violentos fascistoides ocurridos en la Plaça Sant Jaume después de la elección de Colau como alcaldesa, o el vodevil en el pleno del ayuntamiento de Santa Coloma de Farners, y los diversos espectáculos en otros sitios, hablan a las claras, sin ningún subterfugio, que cada vez más desearían una Catalunya sojuzgada por el espíritu de aquel Josep Dencás, verdugo fascista catalán que cuando fracasó el golpe perpetrado en 1934, huyó por las alcantarillas y se fue a la Italia de Mussolini a que le protegiera su caudillo. Un Dencás, Consejero de Gobernación de la Generalitat, que ahora irrumpiría en la Plaça Sant Jaume acompañado de los hermanos Badía, especialmente con Miquel Badía, jefe superior de la policía de Catalunya, apodado "capità collons", vayan a saber por qué capitán cojones. Todos ellos impulsores y jefes de los "escamots", escuadras uniformadas y militarizadas de Estat Català, muy parecidas a las escuadras de otros países que acabaron como acabaron. Por eso, Torra, el personajillo que la desgracia, o la mala cabeza política de tirios y troyanos, ha colocado al frente de la Generalitat, después de otros que tal, rinde culto anual a Josep Dencàs y a los hermanos Badía, para que no decaiga el viejo sueño independentista reaccionario.   
Y mira por donde, la recién elegida Ada Colau pasó de lloriquear por la pérdida de la alcaldía, pérdida bien trabajada por sus anteriores (dis)funciones de alcaldesa, a colocarse de nuevo el fajín, gracias a los votos del PSC y a los de tres concejales de Manuel Valls cedidos gratuitamente. Y esto, que impulsó y aplaudió mucha gente que firmó manifiestos en apoyo de Colau, para evitar que Barcelona cayera en manos del prófugo del PSC, ahora independentista, Ernest Maragall, no sé si será peor como remedio que la propia enfermedad. Cuando una persona es una oportunista cuyos principales valores políticos y morales son "todo vale por una migaja de poder", y es jefa de una organización que se auto califica de izquierdas sin tener nada que ver con esta definición, no sabes lo que puede venir después de colocar como primer acto de la recién estrenada alcaldía el colgajo amarillo pidiendo la libertad de los golpistas juzgados y seguir con la matraca de auxiliar del independentismo y reiterarlo como si fuera un eco de Maragall, a pesar de que las huestes de este, de Torra, Puigdemont y compañía, la insulten y amenacen. Muchas veces no sabes qué es peor, si el original o la copia. 
Y así está el patio.

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