Ya sé que hay gentes diversas,defensoras del sistema o politicamente correctas con el sistema,que al leer el título de este artículo, exclamarán con sorna o displicente desprecio: ya vuelven las antiguallas comunistas con su paranoia anticapitalista. Y si se encuentran en grupo ,reunidos en tertulia radiofónica o televisiva,cobrando eh!,entonces se carcajean para demostrar que aunque se peleen como gatos panza arriba por intereses partidistas o accionariales,ante el enemigo común,el rojo irredento,hacen piña porque todos y todas defienden el mismo sistema y pensamiento únicos. A ninguno de ellos se le ocurrirá criticar el último acto dictatorial,o fascista,no lo sé bien,de las autoridades polacas aprobando multas o penas de cárcel para los que se atrevan a lucir una camiseta con la figura del Che o de Lenin,que,como todo el mundo sabe,son armas de destrucción masiva.
Yendo a lo nuestro,austeridad socialista o saqueo capitalista,sólo quiero hacer una breve reflexión: es radicalmente inmoral que los que están podridos de dinero,con cochazos,palacios y yates a su servicio, sean los encargados de reducir los escasos niveles de bienestar social de la inmensa mayoría de trabajadores y trabajadoras, para asi continuar gozando de los privilegios que les otorga el capitalismo. Que individuos que hunden empresas,como el tal Díaz Ferrán entre otros,en vez de esconderse bajo las piedras por los desmanes cometidos se atreva a encabezar el clan de los liquidadores de lo público,de los empleos estables,de los derechos sociales,es para poner en cuestión la posibilidad de un mundo gobernado por un ciego, conducido por un loco. Pero es todavía más grave que,en nombre de once millones de votos ,el gobierno mal llamado socialista, e incluso socialdemócrata,no solo ponga en marcha las políticas más liberales,aqui y en Europa,sino que,además,las defienda con la pasión del converso o,quizá,con la resignación del derrotado sin ideas. Cuando desde una representación política y electoral de la clase trabajadora se hacen cosas contrarias a los intereses de ésta,el resultado final es abrir el camino a los sectores más conservadores. No es por casualidad que los dirigentes del PP y,en especial,su Secretaria General,la inclita camarada Dolores de Cospedal,proclamen al PP el partido de los trabajadores. Y,créanme ustedes,la carcajada no se ha oido en casi ningún sitio porque cada vez es más difuso el papel del PSOE y del PP,de la derecha y de la izquierda, en el imaginario popular.
La izquierda debe defender un auténtico programa político de izquierdas fundamentado en la austeridad socialista,en cubrir las necesidades justas de cada persona según las posibilidades reales de producción y servicios que tenga la sociedad para garantizar una vida austera y digna para todos y todas. Entendiendo que lo válido para un país es válido para el mundo,no aceptando la continuación del derroche parasitario de una parte pivilegiada y minoritaria frente a la mayoría empobrecida. Los comunistas,la izquierda en general,más radical o más moderada,que no renuncian a la defensa de sus ideas,programas y cambio social deben encabezar un proceso de profunda rectificación de lo que está sucediendo,sin pretender o pensar que con cuatro consignas muy revolucionarias se va a vencer. Ahora mismo,en el momento más claro de la ineptitud y rapiña del capitalismo,cuando la izquierda debería desbordarse en la sociedad con propuestas alternativas y con una fuerza moral,intelectual y política capaz de convencer y organizar a amplias mayorías,es cuando más debilitada está para impulsar y realizar lo necesario. Siendo conscientes de ello,debemos tener la convicción de que cuando se trabaja en el buen sentido las cosas cambian. Unir fuerzas frente a los planes del capital,con medidas concretas ante cada cuestión y ligar esa acción cotidiana a una perspectiva de cambio que debemos explicar para que,progresivamente,forme parte del bagaje cultural y de lucha que permita reducir el actual alienamiento que ha impuesto el sistema y todos sus mercenarios. Austeridad socialista no es la miseria sino el reparto más justo posible de lo que hay. El derroche capitalista,se llame consumismo u otra cosa,es la miseria para muchas personas en muchos pueblos.
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