sábado, 3 de septiembre de 2011

SOBRE EL GOLPE CONSTITUCIONAL.

Cambiar la Constitución para aplacar a un hatajo de salteadores, que donde mejor estarían es en la cárcel, es una burla en diversas direcciones: en primer lugar a los trabajadores y trabajadoras, a los que se les roba empleo, salario, derechos sociales y pensiones; en segundo lugar es una burla al más elemental funcionamiento político, vaciando de contenido, a conveniencia de los intereses de la cueva de Ali Babá nacional e internacional, un instrumento de convivencia y participación colectiva; en tercer lugar es una declaración de guerra a todas las personas que se han movilizado, aquí y en todas partes, contra una política desastrosa que produce paro, pobreza, inseguridad y humillación; y, finalmente, es un aviso contundente de que no hay marcha atrás, de que el capitalismo y la servidumbre a lo que es y representa, es lo único existente.
Poco importa si las medidas son para hoy, para mañana, o alcancen 2019. Trabajan a largo plazo. Zapatero, su gobierno y su partido, quieren dejar las cosas atadas y bien atadas para que el PP pueda continuar con la misma política. Ambos partidos, acompañados de CiU, PNV, CC, UPN...,trabajan para un futuro sin sobresaltos. Ambos partidos están en contra de cualquier medida de carácter democrático o socialdemócrata. Son dos patas del sistema capitalista español, forman parte indisoluble, aunque secundaria, de la dictadura capitalista, en todo, sea la economía, las finanzas, la guerra, las libertades.
El golpe de estado que acaban de dar en el Parlamento es la imposición de la política fracasada que está llevando al mundo y a cada país a una situación muy peligrosa. Es la liquidación de las cautelas políticas democráticas y el desparpajo de hacer lo que les da la gana porque tienen instituciones, medios de propaganda, y policía. No es un acuerdo entre realidades distintas, con enfoques distintos de los problemas y las soluciones, en los que, antes de tomar una decisión de fondo que afecta a la inmensa mayoría de la sociedad, se informa a ésta, se busca la coincidencia posible y luego se vota. Es, para decirlo claro, una imposición dectatorial, aunque se disfrace en el Parlamento de norma democrática. Me ha parecido muy bien la actitud de Llamazares, impidiendo una nueva cacicada PSOE_PP_CiU.
Ahora se me ocurre una pregunta a disidentes que, según dicen, hay en el PSOE. ¿A qué esperan ustedes para largarse de este partido y, en la medida en que todavía crean y tengan ideas de izquierda, contribuyan a reforzar en la sociedad el movimiento de cambio? Un camino que será largo, duro, con altos y bajos, con derrotas y avances. Un camino que desembocará en una nueva realidad. No pienso en el fracaso porque éste sería demoledor para la vida y la dignidad de las personas.
En el mismo sentido, ¿a qué esperan los/as trabajadores/as, la gran mayoría, para decir, basta? ¿Esperan algo del PP para mejorar su vida? ¿Creen que votar al PP cambiará algo? Sólo hay un camino para avanzar: participar en todo tipo de actos y movilizaciones que vayan creando una mayoría social, en pensamiento y acción, y votar a IU el 20 de noviembre. Fuerza en la calle, centros de trabajo y de estudio y la máxima representación en el Parlamento y en todas las instituciones.

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