ALGUNAS MISCELÁNEAS DE LA ACTUALIDAD.
RAJOY SE EMPURA EN NUEVA YORK.
Desde la Nueva York del imperio, Rajoy glosa con entusiasmo y rinde tributo a todos los que se quedan en casa y no salen a la calle a protestar. Esos son los buenos. Un poquito más y recuerda los lejanos tiempos en que en España había la paz de los cementerios y las cárceles franquistas. Entonces salía poca gente a la calle a jugársela por sus derechos y reivindicaciones aunque había grandes e importantes luchas como la Huelga General de Asturias en 1962, a la que rindo homenaje en este año de su 50 Aniversario. Homenaje a los mineros y a las mujeres asturianas que nos dieron un ejemplo de coraje que perdurará siempre, y que se ha vuelto a expresar este verano con las huelgas y marchas de la minería castellana y leonesa, asturiana y aragonesa. A Rajoy le gusta el silencio de los que no se manifiestan y se quedan en casa, mientras se solaza detrás de las volutas de su habano, acompañado de otros farsantes como él. Rajoy no conoce las razones de muchos y muchas que no protestan y se quedan en casa porque ni él, ni nadie de su entorno, sufre miserias, necesidades y problemas, ni padece la limpieza de cerebro de sus medios de propaganda, que muchas veces anula la capacidad de resistencia de la mayoría. Algún día la tendencia conformista de esa mayoría que se deja llevar por la propaganda, se convertirá en conciencia de pueblo, en criterio, en inteligencia política y mandará al paro a Rajoy y a todos los que como él forman parte de la minoría explotadora y privilegiada.
Mientras, estemos codo a codo con los que en las calles expresan con la única arma de su voz y de su presencia, la denuncia de lo que impone la clase económica y política dominante y el compromiso de construir otra sociedad libre de parásitos e ineptos.
MEDIOS DE PROPAGANDA, MENTIRAS Y ÉTICA.
Esta mañana escuchaba en Onda Cero a tertulianos/as que, espoleados por el inefable matón de las ondas, Carlos Herrera que, a la más mínima, tacha de chusma a cualquiera, sea Hugo Chávez o Cañamero, decían que la democracia es la pluralidad de opiniones. Como esta mañana no tenía ganas de cabrearme ya que para ello ya hay suficientes motivos en la realidad cotidiana, proferí una obscena carcajada. Que personajes como Herrera y la mayoría de sus tertulianos/as se atrevan a hablar de la "democracia como pluralidad de opiniones" demuestra hasta que punto la ética profesional de muchos/as periodistas, que la defienden cada dos por tres, es un puro ejercicio de desvergüenza y de cinismo. Y no se crean que esto afecta sólo a la derecha orgánica tipo Herrera, Onda Cero, la Razón, ABC, Intereconomía o Libertad Digital. No, va más allá, he escuchado lo mismo en la SER, o en la cuarta y la sexta que, en teoría, están en las antípodas de las anteriores. Por cierto, Radio Nacional y TVE ya compiten en contenidos y personas con los medios conservadores y reaccionarios, haciendo buena la anterior etapa de comunicación del gobierno Zapatero. Todos los medios, públicos y privados, son, en asuntos fundamentales del sistema económico y político actual, el capitalismo español, diversas expresiones del pensamiento único, unos con un matiz y otros con otro, pero sin salirse del guión que marca el sistema. También en esto debe haber un cambio radical para que sea cierta la falacia actual de que "la democracia es pluralidad de opiniones". Las redes alternativas son muy importantes, sin perder de vista las de masas existentes. En los programas concretos de cambio debe figurar el control democrático de las mismas.
SOBRE LA CÉLEBRE "DESAFECCIÓN" POLÍTICA.
Últimamente en los medios, en las instituciones y hasta en los actos políticos, se habla con preocupación lastimera de la desafección de la ciudadanía a la política. ¿ Es extraño que sea así ? El régimen actual, de democracia representativa de baja intensidad, ha procurado siempre que la democracia fuera, única y exclusivamente, votar cada cuatro años para que los elegidos/as gestionasen el voto y si te he visto no me acuerdo hasta dentro de otros cuatro años. El programa que se presentaba a las elecciones era como el anuncio del todo más barato de cualquier gran superficie comercial. El programa era para no cumplirse.
El fraude más grande y espectacular se ha producido después de las últimas elecciones, por parte del PP. Mintió y engatusó para obtener los votos necesarios para gobernar, después del desastroso final del gobierno Zapatero, y cuando los tuvo hizo todo lo contrario de lo que había dicho en los principales asuntos. El PP ha demostrado hasta que punto se puede mentir para acceder al gobierno. Es ya un ejemplo casi insuperable. Lo que hace es ilegal y debería dimitir, aunque sé que no lo hará.
Defiendo unas pocas cosas elementales en ese sentido para recuperar gradualmente la credibilidad de la política: una ley que exija el cumplimiento estricto de los programas presentados y que rechace las promesas; en el caso de que haya aspectos importantes del programa del partido que forma gobierno que no se puedan realizar, una auditoría oficial con todas las garantías de control democrático, lo certificará. Los partidos políticos estarán obligados a rendir cuentas de su gestión y se tomará en sede parlamentaria las medidas pertinentes, según la ley, para que sea así. En cualquier caso, auditorías regulares del manejo del dinero público para que se sepa exactamente a donde y a quien va, sea persona o empresa, como forma de lucha concreta contra la corrupción, la de los corruptores que pagan y la de los corrompidos que cobran. Una reforma a fondo de la Ley Electoral, para hacerla estrictamente proporcional-una persona un voto- y la puesta en marcha de un sistema de referéndum que, según la entidad y el ámbito que afecte, tenga unas u otras características. Referéndums decisorios. Para que la participación sea real, masiva y politicamente importante, se deben arbitrar en la misma ley las formas concretas de participación y las obligaciones de información veraz por parte de las instituciones convocantes. Los partidos, o los movimientos promotores de una consulta deberán, asimismo, informar y debatir con la ciudadanía sus propuestas.
Lo que propongo no es nada nuevo pero es algo que me viene a la cabeza cuando escucho reiteradamente esta cantinela de la desafección, por parte de los responsables de que se produzca. Me suena a coartada de los que están bien así.
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