Como este concepto de populismo se ha generalizado tanto y sirve para un roto y para un descosido, me he decidido a decir algunas cosas que puedan servir para un debate real, sin trampas ni utilizaciones oportunistas positivas de los conceptos cuando se cree que le favorecen a uno, y negativas cuando combatimos el populismo de los otros. Para ser concreto, desde la izquierda calificamos el populismo de la derecha de reaccionario y de que desemboca muchas veces en el fascismo, y no vamos muy errados, y el de la izquierda lo ensalzamos, o aceptamos como imprescindible o necesario. Tampoco es así, se asume cuando no hay más remedio o es fruto de una situación histórica que se intenta superar con la organización de las clases trabajadoras y la elevación de su conciencia de clase.
Pablo Iglesias fue el otro día a la Universidad Complutense a hablar de populismos, no de otra cosa, supongo que es porque considera que esa antigualla de la conciencia de clase, igual que el socialismo y el comunismo, está pasada de moda, como si el valor del trabajo ante el subvalor depredador de la economía financiera especulativa y el mercado global del consumismo derrochador y destructor, hubiese perdido su sentido económico y social. Por ello llega a la transversalidad absoluta, "ni de derechas, ni de izquierdas", los de "arriba y los de abajo", "ricos y pobres", como formulaciones descriptivas que sustituyen a las teóricas, sociales y políticas. O cuando para tranquilizar al capital, Pablo Iglesias va a Wall Street para que no se tema su autopregonada llegada al gobierno.
Es un populismo acompañado de una especie de caudillismo que, para que se continúe hablando de él, busca, como "macho Alfa" que se autodeclara, el silencio de los corderos y se dirige a los periodistas con un "se os ve el miedo en los ojos", para acusarles de servir a sus dueños, cuando entiende que le atacan a él. Y la armó, como en otras muchas ocasiones, él, que es en gran parte un producto creado por la comunicación-propaganda de los medios "progres", cuyos dueños defienden exactamente lo mismo que todos los medios conservadores del tinglado: "un sistema intocable en sus raíces, al que sólo se le pueden poner pequeños parches, que no cambien su esencia, fundamentada como siempre en el valor del mercado globalizado, capitalista y controlado, y el beneficio privado como valor absoluto".
Cuando en política, desde pretendidas posiciones de izquierda, se contribuye, con propuestas sobre los más importantes asuntos, propuestas que cambian de la noche a la mañana según de donde sople el viento, al vaciamiento de los conceptos elementales de una política anticapitalista, de alternativa orientada al socialismo, con fuerte participación de una clase trabajadora cada vez más organizada y consciente, la rendición es total ante el poder verdadero, los que "ni de izquierdas ni de derechas", sino lo que exija la cuenta de resultados.
Para terminar, una observación. Desde los populismos de izquierda, con los cuales me siento comprometido cuando son fruto de una realidad y situación histórica, que siempre se basan en dirigentes con un carisma especial o extraordinario y capacidad de convencer a amplios sectores de las clases trabajadoras, considero imprescindible transformar el inicial populismo en organización y conciencia colectiva en la que el gran dirigente impulse, dirija, dé ejemplo, pero no sustituya al colectivo. Las mejoras laborales, sociales, en servicios públicos básicos, en definitiva, la mejora de las condiciones de vida y de trabajo para mucha gente, deben ir siempre acompañadas de la explicación de que las mejoras no son irreversibles, si no van acompañadas del cambio profundo en los modelos que han creado la desigualdad y la injusticia. Si la mejora significativa de las condiciones de vida representa sólo la creación de una clase media con conciencia de clase media y no con conciencia de clase colectiva, a la larga , o en la primera crisis, la derecha, con todo tipo de campañas, maniobras, violencias y golpes institucionales volverá a ganar las elecciones y liquidará gran parte de lo conquistado, produciéndose retrocesos de todo tipo. Algunos ejemplos los tenemos, tanto en Argentina como en Brasil, y en gran parte en Venezuela.
NO SE TRATA DE REPETIR CONSIGNAS, SINO DE ENTENDER ALGO MUY SIMPLE: LA MEJORA GENERAL, DE FONDO, ESTABLE Y EQUILIBRADA, DE LAS CONDICIONES DE VIDA Y DE TRABAJO, SÓLO SE PRODUCIRÁ SI LA CLASE TRABAJADORA LAS IMPONGA Y DEFIENDA E INTRODUZCA LOS CAMBIOS NECESARIOS EN EL SISTEMA PRODUCTIVO, ECONÓMICO Y SOCIAL.
Es un populismo acompañado de una especie de caudillismo que, para que se continúe hablando de él, busca, como "macho Alfa" que se autodeclara, el silencio de los corderos y se dirige a los periodistas con un "se os ve el miedo en los ojos", para acusarles de servir a sus dueños, cuando entiende que le atacan a él. Y la armó, como en otras muchas ocasiones, él, que es en gran parte un producto creado por la comunicación-propaganda de los medios "progres", cuyos dueños defienden exactamente lo mismo que todos los medios conservadores del tinglado: "un sistema intocable en sus raíces, al que sólo se le pueden poner pequeños parches, que no cambien su esencia, fundamentada como siempre en el valor del mercado globalizado, capitalista y controlado, y el beneficio privado como valor absoluto".
Cuando en política, desde pretendidas posiciones de izquierda, se contribuye, con propuestas sobre los más importantes asuntos, propuestas que cambian de la noche a la mañana según de donde sople el viento, al vaciamiento de los conceptos elementales de una política anticapitalista, de alternativa orientada al socialismo, con fuerte participación de una clase trabajadora cada vez más organizada y consciente, la rendición es total ante el poder verdadero, los que "ni de izquierdas ni de derechas", sino lo que exija la cuenta de resultados.
Para terminar, una observación. Desde los populismos de izquierda, con los cuales me siento comprometido cuando son fruto de una realidad y situación histórica, que siempre se basan en dirigentes con un carisma especial o extraordinario y capacidad de convencer a amplios sectores de las clases trabajadoras, considero imprescindible transformar el inicial populismo en organización y conciencia colectiva en la que el gran dirigente impulse, dirija, dé ejemplo, pero no sustituya al colectivo. Las mejoras laborales, sociales, en servicios públicos básicos, en definitiva, la mejora de las condiciones de vida y de trabajo para mucha gente, deben ir siempre acompañadas de la explicación de que las mejoras no son irreversibles, si no van acompañadas del cambio profundo en los modelos que han creado la desigualdad y la injusticia. Si la mejora significativa de las condiciones de vida representa sólo la creación de una clase media con conciencia de clase media y no con conciencia de clase colectiva, a la larga , o en la primera crisis, la derecha, con todo tipo de campañas, maniobras, violencias y golpes institucionales volverá a ganar las elecciones y liquidará gran parte de lo conquistado, produciéndose retrocesos de todo tipo. Algunos ejemplos los tenemos, tanto en Argentina como en Brasil, y en gran parte en Venezuela.
NO SE TRATA DE REPETIR CONSIGNAS, SINO DE ENTENDER ALGO MUY SIMPLE: LA MEJORA GENERAL, DE FONDO, ESTABLE Y EQUILIBRADA, DE LAS CONDICIONES DE VIDA Y DE TRABAJO, SÓLO SE PRODUCIRÁ SI LA CLASE TRABAJADORA LAS IMPONGA Y DEFIENDA E INTRODUZCA LOS CAMBIOS NECESARIOS EN EL SISTEMA PRODUCTIVO, ECONÓMICO Y SOCIAL.
Joao Pedro Stádile, del Movimiento Sin Tierra de Brasil, aporta en el sentido que hablas sobre las condiciones subjetivas, las conciencias de clase tras el ascenso soci-económico impulsado por gobiernos progresistas o desarrollistas como él los llama. Está clara la diferencia de planteo anticapitalista iniciado por Chávez y seguido por Evo. Adjuntaré enlace en próximo comentario.
ResponderEliminar“El error de Dilma y Lula fue proponer una fórmula de ...
ResponderEliminarwww.librered.net/?p=43979
Este es artículo que cité en el comentario anterior, publicado hace dos días