Este artículo sólo puede empezar con un entrañable recuerdo a Paco García Salve, el compañero-camarada de tantas luchas en las épocas franquistas; a Berta Cáceres, luchadora de los derechos sociales y humanos de la clase trabajadora e indígena de Honduras, defensora de la tierra como lugar para vivir, no para destruir, asesinada por los mercenarios a sueldo del capital y a su compañero Nelson García asesinado cuatro días después; a Delmer Berg, el último superviviente de la Brigada Lincoln norteamericana, una de las heroicas Brigadas Internacionales que vinieron a luchar, defender y, en muchos casos, morir, en defensa de la IIª República Española, contra el fascismo, por la libertad y el socialismo. En estas tres personas simbolizo el recuerdo, dolor y pésame por los que nos han dejado después de compartir muchos sacrificios y frustraciones, pero también convicciones, solidaridades y voluntad de construir otra realidad de justicia social e igualdad para todas las personas y todos los pueblos del mundo. Que me perdonen los muchos que no cito.
En un mismo sentido pero como algo dramáticamente vivo, trágico o angustioso para los que lo viven, ya no un recuerdo, sino el firme compromiso de hacer lo imposible para que termine este tráfico de seres humanos, este exilio forzoso de millones de personas, que arriesgan su vida o mueren en el mar, huyendo de la muerte, la destrucción y el hambre en busca de un lugar en el que poder vivir en paz. Miles de niñas y niños, que son las primeras e indefensas víctimas de la barbarie, muriendo, quedando abandonados a corta edad, o siendo secuestrados por bandas de criminales organizados para explotarlos como carne humana y venderlos. El más firme compromiso de hacer lo imposible para que no continúen hacinados en los campos de frío, lluvia y barro en las fronteras cerradas de Europa, intercambiados como mercancía con Turquía, después del acuerdo de la Unión Europea con este país para devolver a los "indeseados" y sean encerrados en nuevos campos de internamiento para apartarlos de la circulación, al estilo de lo que hizo el nazismo y el fascismo en otras épocas, o sin ir más lejos, está haciendo el sionismo con el pueblo palestino. La solidaridad con los "refugiados" no puede ser una especie de obra de caridad con los más pobres, sino un acto de justicia de cada persona, gobierno, o del conjunto de la UE, con personas que huyen de la muerte, destrucción y hambre que han creado las guerras imperialistas y el saqueo de las riquezas de los pueblos.
Muestro mi total solidaridad con Lula da Silva, con Dilma Rousseff, con el Partido de los Trabajadores y con el pueblo de Brasil, que al igual que en Argentina y Venezuela, sufre el ataque más brutal del capitalismo de EEUU y mundial.
En España continuamos con el culebrón. No hay gobierno, ni de momento posibilidades de que lo haya y tenga la perspectiva de durar y poder gobernar. No voy a dedicar más tiempo al asunto. Esperemos. Cuando no se puede hacer nada para dar un empujón a algo, lo mejor es dedicar el tiempo a lo que te es más cercano. Y lo más cercano para mí es el Congreso del PCE, que no sé qué va a dar de sí, y la Asamblea de IU, de la que aún sé menos. Veo demasiados interrogantes, contradicciones, dudas y oportunismos, en un momento en que se debería actuar con unidad, coherencia y claridad en la defensa sin complejos de un programa político, de una identidad y de un proyecto estratégico, sin ningún tipo de concesión a modas snob sobre la imagen, o la guerra de generaciones, absoluta chorrada donde las haya. El peor resultado electoral de IU el 20D se ha visto agravado por la deserción de tres diputados/as elegidos, que han escogido un lugar al sol más confortable para sus intereses.
Movilización en la calle, centros de trabajo y estudio e instituciones, contra las decisiones miserables de la UE sobre los refugiados. Movilización en España para una verdadera política de izquierdas para una verdadera alternativa de cambio.
Publicado en la columna de Mundo Obrero, "Paz, Internacionalismo, Socialismo", nº 295 de abril de 2016
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