No sé porqué me huelo que el PSOE-PSC va a dar otra vez en la reciente historia de nuestro país, argumentos fraudulentos, aire nuevo y alas a los diversos independentismos y nacionalismos periféricos. Y Pedro Sánchez será el nuevo profeta de esta vieja y fracasada política que sólo ha traído enfrentamientos, problemas y divisiones entre sectores de la población trabajadora en Catalunya y Euzkadi en general, sin obviar las repercusiones negativas en toda España y a escala internacional. Centraré mi análisis en Catalunya ya que es actualmente la punta de lanza de las "actitudes golpistas" del secesionismo racista.
Para ello empezaré con una afirmación rotunda: en la España actual no hay ningún centralismo españolista, que tenga una mínima entidad numérica y política, que reprima, reduzca, limite o ahogue los derechos políticos, culturales, lingüísticos y humanos de los catalanes, de los vascos, de los andaluces, gallegos o asturianos. En España, como en el resto de Europa y, en general y con hegemonía en el mundo, sí hay capitalismo en su fase neoliberal más aguda, a lo cual ha contribuido la derrota objetiva y la auto derrota entreguista de la izquierda histórica, la socialdemócrata o moderada o la alternativa y radical. Y en España, la defensa del capitalismo, los recortes sociales y laborales, el belicismo y el entreguismo al poder económico y político de la globalización lo comparten PP, CDC, PDe CAT, o como se llame, y sus aliados, el PNV, con el beneplácito tolerante del PSOE-PSC, por aquello de que en la economía y en la política no "hay más cera que la que arde".
Por tanto, aclarado esto, las prioridades de un partido de la izquierda moderada que llega al gobierno para cambiar, dice, las políticas más conservadoras del PP, pactando con antiguos y eternos socios nacionalistas del PP, no es, no debería ser, hacer gestos progres y hacia la progresía, sino abordar los problemas de fondo realmente y con perspectiva de su solución, sin prisas y sin pausas. El PSOE-PSC después de haber contribuido a crear el caos independentista y corregir parcialmente su deriva al ir esta demasiado lejos, no puede volver a sentarse con un personaje como Torra, ejemplo de la degeneración a la que ha llegado la Generalitat, prometiéndole que lo va arreglar todo, empezando por un nuevo estatut, que recuperaría lo perdido en aquel estatut que nadie pedía en Catalunya, que se sacaron de la manga Maragall y el nefasto Tripartito que le bailaba el agua y que fue un justificante para que los nacionalistas mayoritarios se volvieran nazional-secesionistas. Los cambios que introdujo el Constitucional en aquel texto de 223 artículos, aunque no representaron ningún recorte de derechos, sí representaron una coartada para que el gobierno de La Generalitat, que había recortado derechos económicos, sociales y laborales a causa de la crisis económica-financiera, los utilizara como algo debido al inventado "España nos roba" y promoviera las algaradas de los 11 de septiembre para exigir la independencia como forma de llevar a Catalunya al paraíso social. Y así la lucha de clases de los trabajadores de Catalunya, que es la misma que la de los trabajadores de toda España, se convirtió en la lucha del banderío racista contra los españoles ladrones.
No siento ningún respeto por los nacionalismos, siempre han representado el enfrentamiento y la división, cuando no la guerra. El sentimiento nacionalista es una creación de la educación, la cultura, la política, la manipulación y la mentira, un sentimiento irracional que genera odios y racismos que suelen acabar mal en todas partes.
Quien avisa a secesionistas y a palanganeros acompañantes, no es traidor.
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