lunes, 30 de julio de 2018

LA ESTUPIDEZ ES GRATIS. BENEFICIOS NINGUNO.
Esta reflexión se me acaba de ocurrir al haber visto en la tele las imágenes de un acoso, escrache en moderno, que le hacen al juez Pablo Llarena en un restaurante de Palafrugell en la Costa Brava, mientras cenaba con otras personas. El Comité de Defensa de la República, de Palafrugell, (CDR, un equivalente a los comités fascio-golpistas de Estat Català en 1934) al enterarse de esta cena mandó a su clientela el aviso de "Tenemos al enemigo en casa", lo que de forma inmediata movilizó a unas decenas de personas que estaban en un acto-cena de homenaje al independentista Jordi Sánchez. Y decidí escribir unas notas al escuchar a una responsable del tinglado independentista decir que era una forma normal de defender la democracia. Y como la "calle, Palafrugell o Catalunya" son suyas, al mejor estilo de Fraga en el franquismo, decidieron inmediatamente expulsar a Llarena. Y yo, que no aplaudo ni rechazo las decisiones del juez Llarena, las respeto, y que no me pongo nervioso por un escrache, digo lo que sigue.
O sea, que hasta aquí, todo normal. Es lo que hay, impulsado, bendecido y orquestado por Puigdemont, Torra, Mas, la banda Pujol y demás corruptos al completo, de común acuerdo con los secesionistas vascos, depués de la derrota de ETA. A lo que quiero referirme es a la credibilidad de los centenares de miles de seguidores que les siguen, digan y hagan todas las chorradas más inimaginables, muchos de los cuales, según dicen algunas personas bien enteradas, en público participan en el akelarre mientras en privado dicen que es un proceso fracasado y acabado. O sea, que para estos centenares de miles de personas, la cosa se ha convertido en una especie de auto de fe, aunque no tenga ninguna verosimilitud. Me ha recordado a las sectas "evangélicas" que proliferan en todas partes. En el espacio de 200 metros de distancia en una calle corta por la que paseo diariamente hay dos, una, "Fuente de vida" y la otra "Centro Evangelístico Linaje Escogido". Pues bien, hay una nueva secta que se ha ido formando torticeramente en Catalunya durante varias décadas que, como todas las sectas, se creen, o aparentan creerse, a sus nuevos sacerdotes, sean estos los caudillos Puigdemont o Torra, los obispos catalanísimos, el Abad de Montserrat, o los llamados pomposa y fradulentamente "intelectuales", sencillamente propagandistas, la mayoría vividores, directa o indirectamente, de las subvenciones de la Generalitat, cuyas mentiras e intoxicaciones han entrado en los cerebros vaciados de buenos conocimientos políticos, culturales, históricos y hasta geográficos de mucha gente y allí se han quedado como homenaje a la estupidez.  
Paco Frutos Gras.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario