lunes, 17 de diciembre de 2018

LAURA ASESINADA. SIGUE EL CULEBRÓN DE TORRA.
                                                    

Mientras en Huelva aparecía el cadáver de Laura Luelmo, otra mujer asesinada por la violencia machista, nos tienen entretenidos con el eterno culebrón reaccionario de la peor Catalunya, que se lo come todo. ¿Cuántos asesinatos más de tan brutales características deberán producirse para que haya un cambio radical en las leyes que los "progres" de capa caída promulgaron en momentos de euforia humanistoide? ¿Cuántos criminales violadores más actuarán de la manera más repugnante desde todos los puntos de vista para que las leyes decreten que la prisión permanente revisable, y no excesivamente revisable por si acaso, sea la fundamental, sino la única, pena que se merecen seres de tan peligrosas y reiteradas "costumbres" contra las mujeres? Pero si vemos permanentemente salir de la cárcel a los pocos años de entrar en ella a criminales que hace años han violado y matado a mujeres de las cuales no queda ya ni el recuerdo. Y que además esa situación genera un sentimiento de impunidad o de temor a un castigo leve para los que tienen en la cabeza y en la bragueta el sentido de violación y posesión a las duras y a las maduras. 
Reivindico con todas las consecuencias, sin importarme lo que digan cuatro "progres", sean juristas, educadores, izquierdistas de salón y gente del "buenismo" intrascendente, que se promulgue la prisión permanente revisable de una vez. No acabará con el mal pero puede contribuir mucho a reducirlo o, en todo caso, a que el que lo cometa una vez no pueda cometerlo, o repetirlo, nunca más, o en mucho tiempo.

Y después de este desahogo ante el nuevo crimen que corta de raíz la vida de una mujer, de una educadora, que liquida sus esperanzas y alegrías, sus ganas de vivir y de ser útil a los niños y a la sociedad, paso a lo que inicialmente quería decir antes de que se conociera el fatal desenlace que temíamos pero rechazábamos.
Y quiero hablar de la emoción que me embarga ante la perspectiva de una semana que promete lo mejor que es capaz de dar de si la política española en estos momentos. Estoy viviendo sin vivir en mí la tensión apasionante, creativa, inteligente y revolucionaria de la política que, empezando como una serie televisiva de 200 capítulos históricos, en general histéricos, se va convirtiendo en un cementerio de ideas pesadas, aburridas, inútiles y hasta peligrosas.
Y me hago las grandes preguntas al empezar una semana tan trascendental para Torra-Sánchez y lo  que representan, o dicen representar, uno y otro : ¿Se reunirán o no? ¿Se verán de hurtadillas tomándose la ratafía o cambiarán a mistela?¿ Se saludarán de lejos paseando por el barrio gótico? ¿o  compartirán mantel y perdices con la patronal de intermediaria?
Francamente, y no les engaño, estoy tan intrigado e interesado que ya no tengo otra cosa que decir, salvo que me importa un bledo lo que hagan y digan. Yo simplemente he firmado con otras muchas personas un sencillo manifiesto en el cual se decía que se apoya, defiende, y añado, exige, la celebración del Consejo de Ministros en Catalunya, como una parte más de España. Sin necesidad de pedir permiso a ningún energúmeno, o equipo de energúmenos, aunque éstos permitan o estimulen a movilizarse a todas las huestes, cual nuevas brigadas de asalto juvenil al estilo del Héroe fascista    independentista Dencás, glosado y celebrado por sus continuadores del nazional catalanismo racista.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario