lunes, 24 de diciembre de 2018

PARA LA IZQUIERDA RECHAZAR A LA DERECHA Y SUS POLÍTICAS ES MÁS FÁCIL QUE RECHAZAR LAS MISMAS O PARECIDAS POLÍTICAS PRACTICADAS POR LOS PARTIDOS "PROGRES".

Se me ha ocurrido este título y el contenido del artículo, cansado de ver y escuchar como una cantinela aburrida y fraudulenta el "debate", por llamar de alguna manera a la politiquería repetitiva que se produce diariamente, como si hubiera desaparecido el talento, la inteligencia, las formas y métodos de hacer política, desde cada una de las posiciones contradictorias de las diversas ideologías, programas y capacidades personales, que buscan, unas, convencer a una sociedad con un cierto grado de capacidad crítica y elevar su conciencia y compromiso, o adormecerla, otras. Lo más reciente, por no ir más lejos y porque continuará y no será lo último, es el esperpento Torra-Sánchez y subalternos en Barcelona. Pasemos a lo que me interesa, intentando procurar una sonrisa y no abundar en las múltiples razones que hay para sufrir y llorar este momento de Catalunya, España y el mundo.   
Vamos a ver algunos ejemplos de lo que afirmo, sin necesidad de remontarnos en todo a los tiempos ancestrales, aunque a lo mejor sería necesario poner algún ejemplo de realidades más remotas, como las acontecidas en torno a la Gran Guerra 1914-1918 y a los protagonistas que aprobaron en cada país europeo los presupuestos de guerra.  En la actualidad de los últimos años tenemos: 

1.- ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ: 
a.- Gran movilización contra la decisión del presidente Aznar y su gobierno de participar en la guerra promovida por los yanquis y aliados contra el estado de Iraq. Movilización justa que no evitó la guerra ni los centenares de miles de muertos que se produjeron, destruyendo y devastando un país. Las grandes mentiras de los criminales de guerra reunidos en las Azores: "Iraq tiene armas de destrucción masiva y el régimen de Sadam Husein impulsa y arma a los terroristas". Quedó claro cómo mentían los bellacos.
b.- En Libia, el gobierno que participó militarmente en la agresión criminal contra un pueblo que tenía las condiciones de vida, de trabajo, de estudio y de recepción de trabajadores inmigrantes, mejor de África, y de muchos otros países no africanos, fue el gobierno del PSOE, presidido por Rodríguez Zapatero, con una ministra de Defensa y otra de Exteriores y un general de la OTAN, ahora candidato de Podemos a lo que caiga.
Dejo aquí el asunto y no hablo de la posición política que han tenido en relación a la guerra de agresión contra Yugoslavia y Siria, a la beligerancia contra el gobierno de Venezuela, salvo la última actitud de Zapatero defendiendo un acuerdo. Y no abundo en cómo el gobierno de España y ayuntamientos tan importantes como los de Madrid y Barcelona han recibido a golpistas venezolanos y filo terroristas sirios por la extraña mezcolanza entre derechos humanos compatibles con violencia y guerra.
Y tampoco me refiero a la plena aceptación por unos y otros de las bases militares de la OTAN en España, ni de la venta de armas a dictaduras feudales que asesinan a criaturas y a poblaciones civiles. 

2.- SOBRE DERECHOS SOCIOECONÓMICOS, LABORALES, SERVICIOS PÚBLICOS, PRIVATIZACIÓN DE  EMPRESAS.
Unos y otros han recortado derechos, servicios, han aprobado "reformas" laborales, han privatizado empresas y servicios públicos por aquello de que lo privado es más eficaz. Al final del gobierno Zapatero se aprobó la "reforma" del artículo 135 de la Constitución, decidiendo que pagar la deuda externa, en muchos casos a las grandes corporaciones transnacionales,  era prioritario a satisfacer las necesidades sociales más perentorias.
Hay más cosas pero creo que los ejemplos puestos, que pueden contrastarse fácilmente, son suficientes para saber exactamente qué ha ocurrido, porqué ha ocurrido y quiénes son los responsables de las decisiones tomadas. 

SOBRE EL ASUNTO ESPAÑA.
Es vergonzosa la actitud de unos, otros y los que antes podía llamar propios. Las derechas nacionalistas, españolas, catalanas o vascas, que se han repartido el botín económico-financiero neoliberal, poniéndose siempre de acuerdo en cómo recortar derechos de las clases trabajadoras en beneficio de sus oligarquías, o para robar, ahora van a la greña furibunda después de que los nazional-secesionistas catalanes hicieran frente a la crisis económica iniciada en 2008 con tremendos recortes sociales que achacaron a la España que robaba a Catalunya sus recursos, no a sus saqueos del 3% y más por los Pujoles, CDCs y demás hierbas cómplices y/o encubridoras. Según la demagogia nazional-separatista este saqueo por parte de los españoles es lo que impedía a Catalunya alcanzar el paraíso prometido con la independencia. Mentira a lo Goebbels que se han creído muchos catalanes. 
Y de la izquierda, ¿qué decir?. La izquierda ha entregado el concepto de España y todo su significado histórico, actual y futuro, a la derecha, renunciando a impulsar y construir lo que se inició con la proclamación de la 1ª República el 13 de febrero de 1873, que duró hasta que el 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos dio el golpe de estado reinstaurando la monarquía borbónica. La izquierda ha renunciando también, a pesar de sus proclamas republicanas retóricas, a continuar lo que con fuerza empezó la Segunda República Española en 1931, proceso histórico yugulado por el levantamiento de Franco apoyado en el fascismo español e italiano y en el nazismo alemán. 
Resumiendo, no hay alternativa si la izquierda, o sus restos, no entiende que la 3ª República Española sólo será posible algún día si se lucha por su construcción, sin divagar sandeces sobre pretendidos e inexistentes "derechos de autodeterminación" y lamiendo las botas de los nacionalismos periféricos, tan deleznables como los centrales.  

CONCLUSIÓN: Rechazar a la derecha y a las políticas naturales a su carácter es algo permanente que nunca deberá olvidarse, enmascararse o difuminarse por políticas progres, o de "izquierdas" pretendidamente más sociales, que dejan intacta la capacidad del capital para continuar desarrollando sus proyectos, con más o menos consenso social, sindical y político.

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