Por un lado una pandilla de burguesitos descerebrados que tienen prácticamente todo el poder para hacer lo que les dé la gana y no satisfechos con ello quieren liquidar cualquier vestigio de historia común entre españoles, vivamos donde vivamos. En aquellos remotos, oscuros y duros tiempos del franquismo profundo y hasta en los más cercanos y suaves, pero todavía con fusilamientos por parte de este, era casi imposible ver manifestaciones en la calle por los derechos sociales, por las libertades, incluyendo de forma especial las catalanas expresadas en la consigna de lucha "Llibertat, Amnistia, Estatut d´Autonomia", en las que participaran de forma significativa gentes que reivindicaran y defendieran frente a la represión del régimen, la "soberanía", la "independencia" y hasta "el dret a decidir", si me apuran. El horno no estaba para bollos y a la calle salían los rojos de diverso pelaje, con los militantes del PSUC y del PCE en primera fila y con muchos, sino mayoría, castellanos hablantes. Se conquistaron las libertades democráticas en una tenaz lucha en la cual se perdieron algunas plumas ya que no había una correlación de fuerzas suficiente para abrir un proceso constituyente. El instrumental organizativo, propagandístico y represivo del régimen inspiraba todavía precaución, cuando no miedo. Por eso no lo vivieron directamente los grupos, no estaban ni se les esperaba, que ahora se sienten llamados a la salvación de la "Patria Catalana". Terra Lliure fue un amago terrorista fracasado para intentar seguir el camino de ETA, históricamente fracasada también. El independentismo secesionista insignificante.
España tuvo, tiene, un sistema de democracia parlamentaria, en el que están reconocidos todos los derechos de opinión, expresión y manifestación. Catalunya recuperó ampliamente el antiguo Estatut de 1932, escuela propia en catalán, todos los medios de comunicación posibles, instituciones...Tenía, y tiene, un nivel de competencias de todo tipo, que, en algunos aspectos importantes, superan incluso a las de los estados federales, produciendo en determinados aspectos algunas disfunciones colectivas en la igualdad de derechos y condiciones sociales para todos los trabajadores vivan donde vivan en España. Utilizando y manipulando a veces estas competencias los nacionalistas fueron avanzando gradualmente en el conjunto de la población hacia posiciones con un sesgo identitario cada vez más egoísta y sectáreo, encarrilado hacia el independentismo y el secesionismo. La educación y su forma de aplicar la inmersión político-linguística de Jordi Pujol y sus camarillas, con el acuerdo o la aceptación pasiva del resto de fuerzas políticas, especialmente de los socialistas y comunistas, fue una operación de lavado de cerebro con inicio en la niñez. Una cosa era el desarrollo de un conocimiento perfecto del catalán, para leerlo, escribirlo y hablarlo, como algo común de todos los que viven en Catalunya, y otra cosa difuminar, arrinconar y convertir en algo extraño y extranjero el castellano cuando también debe ser lengua común de todos los catalanes, si todavía existe el mínimo de inteligencia para comprenderlo. Y ahora estamos en una situación en la que una persona con solo un buen sentido común se siente violenta, incómoda y además no comprende racionalmente a qué sirve y a dónde conduce este derroche de energías en una aventura secesionista absolutamente inútil que solo sirve para satisfacer el ego enfermizo de unos cuantos vividores que mienten a toda la sociedad y embaucan a todo el que se deja embaucar.
Y como la otra cara de la moneda nazionalista y en respuesta mecánica, resurge con virulencia lo que hasta hace poco era algo absolutamente minoritario, marginado y secundario: El nazi-fascismo españolista representado por VOX, con todas las características propias de esa ideología, envuelto en la bandera española como guardián de las esencias más reaccionarias y franquistas de la "Patria", que ya ha incorporado a 5 militares franquistas a sus candidaturas a las elecciones generales. En Andalucía, VOX ya enseñó los colmillos y la izquierda, la más moderada y la más radical, siempre en teoría, a pesar de perder centenares de miles de votos todavía no ha hecho un análisis adecuado y a fondo, sacando las conclusiones pertinentes, del porqué de su espectacular explosión y la estampida que ha causado en todo el espectro político, con un PSOE que pierde el gobierno, un PP que pierde votos pero que no se hunde como apuntaban algunos pronósticos, un Cs que pega una salto espectacular en votos y escaños y un VOX que irrumpe con fuerza en el parlamento andaluz arrancando apoyos de las zonas y sectores populares más deprimidos, en una especie de repetición de lo que ha pasado en Francia con el Frente Nacional de Le Pen, que entró a saco en las barriadas y zonas más obreras que históricamente eran feudos del voto socialista y comunista. Y lo único que se le le ocurre a la izquierda diversa, con Podemos a la cabeza, es salir a la calle gritando "que viene el fascismo, manifestémonos contra él", dando aún más relieve a su aparición y poniéndole las cosas más fáciles con una propaganda gratuita.
Y de momento, así nos va. Algo habremos hecho mal, muy mal, la izquierda, para que las cosas vayan como van. Espero que algún día esa izquierda, u otra, aterrice en la realidad y sea capaz de hilvanar una política colectiva desde los parámetros básicos de la justicia social y la igualdad, la libertad, la lucha contra la guerra y por la paz y la construcción de una España republicana orientada al socialismo. Confío que esta izquierda sea mayoritaria en la sociedad y acabe con las aventuras reaccionarias del neoliberalismo y del "patrioterismo" de unos y otros, ambas cosas siempre contrarias a los intereses y derechos de los trabajadores y trabajadoras.
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