viernes, 20 de marzo de 2020

"FACCIAMO FINTA QUE TUTTO VA BENE" ("FINJAMOS QUE TODO VA BIEN")

El confinamiento estimula, e incluso obliga aunque tengas pereza, a escribir, a recabar de las imágenes, letras y construcciones poéticas y literarias, los perfiles o contenidos de la realidad que existe, de la que imaginas y de la que recreas, con ficción o sin ella.
Hoy toca explorar nuevas, o no exploradas vías de comunicación. Vamos a ver.

Empecemos con una canción italiana de Ombretta Colli que empieza así "Facciamo finta que tutto va bene......" "Finjamos que todo va bien....", para hacer frente con ánimo a la pandemia.
Una primera estrofa dice "Finjamos que soy un rey, que esto es una espada y tú soldado //// Finjamos que yo me duermo y que cuando despierto todo ha pasado...... Es larga y termina con "Finjamos que todo ha pasado".

Y lo intento con un relatillo que sirva para que algunas personas mayores se sonrían con comprensión y simpatía y quizás también para que algunos niños y niñas encuentren algo que les empiece a hacer pensar algo para enfrentarse a la vida diaria. Empecemos.

"Iban Raquel y Juanito por la acera saltando charcos de la reciente lluvia, con mucha precaución para no cruzarse con nadie de frente, ya que temían el roce involuntario de algún despistado; también evitaban tocar superficie alguna que pudiera mantener restos contaminantes; y se ajustaban bien las caretas para evitar gotas suspendidas en el aire.
Habían hecho caso de las recomendaciones sanitarias y gubernamentales que, a pesar de haber llegado retrasadas, parciales y con optimismos gratuitos que no se correspondían con la realidad, debían tenerse en cuenta.
A los quince minutos de andar se dieron de bruces con una escena caótica esperpéntica y atroz siempre, si se contempla con espíritu abierto y tolerante pero crítico, mas en las actuales circunstancias hasta era vilmente grotesca por peligrosa. Unas cien personas ocupaban una plaza cubierta de basuras de restos de comidas que iban echando sin control al suelo, con grandes botellones de alcoholes que se iban vaciando. Todo acompañado de un estruendo infernal de ruidos que nada se parecían a música.
Se pararon e hicieron un amago de buena voluntad para recomendarles que tuvieran en cuenta la realidad, las recomendaciones y, sobre todo, el respeto a toda la ciudadanía. Si no querían encerrarse en casa ni confinarse, tenían una solución, buscar un bosque cercano y aislarse con los conejos. Variar y conocer cosas nuevas no está mal. Y cada cual puede escoger. Nadie les hizo caso.
Al cabo de unos minutos se oyeron unas sirenas en tono bajo pero audible y llegaron varias furgonetas policiales que mandaron disolverse de inmediato, advirtiendo que de lo contrario aplicarían las medidas que acompañaban a la ley de alarma. La turba se revoltó gritando como energúmenos y vociferando que defendían la libertad de expresión y de acción. Y, miren por dónde, me acordé de lo que dijeron e hicieron, a pesar de las solventes orientaciones recibidas, antes de la manifestación del 8 M, del masivo acto de Vox y de partidos de fútbol, gobernantes, asesores técnicos y jefes de partido, de todos los partidos, de la derecha y ultra derecha como algo normal, y especialmente de los "progres" que, con su metabolizada superioridad moral y política frente a las derechas, se creen en la posesión de una verdad que solo se les ha revelado a ellos.
Yo no tiendo al alarmismo ni me dejo llevar por el terror, pero hay momentos en los que lo que corresponde es aceptar y aplicar las normas de seguridad por uno mismo y para todos/as, por la convivencia colectiva y para contribuir a terminar cuanto antes con una situación de emergencia.
Volveremos a la normalidad pero ahora no finjamos que todo va bien.

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