DE 1966 A 2017: DOS REFERÉNDUM.
Recuerdo el referéndum franquista del 15 de diciembre de 1966 para votar la "Ley Orgánica del estado", Ley Fundamental. En aquella ocasión, un bombardeo de propaganda a favor del sí, amenazas veladas que se concretaban hasta en presentar la acreditación de haber votado para cobrar el salario, listas en las empresas para que se supiera los nombres de los que no fueron a votar. Decían que no tuvieran ni hubiera miedo. Votó el 89 por cien del censo y el 95% de votos favorables, con un insignificante 2.5% de noes y una escasa abstención de carácter técnico. Para no ir más lejos, el ejemplo de una experiencia personal: yo trabajaba en SAFA (Sociedad Anónima de Fibras Artificiales), una fábrica instalada en Blanes, con más de 2000 trabajadores, entre los de la fábrica y los de las oficinas de la dirección en Barcelona. El jefe técnico de la sección, el ingeniero señor Solá, un hombre que no pasaría de los 30, al saber que había sido el único, o casi único, que no había votado, se dirigió a mí muy amablemente, para decirme que no me preocupara que no habría represión y que la empresa no haría nada. Aquello era fascismo en sus postrimerías menos duras, gracias, fundamentalmente, a las luchas del movimiento obrero y popular y al agotamiento progresivo del régimen en todos los aspectos fundamentales, también en el político, no por la movilización masiva de los ciudadanos contra Franco y su referéndum, sino por la decidida actitud de colectivos minoritarios conscientes y combativos. Destaco a CCOO, al PCE-PSUC y a diversos colectivos de izquierdas en toda España, que sabían combinar de forma inteligente las propuestas reivindicativas de cada sector o empresa, "Plataformas" creo recordar que las llamábamos, con la presión en asambleas, paros, huelgas y movilizaciones populares en los barrios o centros de las ciudades si había fuerza suficiente.
Lo actual en Catalunya, incluído el referéndum del 1 de octubre, me suena, salvando los 50 años transcurridos y los métodos y formas diferentes, mucho a aquel referéndum, convocado ahora por los que entonces no estaban ni se les esperaba. Entonces pueblo atemorizado por el franquismo y narcotizado por su propaganda; ahora pueblo narcotizado por una propaganda indecente de carácter fascistoide, que empieza en muchas escuelas, que es también pueblo amordazado. Hacen que todo el mundo mire hacia otro lado, o a quien tiene al lado, degradan las relaciones de amistad y familiares hasta para hablar simplemente de política y han anulado al pueblo mientras sus más altos e insignes gobernantes le robaban. Y ahora, apuntan al PP como el malo, cuando ellos fueron, y son, tan malos como el PP, acordando con éste la misma política en neoliberalismo, privatizaciones, belicismo y sionismo, habiendo marcado, igual que el PP, cifras históricas de corrupción, al no tener bastante con las leyes conservadoras que ambos pactaban y aprobaban para lucrarse.
Ahora quieren, en el marco de esta maravillosa independencia que defienden, que traerá el máximo bienestar, felicidad y esplendor a Catalunya porque "España ya no nos robará", amnistiar a Jordi Pujol y a todos los ladrones que había, y existen, a su alrededor. "Els nostres lladres". Y de pasada resucitar y reconvertir a Jordi Pujol en el gran representante y referente de la "patria", a pesar de sus "pecadillos".
Todo lo que escribo es sabido, o debería serlo, pero hoy mi pregunta y exigencia va por otro lado: ¿dónde están los faros morales, ideológicos y socio-políticos de antaño? ¿dónde están los cuadros y militantes de CCOO, muchos nietos e hijos de luchadores, que todavía no han echado a la banda grupuscular que está liquidando y vendiendo el parimonio histórico de CCOO? ¿dónde están de verdad los descendientes del PSUC en sus diversas fracciones? ¿callaréis todos/as y siempre, esperando que, como casi siempre, se produzca el enfrentamiento inevitable y violento?
Enteraos de que se han cepillado a los dirigentes más sensatos de la Generalitat, con el aplauso de los secesionistas más energúmenos, a los que podrían haber contribuido a buscar desde el Govern una salida política a la situación. Han hecho dimitir a Albert Batlle, Director de los "Mossos", por sostener que el cuerpo de los mossos defienda siempre la legalidad constitucional y estatutaria vigentes. Y han puesto en su lugar a Pere Soler, de corte a lo Josep Dencás Puigdollers, o a los hermanos Badía, de funesta memoria, que más parece un pistolero independentista. Se trata de amordazar a los mossos para que cumplan al pie de la letra todas las arbitrariedades y brutalidades fascistoides que se le ocurran a él y a los siniestros dirigentes que hoy pastorean en Catalunya. Convertir a la polícía catalana en instrumento de represión contra la legalidad democrática, la que hay y está bien y la que se debe y puede cambiar. Y que, sin duda, se cambiará para mejorarla, no para empeorarla.
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