miércoles, 18 de octubre de 2017

Una sociedad enferma

Joaquim Coll
6 min
Lo diré claro: buena parte de la sociedad catalana está políticamente enferma. Y eso incluye a mucha gente con estudios universitarios, bien retribuida, e incluso a profesionales de éxito. Es la pasión secesionistaque describió con acierto en su libro el psiquiatra Adolf Tobeña. Gente que en lugar de estar exigiendo desde hace días la dimisión de los líderes separatistas, particularmente de Oriol Junqueras, responsable económico del Govern y profeta de todas las bienaventuranzas, por sus reiteradas mentiras sobre las indoloras consecuencias del procés, se muestra indignadísima por la decisión razonada de la jueza Carmen Lamela de enviar a prisión provisional a los dos Jordis. Son catalanes que se niegan a aceptar que los hechos sucedidos el 20 y 21 de septiembre frente a la Conselleria d’Economia son gravísimos en democracia, pues se obstaculizó el normal desarrollo de una acción judicial y presuntamente se cometieron diversos delitos, incluido el de sedición. Esta parte enferma de la sociedad catalana no tiene otro reflejo que atribuir a la jueza una intencionalidad política, como si actuara al dictado del Gobierno de Mariano Rajoy, en lugar de tomarse la molestia de leer con atención el auto judicial. Ni valora tampoco el hecho de que la jueza, de manera igualmente razonada, rechazase las medidas cautelares de prisión pedidas por la Fiscalía contra el mayor Josep Lluís Trapero y la intendente Teresa Laplana unas horas antes.
Luego, para acabar de completar el cuadro general, hay otros catalanes que, sin ser independentistas y mostrándose críticos con el procés, exigen a la justicia que se abstenga de actuar con criterios jurídicos para pasar a hacerlo en función de la conveniencia política del momento. Asumen sin querer una lógica perversa que sería el fin del Estado de derecho. La muerte de Montesquieu. No cabe duda de que el encarcelamiento de Sànchez y Cuixart era un escenario previsto y deseado por los separatistas --como lo demuestran las grabaciones póstumas que ambos dirigentes dejaron preparadas-- en su afán por animar la espiral del conflicto.
No es la primera vez que una sociedad culta y moderna se despeña alegremente, empujada por la irresponsabilidad, frivolidad y oportunismo de sus élites, por el barranco de la sinrazón hasta el punto de infligirse un daño enorme a sí misma
En este sentido, la prisión preventiva es una decisión judicial profundamente antipolítica, inconveniente en esta coyuntura tan delicada, pero también la demostración de que en España existe una separación efectiva de poderes. Es evidente que el Gobierno español, que tantas prórrogas ha concedido a Carles Puigdemont para evitar aplicar el famoso 155, para nada deseaba un escenario así. Tampoco el PSOE y menos aún el PSC, que al conocerse la noticia entró en pánico y habló de "desproporción". Cualquier decisión judicial puede ser criticada, en este caso además las medidas cautelares de la jueza Lamela son recurribles por los abogados de los Jordis, pero siempre desde una lógica jurídica y no política. En caso contrario estaríamos abriendo un territorio de excepción, según el cual, como el secesionismo plantea un problema político indudable, habría que abstenerse de juzgar sus acciones insurreccionales. "Una democracia que tuviese miedo de aplicar su Código Penal no sería capaz de sobrevivir", dijo el presidente de la República italiana, Oscar Luigi Scalfaro, cuando en 1996 Umberto Bossi proclamó la República de Padania.
Las repercusiones económicas a medio y largo plazo del procéssecesionista van a ser extraordinariamente graves para los catalanes. Hoy no podemos ni imaginárnoslo. Hemos de afrontar un escenario de decadencia en todos los ámbitos del que solo podremos salir si hay primero una asunción de responsabilidades personales y colectivas sobre lo que ha sucedido estos años. Por ahora es urgente reinstaurar plenamente el Estado de derecho en Cataluña. Y en paralelo empezar a desprocesar a la sociedad catalana, en el sentido de romper con la lógica regresiva que ha inoculado el nacionalismo y liberarnos de las toxinas antidemocráticas del procés. Es una tarea complicada porque el destrozo emocional y psicológico que aflorará cuando todo acabe va a ser horroroso. Pero antes o después habrá que afrontarlo para evitar el completo encierre identitario como respuesta a la decadencia catalana. No es la primera vez que una sociedad culta y moderna se despeña alegremente, empujada por la irresponsabilidad, frivolidad y oportunismo de sus élites, por el barranco de la sinrazón hasta el punto de infligirse un daño enorme a sí misma. El único consuelo es que igual nos vacunamos de independentismo para siempre.
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¿Quién es... Joaquim Coll?
Joaquim Coll
Doctor en Historia contemporánea y especialista en el catalanismo y las políticas de los siglos XIX y XX. Ganó el Premio Ciudad de Barcelona Agustí Duran i Sanpere en 1998. Colaborador habitual en medios de comunicación.

1 comentario:

  1. el articulo 155 es lo que tenia que haber hecho el señor Rajoy para no llegar al esperpento del 1-O y descabezar el golpe de raiz aplicando la ley, tanto que se llena la boca y nos habriamos ahorrado todo el maremoto economico y político que se le viene encima a Cataluña que va a ver empeorar significativamente la vida de muchos trabajadores en Cataluña.

    Pero después de ese fracaso el gobierno central fue inteligente y ha aplicado la tesis de puño de hierro en guante de seda, firmeza con diplomacia, para desmantelar el falso discurso victimista de que era el gobierno central el que no queria dialogar, mañana el gobierno de la Generalidad tiene la ultima oportunidad de salvar sus orondas posaderas o seguir subidos en la cima de la colina, continuando con su imbécil empecinamiento que no conduce a otra parte que a empeorar significativamente la vida de sus gobernados, aunque creo que a estos bufones nazionalistas les importa un bledo haber fracturado a la sociedad catalana.

    Si mañana siguen en sus trece, victimismo mas convocatorias de sus mas acerrimos seguidores, veran como a cada convocatoria popular la gente que asiste es cada vez menor, este efecto degenerativo de decaimiento en las sociedades pequeño burguesa los que han estado en la lucha lo conocen, asi que si el gobierno central es medianamente inteligente no debe realimentar el sentimiento anti-español de los separatistas ya que ese es su juego provocar para conseguir una respuesta,así que dejemosles que se cuezan en sus propios jugos con sus manifestaciones gandhianas con tintes nazis y antorchas (velitas) en mano, a cada manifestación sin conseguir nada seguira la frustación y la decepción de los convocados y el cabreo de los que tienen que sufrir todas las molestias de las mismas y el empeoramiento de la situacion economica en Cataluña,al final los que han creado todo este sin sentido seran devorados por el mismo monstruo que ellos crearón,pero ello requiere de inteligencía firmeza y paciencía por parte de las autoridades del Estado para poder reconducir la situación con el menor coste posible dentro de la mala situación en que ya nos encontramos y sobre todo no volver a darles munición a los separatistas para que sigan realimentado el conflicto.

    un saludo.

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