El terrorismo actual que azota el Oriente Próximo y Medio,
África, Europa, con coletazos en otras partes del mundo, tiene un
origen principal, sin descartar movimientos irracionales telúricos,
o no tanto, que nacen de la profundidad de grupos y personas que
utilizan la violencia como necesidad patológica, sin causa aparente.
Yendo a las causas reales de las guerras y del terrorismo, las
guerras actuales tienen siempre un origen económico-financiero y de
posesión de las materias primas, base del capitalismo siempre y
especialmente en esta etapa de la globalización neoliberal absoluta,
con un mercado financiero y en mercancías único, controlado por los
grandes grupos y empresas transnacionales. Podemos hablar con toda
propiedad y certeza de un “Nuevo Colonialismo”, basado en la
rapiña de las materias primas y riquezas naturales de los países y
en la necesidad del dominio territorial militar.
Por todo ello, cuando países como Rusia y China se convierten, en
el terreno económico y militar, en importantes referencias a nivel
internacional, son calificados inmediatamente de competidores
desleales y de enemigos a denunciar y combatir. De la misma manera
que se hace con los BRICS (Brasil, China, Rusia, Sudáfrica, India)
porque el sistema no quiere una nueva referencia internacional
plural, que no amenaza ni agrede a los países, que defiende unas
relaciones multilaterales sin dominio de ninguna potencia o grupo de
potencias, que propone la colaboración económica y de todo tipo en
el mundo a través de la política, el comercio cooperativo, el
diálogo, la negociación y la paz: es, sería, la forma de acabar
con las guerras, afrontar de una vez el desarrollo económico y
social de los países empobrecidos, víctimas del sistema actual, y
eliminar la miseria, las epidemias que se pueden eliminar con
tratamientos elementales y el analfabetismo.
En relación a una de las más graves consecuencias de esta
situación, es que el terrorismo de estado aplicado por la OTAN, o a
nivel de EEUU, acompañado de Reino Unido y otros estados, las
guerras que han iniciado, de Afganistán a Siria, pasando por
Yugoslavia, Iraq, Libia, Siria, Yemen, Centro África.., el apoyo, la
financiación, el armamento y la preparación militar que se ha dado
a grupos de mercenarios y terroristas, coordinados por agentes de la
CIA, el MI6 y el Mossad, como principales instrumentos de la
conspiración y subversión del neocolonialismo internacional, contra
los países que quieren construir un nuevo tipo de sociedad, caso de
Venezuela y otros, o que, simplemente, defienden su soberanía, ha
producido una explosión de terrorismo de masas, camuflado o inmerso
en la religión, que se ha convertido en el ejecutor de actos de
barbarie como los que se han cometido en París, Beirut o Mali, o
como se cometen diariamente en Siria, Libia, Iraq o Afganistán. A
los creadores de movimientos terroristas para utilizarlos contra los
gobernantes y países no sumisos se les ha ido de las manos.
No es pues un problema de banderas, a ver quién coloca más, como
ha sucedido ahora con la francesa, no con la del Líbano o Mali, y
menos para atizarse con ellas. Es un problema de ideas, de desarrollo
económico, social y educativo-cultural, de paz, de convergencia y
colaboración de pueblos, culturas y religiones diversas, sobre la
base de no imponer falsedades y de sociedades con leyes democráticas
laicas, válidas para religiosos, agnósticos o ateos. Es, en
definitiva, un problema de lucha de intereses y de clases, no de
identidades diversas. Todos somos seres humanos, no compartimentos
estancos de seres humanos diferentes. Es, para resumir, una cuestión
de internacionalismo solidario y universal, no como una consigna
falsamente “revolucionaria”, sino como urgentísima necesidad del
mundo actual, si queremos que subsista, cuando tantos gravísimos
problemas, económicos, sociales, medioambientales y de convivencia
existen, que requieren toda nuestra inteligencia y tesón para
solucionarlos.
Dicho para que no se dividan los problemas como si no tuvieran
relación: refugiados, terrorismo, París, guerras que surgen de la
nada etc., algo que, según veo, predomina en todas partes,
incluyendo nuestras elaboraciones y discursos.
NO A LAS GUERRAS. NO AL TERRORISMO. NO A LAS BASES BÉLICAS Y
CONVERSIÓN DE LAS MISMAS EN BASES PARA LA PAZ Y EL DESARROLLO DE LOS
PUEBLOS. LIBERTAD PARA MANNING, ASSANGE Y SNOWDEN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario