lunes, 23 de enero de 2017

Luis Cabo

Alberto Garzón: desde IU, al servicio de Podemos

Hace escasas semanas, el pasado 27 de diciembre, el que fuera Responsable de Organización de IU-los Verdes en Andalucía, compañero José Luis Pérez Tapias, hizo pública una argumentada y pertinente Carta abierta al Coordinador federal de IU titulada: “¿ A dónde vamos, Alberto ?.
Parece evidente que el aludido, Alberto Garzón, viene contestando por etapas a una pregunta que invade crecientemente la preocupación de las muchísimas personas serias que nos reclamamos de de la Izquierda.  
Tras haber combatido públicamente, en mayo del 2015, las legítimas candidaturas de IU-CM y con ello haberle entregado nuestra capacidad de intervención política-institucional a Podemos y haberle allanado el terreno al PP para mantenerse en el gobierno regional y, acto seguido, tras haber dinamitado IU en la Comunidad de Madrid y excluido a más de 3.000 de sus 5.000 afiliados/as, y también tras haber propiciado procesos desintegradores en IU Galicia, Euzkadi y Cataluña, el Sr. Garzón y los suyos, José Luis Centella incluido, se sacó de la manga un “milagroso as electoral”: el “Pacto del botellín” nos anunció la unión de IU con Podemos en “Unidos Podemos” para afrontar la repetición de las elecciones generales celebrada el 26 de junio pasado. El balance resultó inapelable: cerca de 1 millón cien mil votantes progresistas se olieron la tostada oportunista y con su voto le dijeron: “ahí te quedas, amigo Garzón”.
Nada, no pasó nada. El Sr. Garzón y los suyos no se dieron por enterados. Ellos que tanto alardean  de ética política y que, a la menor ocasión, le exigen a todos los demás la inmediata asunción de responsabilidades políticas.
Más recientemente, A. Garzón, siempre con la indispensable complicidad del Secretario general del PCE, nos ilustró acerca de la Transición, definiendo al PCE de entonces como una “izquierda domesticada”. El personaje queda retratado. Tan grosera e ignorante afirmación, de marcado tufillo anticomunista, resulta intolerablemente insultante para quienes se jugaron la libertad y hasta la vida en la lucha antifranquista por las libertades y la democracia en nuestro país. Seguidamente, A. Garzón impulsó un proyecto de Resolución sobre Siria para aprobación de la dirección federal de “su  IU” que gustosamente suscribirían los jerifaltes de la OTAN. Tan es así que el revuelo político que suscitó le obligó a retirar esa Resolución.
Para remate final y días después de afirmar ante la dirección de IU que no se debe intervenir ni esperar al debate interno de Podemos, se desvela públicamente la activa participación de Alberto Garzón en la elaboración del documento político de Pablo Iglesias para su “Vista Alegre II”.  Lo desvela el propio Pablo Iglesias en el video de presentación y en la introducción de su documento, en el que, por cierto, también cita a Yolanda Díaz, la aún Secretaría general del PCE en Galicia.
La “doble militancia” de Alberto Garzón quedó asimismo confirmada en el acto que él e Iglesias  protagonizaron hace unos días, el pasado 20 de enero, en la Universidad Complutense de Madrid. En su discurso, Garzón declaró:  “hay gente que no sabe si soy de IU o de Podemos. A Pablo le pasa algo parecido.  Eso es positivo, ya que perseguimos un mismo objetivo”. Ignoro si al Sr. Iglesias le ha gustado esa afirmación. Tengo mis dudas.
Lo que no me ofrece ya duda alguna es el doble juego que practican el Sr. Garzón y los suyos. ¿Acaso cabe más clara confesión de travestismo y trilería política?, aunque se pretenda enmascarar con proclamas como la de “yo soy comunista”.  Sr. Garzón, no es lo mismo tener el carnet del PCE que ser comunista. Lamentablemente, podríamos citar algunos sonados ejemplos. Usted parece ser uno de ellos.
El original proyecto político de IU que A. Garzón, Centella y demás se proponen desfigurar no es en nada parecido al magmático Podemos. Es un proyecto político de clase, marxista, y no transversal, populista y desideologizado;  un proyecto  federal y no confederal o independentista;  un proyecto solidario, internacionalista, para la Paz y no Otanista;  un proyecto unitario y no hegemonista y totalitario;  un proyecto de largo alcance y no cortoplacista y coyunturalista. En fin, un Proyecto político serio y de izquierdas para el avance de una transformación social de carácter progresista y democrático, y no un proyecto basado en la tiranía de lo instantáneo, preso del espectáculo mediático, de la obsesión electoralista y la obtención, como sea, de cargos públicos de no importa que pelaje.
Alberto Garzón, Centella y demás cómplices, le hicieron la vida imposible a un Coordinador federal de IU, unánimemente elegido en su día por su capacidad, talante unitario, honestidad y rigor. Lo hicieron a fin de poder configurar su “nueva IU”, satélite político de Podemos.
Y, por más que afirmen rechazar el patrioterismo de sigla, ¡ bien que se aferran a las de IU ! 
Aunque despreciable en el plano de la ética política, resulta coherente con las lógicas quintacolumnistas: no se van a Podemos, que es donde políticamente están, y se mantienen como propietarios formales de las siglas de IU para, por un lado, sumergirlas en Podemos, culminando su liquidación de facto, por otro lado, para impedir la recuperación del proyecto político original que esas siglas han representado muy dignamente y, por último, para poder exhibir cuota orgánica y así poder negociar mejores condiciones para el futuro de sus carreras políticas en el maremágnum podemita.
Ocurre que, con las siglas o sin ellas, el proyecto político original de IU se reconstruirá y volverá a intervenir abiertamente en la vida político-social española, para bien de los trabajadores y capas populares de nuestro país.  

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