Leí que con motivo de la "Diada", y ya antes de ella, acudieron a Barcelona centenares de anarquistas de toda Europa para quedarse y contribuir a preparar una permanente algarada callejera como preludio del 1 de octubre. Debe haber una consigna de que Barcelona vuelve a ser el centro de una nueva revolución "proletaria", en este caso encabezada por la organización ácrata-independentista pequeño burguesa que representa la CUP, de acuerdo con el movimiento anarquista europeo que, como todos ustedes saben, no ha parado en todo un siglo, ni para ahora, de hacer revoluciones anti capitalistas. Y se junta esto con el renacido carlismo que ha estado, y está, en la base de los diversos nacionalismos e independentismos, incluidos los terroristas de ETA o los efímeros de Terra Liure. Y he hecho una breve reflexión sobre este hecho, más allá de los acontecimientos actuales que se están produciendo en Catalunya, sin dejar de tenerlos muy en cuenta, por su gravedad y por las consecuencias de enfrentamiento y división popular que ya han tenido y por las que pueden tener al final. Mi reflexión va pues en este doble sentido, confluyente por lo que se ve, a pesar de parecer tan antagónico: carlismo y anarquismo.
El poso ácrata de este país está muy diseminado. No es ningún secreto que Bakunin, al producirse la ruptura entre anarquismo y marxismo, desarrolló en España una extensa labor proselitista, dirigida por Giuseppe Fanelli, que dejó núcleos y movimientos organizados en todas partes, especialmente en la Catalunya industrial y en la Andalucía jornalera, posiciones anarquistas que dominaron el naciente movimiento obrero organizado, frente al importante retraso de las ideas y propuestas socialistas. En España se produjo pues un fenómeno diferente al de Europa, en la que las ideas socialistas basadas en el marxismo se expandieron, organizaron y fortalecieron de Oeste a Este, de Francia a Rusia. El anarquismo bakuninista fue bien sembrado y creció en España, no tanto en un sentido de unidad de grandes colectivos obreros estables y en su voluntad de intervención organizada en la lucha de clases, sino basicamente en la permanente agitación de carácter asambleario espontáneo, que no excluía algunas veces el atentado, de acuerdo con su ideología enemiga del Estado y de sus instituciones como forma de estructurar la sociedad. A mi entender, esta realidad pesa todavía, no tanto en el movimiento obrero y sindical, sino como una actitud-resorte en el conjunto de la sociedad. No extrañe pues que las actitudes asamblearias y de radical confrontación con el Estado propias del anarquismo, en momentos de crisis, caos y debilidad del movimiento obrero y sindical y de la izquierda, asuman los postulados y la acción del nacionalismo identitario que quiere romper y fragmentar España en una deriva pequeño burguesa que echa por la borda cualquier pretensión seria en la perspectiva de una República Federal Española orientada al socialismo. Se puede entender la "cumbre" europea ácrata de Barcelona en este sentido histórico en el que el anarquismo se pronuncia a favor de la convulsión secesionista, con retórica revolucionaria de carácter pequeño burgués, al estilo de la de la CUP. Todo ello no quita el apoyo de ésta a un gobierno neoliberal conservador y corrupto como el del PDeCAT y socios, unidos en "Junts pel Si".
Si a todo lo anterior unimos el otro poso presente en la realidad española, de forma notable en la Catalunya interior, más rural y conservadora que el cinturón industrial de Barcelona, que vivió con más intensidad que en otros sitios las tres guerras carlistas, salvo en el País Vasco y Navarra, podemos entender como el sentido carlista, incluida la deificación de una historia humana y cultural milenaria y una historieta de 300 años, ambas inventadas y de carácter casi racista, se convierte en algo que deja boquiabiertos a muchos desinformados que ante la crisis y la falta de alternativas y soluciones de un gobierno de la Generalitat, tan neoliberal y conservador como el del PP y tan responsable como éste de los recortes laborales y sociales y de las pivatizaciones, se creen las milongas que les cuentan de que con la independencia vendrá el paraíso social.
A veces uno encuentra mas sabiduría y sentido común en personajes conservadores pero inteligentes y capaces de analizar y conocer la realidad. Dijo Charles de Gaulle: "Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás es lo primero". Quizás supo leer mejor que muchos teóricos revolucionarios los orígenes de la guerra de 1914-1918, o de la de 1940-1945.
El poso ácrata de este país está muy diseminado. No es ningún secreto que Bakunin, al producirse la ruptura entre anarquismo y marxismo, desarrolló en España una extensa labor proselitista, dirigida por Giuseppe Fanelli, que dejó núcleos y movimientos organizados en todas partes, especialmente en la Catalunya industrial y en la Andalucía jornalera, posiciones anarquistas que dominaron el naciente movimiento obrero organizado, frente al importante retraso de las ideas y propuestas socialistas. En España se produjo pues un fenómeno diferente al de Europa, en la que las ideas socialistas basadas en el marxismo se expandieron, organizaron y fortalecieron de Oeste a Este, de Francia a Rusia. El anarquismo bakuninista fue bien sembrado y creció en España, no tanto en un sentido de unidad de grandes colectivos obreros estables y en su voluntad de intervención organizada en la lucha de clases, sino basicamente en la permanente agitación de carácter asambleario espontáneo, que no excluía algunas veces el atentado, de acuerdo con su ideología enemiga del Estado y de sus instituciones como forma de estructurar la sociedad. A mi entender, esta realidad pesa todavía, no tanto en el movimiento obrero y sindical, sino como una actitud-resorte en el conjunto de la sociedad. No extrañe pues que las actitudes asamblearias y de radical confrontación con el Estado propias del anarquismo, en momentos de crisis, caos y debilidad del movimiento obrero y sindical y de la izquierda, asuman los postulados y la acción del nacionalismo identitario que quiere romper y fragmentar España en una deriva pequeño burguesa que echa por la borda cualquier pretensión seria en la perspectiva de una República Federal Española orientada al socialismo. Se puede entender la "cumbre" europea ácrata de Barcelona en este sentido histórico en el que el anarquismo se pronuncia a favor de la convulsión secesionista, con retórica revolucionaria de carácter pequeño burgués, al estilo de la de la CUP. Todo ello no quita el apoyo de ésta a un gobierno neoliberal conservador y corrupto como el del PDeCAT y socios, unidos en "Junts pel Si".
Si a todo lo anterior unimos el otro poso presente en la realidad española, de forma notable en la Catalunya interior, más rural y conservadora que el cinturón industrial de Barcelona, que vivió con más intensidad que en otros sitios las tres guerras carlistas, salvo en el País Vasco y Navarra, podemos entender como el sentido carlista, incluida la deificación de una historia humana y cultural milenaria y una historieta de 300 años, ambas inventadas y de carácter casi racista, se convierte en algo que deja boquiabiertos a muchos desinformados que ante la crisis y la falta de alternativas y soluciones de un gobierno de la Generalitat, tan neoliberal y conservador como el del PP y tan responsable como éste de los recortes laborales y sociales y de las pivatizaciones, se creen las milongas que les cuentan de que con la independencia vendrá el paraíso social.
A veces uno encuentra mas sabiduría y sentido común en personajes conservadores pero inteligentes y capaces de analizar y conocer la realidad. Dijo Charles de Gaulle: "Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás es lo primero". Quizás supo leer mejor que muchos teóricos revolucionarios los orígenes de la guerra de 1914-1918, o de la de 1940-1945.
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