jueves, 7 de septiembre de 2017

SOY HUÉRFANO. NO TENGO NACIONALIDAD, NI NACIÓN, NI LO QUE SEA. 


No me van a dejar ustedes desamparado, a la intemperie de la España fría, inhóspita y ladrona. No quiero ser algo pequeño de diseño, con una identidad artificial creada, formada física y culturalmente con retazos de una historia ancestral de miles de años, con capacidad de fabular sobre lo humano y lo divino y de inventar historietas cuando no gusta lo realmente existente. Antes, iluso de mí, creía que lo que había vivido durante el franquismo con los trabajadores y gentes del pueblo en aquel momento duro y difícil pero, y a pesar de ello, lleno de ilusión, fraternidades y solidaridades, nos serviría para ir consolidando una unidad indestructible entre todos y todas los y las que defendíamos las libertades sindicales, políticas y democráticas, liquidadas tras el golpe de estado fascista contra la IIª República Española, en la perspectiva de la construcción de una nueva república con orientación al socialismo. Y aunque la relación de fuerzas antes y después de morir Franco y, seguramente, las propias incapacidades para producir un cambio más radical durante la transición, no fueron favorables, sí quedó el espíritu, la voluntad, la organización y capacidad de movilización suficientes para continuar avanzando hacia un cambio social profundo, posible y necesario. Sin ir más lejos, además de las importantes protestas sociales de la época, se produjo aquel gran movimiento contra la permanencia en la OTAN, expresado en multitud de grandes manifestaciones y en 7 millones de votos, a pesar de ser el gobierno con mayoría absoluta del PSOE el que defendía la permanencia en la OTAN, pasando del "OTAN, de entrada NO" al OTAN Sí, porque así lo mandaban los EEUU y sus acólitos europeos, engañando y manipulando a la opinión pública, incluida la amenaza de dimisión de Felipe González si perdía el referéndum, creyendo crear con ello pánico a un caos institucional.
Pues bien, aquella laboriosa unidad obrera, estudiantil y popular, para defender unas mejores condiciones de vida y de trabajo, las libertades, y para solidarizarse con los compañeros represaliados o asesinados por el régimen, fuera en Granada, Barcelona, Madrid, Vitoria, Vigo....., pensábamos, creíamos, era el embrión de una fraternidad de clase. No ha sido así, por diversas causas que no pretendo analizar en este breve escrito. Al contrario, he asistido perplejo a que en vez de ampliarse, fortalecerse y consolidarse firmemente la lucha de clases y la unidad y solidaridad obrera y popular, por encima de fronteras artificiales, lenguas diferentes pero en absoluto antagónicas, con una que hablan entre 500 y 600 millones en el mundo, se producía una mutación en la que los valores, principios, ideas, experiencias y luchas compartidas, eran progresivamente sustituidos por una vocación y fanatismo identitarios, que situaba por encima de cualquier otra realidad existente la pertenencia artificial a un grupo: catalán, andaluz, vasco, gallego, aragonés, asturiano, castellano o leonés, valenciano, balear o canario...Y esta es la ficción que actualmente predomina por encima de la realidad, a pesar de todo tozuda.
Termino con mi declaración de principios, medios y finales: Quiero una España federal de inmediato, republicana y orientada al socialismo, tan pronto como seamos capaces de crear la relación de fuerzas para ello. Mi bandera exclusiva es la roja sin necesidad de distintivos, como color de solidaridad y fraternidad internacionalista entre personas y pueblos. Defiendo la bandera tricolor republicana porque una golpe de estado fascista la eliminó y debe recuperarse. Asimismo lucho por el internacionalismo solidario, frente a los nacionalismos de aquí, Europa y el mundo, internacionalismo que empieza en España. Continuaré poniendo en primerísimo plano de la lucha de clases la defensa de la paz y la acción permanente contra la guerra. Finalmente, desprecio a los aventureros  y vividores que inventan  nuevas formas de fanatismo y crean nuevos problemas artificiales en vez de solucionar los muchos y reales que existen y que hacen sufrir a mucha gente en España y en el mundo, impidiendo, o dificultando, su emancipación material y espiritual. Paco Frutos.




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