jueves, 31 de enero de 2019

DE YUGOSLAVIA A VENEZUELA,  EL GOLPISMO TIENE UN MISMO PATRÓN Y SIMILARES COLABORACIONISTAS.

Recuerden. En Yugoslavia casi todo empezó en una campaña por tierra, mar y aire para convertir a Milosevic en un monstruo político sediento de sangre, y al nacionalismo serbio una especie de nuevo Reich, igual que el que ocupó y lleno de campos de concentración la antigua Yugoslavia, de acuerdo con los diversos nazi fascismos de la zona, en especial los de los croatas. En Iraq hicieron lo mismo con Sadam Husein; en Libia con Gadafi; en Siria con Bashar al Assad. Ya dejo atrás la criminalización de la URSS en Afganistán y el apoyo a los terroristas de Bin Laden, luego expandidos por el mundo como una peste, porque es algo que debería ser ya una verdad incontestable en todas partes; y no profundizo en las numerosas situaciones que hay en el mundo, de las cuales Yemen es una trágica muestra, fruto de la misma política de creación de una "realidad" ficticia, basada en los intereses de los impulsores originales beneficiarios y en los ejecutores del golpismo.
En Venezuela se está produciendo exactamente el mismo proceso que en todas partes y el más cercano de Brasil, convertir a Maduro y al gobierno en algo parecido al mural de tiranos, sátrapas y corruptos que hicieron de Lula, de Dilma Rousseff y del Partido del Trabajo. Como era difícil que la extrema derecha neoliberal pro yanqui ganara en Brasil  como había ganado en Argentina o en Chile, después de una cuidada y larga preparación, fueron organizando las condiciones políticas, jurídicas y propagandistas del golpe de estado con la bendición de los EEUU y de toda la mafia populista-neoliberal internacional.
Se trataba, y se trata, de aplicar el esquema ya utilizado en todas las "revoluciones de colores", teorizado e impulsado por los Sharp, Bannon, Bolton y demás ralea: no reconocer la realidad y crear una ficción como la que Bolton, actual responsable del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, y otros, crearon con las inexistentes armas de destrucción masiva de Iraq; no reconocer los procesos electorales cuando no son favorables; calificar al máximo dirigente en activo que no sea dócil, de tirano, sátrapa, torturador, criminal; ir creando el clima propicio para liquidar, minimizar o secuestrar la acción democrática de la vanguardia política popular que no se vende, y narcotizar a la opinión pública con mentiras, manipulaciones y promesas de paraísos futuros de bienestar, libertad y riqueza. Convertir a los Estados, aún más de lo que ya son, en apéndices de las finanzas y del sistema económico de especulación financiera, de defensa de la industria bélica y de la guerra. No por casualidad la primera visita que tuvo Pedro Sánchez en La Moncloa recién nombrado presidente fue la del magnate multimillonario George Soros, uno de los máximos representantes del "capitalismo neoliberal con rostro democrático" que dicen defender, aunque llamándolo con otras palabras más laxas que no hagan estallar la carcajada. 
Los EEUU, Israel, la UE en gran parte, más los socios colaterales, son los que financian y protegen a los delincuentes pagados antes citados y a muchos más. Solo la derrota parcial de esta mafia aliviará la democracia en las relaciones internacionales, solo su derrota total creará unas nuevas condiciones para la colaboración y el acuerdo internacional, con la posibilidad de redistribuir de forma más justa y solidaria la riqueza, con  paz y sin guerras.  

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