domingo, 19 de mayo de 2019

LA CORUÑA-OPORTO: PRIVATIZACIÓN DEL TREN.


Y empieza en todos los sectores básicos como sanidad y educación, continúa en los transportes y no termina hasta que estén todos los servicios y empresas públicas controlados y dirigidos por el capital privado, el de aquí o el de las multinacionales. 
Ahora, la Comisión de la Competencia española autoriza a una empresa privada alemana a explotar una de las líneas de tren más rentables de Renfe en el trayecto entre Coruña-Oporto. Con el desembarco de Arriva, la empresa del grupo Deutsche Bahn (Ferrocarril Alemán), en competencia con Renfe-Adif, se anuncia en la práctica que ha empezado la privatización del transporte ferroviario, aunque desde hace tiempo esté también sobre la mesa la privatización de una línea del AVE entre Madrid-Barcelona-Montpellier, proyecto frenado, de momento, alegando motivos técnicos por parte del ministerio de Fomento. En el caso de la privatización del tramo La Coruña-Oporto se produciría por primera vez de forma clara la pérdida por parte de Renfe del monopolio público ferroviario actual, vigente desde hace 80 años. Una cosa es, o debería ser, la colaboración técnica,   financiera y de servicios entre Renfe-Adif y otros sistemas ferroviarios públicos de Europa y del mundo, con beneficios mutuos para todos los países participantes, y otra muy diferente es la venta de una parte del transporte público para competir en ganancias, con la excusa de ofrecer un mejor servicio. Un mejor servicio se hace sin privatizar, haciendo las necesarias inversiones, especialmente en las líneas de media y larga distancia (no en el AVE) para que comuniquen zonas enteras casi incomunicadas actualmente, inversiones que sean eficaces, seguras, que acaben con retrasos inexplicables y con derrumbes en la infraestructura viaria por falta de mantenimiento. Las principales inversiones deben ser en las líneas que mantienen actualmente un caos absoluto en su funcionamiento, con trenes que llegan tarde, mal y nunca, dejando, por poner un solo ejemplo rotundo, a Extremadura como si de una lejana región en Las Azores se tratara. 
Aceptar que la  privatización del ferrocarril, o de la sanidad, la educación, o los servicios de asistencia a los mayores o impedidos, es algo natural en una sociedad de libre mercado, es aceptar simplemente que el capital privado y su afán egoísta de máximas ganancias en el menos tiempo posible, es lo mejor para la colectividad humana. Va en un sentido radicalmente contrario a lo que la justicia social, la igualdad, la racionalidad y el buen sentido común para distribuir la riqueza natural existente y la creada exigen para construir y organizar una sociedad verdaderamente libre y democrática en la que cada uno de sus miembros trabaje para todos y el conjunto vele por el bienestar de cada uno. No es tan complicado entender, organizar y defender en la sociedad principios socialistas sin necesidad de estar hablando todo el día de revoluciones pendientes, de procesos constituyentes y de un socialismo de salón, que muere a los pies del primer sillón que se gana con el voto para pasarse luego la vida compitiendo y mangoneando para mantenerse eternamente en las candidaturas.

NO A LA PRIVATIZACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS.

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