1.- "HERMANOS QUE NAUFRAGAN".
2.- "LA CLOACA DESTILA POLITIQUERÍA".
3.- "OJO CON LAS GUERRAS RELIGIOSAS. SON DE DINERO".
1.- A los que acompañaban a la víctima de la foto les embarcaron en una balsa hinchable con un solo remo y sin víveres después de haber pagado 700 euros por viajar en una motora. Fueron muriendo de uno en uno, de hambre, de sed, de enfermedad física y mental, o cayendo exhaustos directamente a un mar cruel de embravecidas olas.
El pasado año llegaron a las costas españolas 20.000 personas, en 2018 van ya más de 50.000. Hubo 214 muertos el año pasado, 630 en lo que va de año.
Y las mafias actúan impunemente sin que haya una verdadera persecución y caza del criminal mafioso por parte del conjunto de autoridades de la Unión Europea, de cada país, de España, y de todos los demás organismos internacionales que se dedican a blasonar derechos humanos abstractos dejando que se pisoteen los derechos más elementales, como el de la vida, que afectan a las personas más vulnerables. Sin excluir la existencia de millonarios que juegan a desestabilizar el mundo con migraciones masivas, embarcándolas en naves más "seguras", no en la patera a la muerte de los más desamparados. Y teniendo en cuenta que continúan derrochándose millonadas en armamentos y guerras y se mantienen y apoyan a gobernantes corruptos y criminales de los países empobrecidos, los cuales impulsan el éxodo masivo de sus conciudadanos, mientras no se destinan presupuestos básicos para contribuir a un principio de desarrollo socioeconómico, sanitario, educativo, en infraestructuras y agua potable, en todos los países que lo necesiten o han sido destruidos por la violencia y la guerra.
Emotivo y fraternal gesto humano que no puede devolver la vida.
2.- No puedo evitarlo, es superior a mi capacidad de entendimiento, y no me considero un esteta que busque la perfección en las cosas y en la política de forma singular, como el instrumento para analizar la realidad colectiva, conocer los problemas y necesidades de las personas y buscar alternativas y soluciones a los mismos. El episodio rufianesco del otro día es una anécdota, no el problema de fondo. El problema de fondo es ¿cómo es posible que la política se haya convertido en una charca de politiquería que avergüenza el más elemental sentido común y a la cual llegan los elementos más mediocres, degradados, oportunistas y aventureros, que sólo están en ella para medrar. La política que se practica actualmente en España parece proceder de la cloaca, no del pensamiento y la acción, plural y diversa, para hacer la vida un poco más colectiva, digna y solidaria. El actual presidente del gobierno que ya se ha recorrido todo el mundo, al menos habrá tenido excursiones gratis, es presidente gracias a los votos, entre otros, de Rufián, Salvador, Tardá, Torra...
Y la izquierda no está ni se la espera, salvo que no sea para hacer el coro al ruido y a la furia de los paniaguados de siempre del sistema, aparentando ser la voz de una verdad alternativa que no corta ni pincha en la sociedad española. A los hechos me remito para no alargar este cansado y cansino artículo.
3.- Con la religión no se debe jugar a política como se hace muy frecuentemente. Ni debe servir para tirarse los trastos a la cabeza mezclando la metafísica, las creencias divinas y los llamamientos de unos contra otros. En España ya hemos hecho un proceso de limpieza mental suficiente para no caer de nuevo La religión no debe formar parte del sistema educativo español, ni de la relación colectiva basada en hechos "divinos". Ninguna religión, ni la católica, ni la musulmana, como han preconizado a veces los cerebros enfermos del progresismo por aquello de la maldita multiculturalidad, ni la judía, ni las diversas versiones de las nuevas y crecientes tribus evangélicas, que surgidas de lo más siniestro religiosamente de EEUU, son uno de los principales impulsores del fascismo que representa Bolsonaro en Brasil.
Emotivo y fraternal gesto humano que no puede devolver la vida.
2.- No puedo evitarlo, es superior a mi capacidad de entendimiento, y no me considero un esteta que busque la perfección en las cosas y en la política de forma singular, como el instrumento para analizar la realidad colectiva, conocer los problemas y necesidades de las personas y buscar alternativas y soluciones a los mismos. El episodio rufianesco del otro día es una anécdota, no el problema de fondo. El problema de fondo es ¿cómo es posible que la política se haya convertido en una charca de politiquería que avergüenza el más elemental sentido común y a la cual llegan los elementos más mediocres, degradados, oportunistas y aventureros, que sólo están en ella para medrar. La política que se practica actualmente en España parece proceder de la cloaca, no del pensamiento y la acción, plural y diversa, para hacer la vida un poco más colectiva, digna y solidaria. El actual presidente del gobierno que ya se ha recorrido todo el mundo, al menos habrá tenido excursiones gratis, es presidente gracias a los votos, entre otros, de Rufián, Salvador, Tardá, Torra...
Y la izquierda no está ni se la espera, salvo que no sea para hacer el coro al ruido y a la furia de los paniaguados de siempre del sistema, aparentando ser la voz de una verdad alternativa que no corta ni pincha en la sociedad española. A los hechos me remito para no alargar este cansado y cansino artículo.
3.- Con la religión no se debe jugar a política como se hace muy frecuentemente. Ni debe servir para tirarse los trastos a la cabeza mezclando la metafísica, las creencias divinas y los llamamientos de unos contra otros. En España ya hemos hecho un proceso de limpieza mental suficiente para no caer de nuevo La religión no debe formar parte del sistema educativo español, ni de la relación colectiva basada en hechos "divinos". Ninguna religión, ni la católica, ni la musulmana, como han preconizado a veces los cerebros enfermos del progresismo por aquello de la maldita multiculturalidad, ni la judía, ni las diversas versiones de las nuevas y crecientes tribus evangélicas, que surgidas de lo más siniestro religiosamente de EEUU, son uno de los principales impulsores del fascismo que representa Bolsonaro en Brasil.
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