No me quiero pasar de pesimista o, mejor dicho, de excesivamente atento a las anécdotas, muchas veces banales, de la realidad cotidiana, pero me encuentro con una serie de cosas viejas, nuevas, y ni una cosa ni la otra. Y les doy un repaso.
Cuando en España todavía crujen las torrijas y quedan restos de buñuelos de semana santa, y ya se han acabado los atascos en carretera y se arrastra cansinamente la campaña electoral, por el mundo continúan los hechos significativos que proponen duelos e interrogantes. El duelo es, ¿qué hacer y cómo para solidarizarse con las víctimas de los atentados terroristas de Sri Lanka, que son ya más de 300 muertos y 500 heridos? Esto quiere decir, cómo ayudar humana y económicamente a hacer más llevadera la tragedia, y qué hacer con movimientos terroristas que en sus orígenes han sido alentados, impulsados y financiados por EEUU y el Occidente neoliberal y belicista y sus aliados feudales. Y para que valga como otro ejemplo elemental, ¿qué hacer contra el Estado terrorista de Israel, cuyos soldados, aparte de innumerables actos de barbarie contra el pueblo palestino y provocaciones mortales contra Siria, disparan contra un adolescente atado de manos y con los ojos vendados que intenta huir?
O, por hablar de un hecho actual e importante para Europa, ¿qué pasará en Ucrania después del triunfo electoral para la presidencia del Estado del comediante Vladimir Zelensky, imitador y ridiculizador hasta ahora de los políticos y gobernantes ucranianos? Dícese que continuará defendiendo la entrada en la UE al tiempo que mejorará las relaciones con Rusia, frente a lo que se había hecho hasta aquí. Lo de la UE es una perspectiva como cualquier otra, que dará de sí lo que sea en un país en el que un golpe de estado, llamado "Revolución de colores", se cepilló al presidente Viktor Yanukóvich, bueno, malo o regular, pero elegido en las urnas, o sea, democraticamente, como se dice al uso, que cuestionaba el acuerdo comercial y político al que se había llegado con la UE. Pero, asimismo, las relaciones de todo tipo con Rusia son muy importantes, por razones históricas, humanas, culturales y económicas, teniendo en cuenta, además, que la mitad de la población está de acuerdo con ello. Un golpe de estado, conocido como de la Plaza Maidán, alentado e impulsado por EEUU, la UE y la OTAN, en el que fueron parte muy activa movimientos que resucitaron a los antiguos partidos nazis Pravy Sektor y Svoboda, colaboradores de las tropas de Hitler en la IIª Guerra Mundial.
Pues bien, lo de Ucrania es algo muy importante, tanto como lo de Venezuela, Siria, Libia, Yemen..., ya que la relación constructiva con estas realidades, acabando con la política de amenazas, intervenciones y guerras, y contribuyendo a que la UE y Europa jueguen un papel importante en la realidad mundial, darían la talla política democrática y positiva del papel de España en el mundo. Para ello, la actitud y las decisiones políticas de España, gobierne quien gobierne, no pueden ser otras que las de la convivencia, diálogo y acuerdo entre todos los estados, basadas en el respeto a las leyes internacionales, a la paz y al rechazo a la violencia, a las guerras y a los boicots y embargos destructivos de las economías de los países.
Esto, que me parece de Perogrullo, por ser una parte fundamental de la política de un país democrático, en España está totalmente ausente de una campaña electoral que algunos califican apocalípticamente de decisiva entre el bien y el mal, de la misma manera que no se tocan en profundidad otras cosas referentes a la economía, a los derechos sociales y laborales. O sea, que de la campaña de las sonrisas y las generalidades están fuera del debate cosas tan "secundarias" de la política como la OTAN, las bases, la guerra o la paz, el internacionalismo solidario, las posiciones de clase frente a las de las élites gobernantes desde la economía, la política y la comunicación. Dicen los que lo vieron, que el debate de ayer en TVE, aparte de las quinielas sobre ganadores y perdedores, continuó siendo un monólogo repetitivo entre caretos sin dialéctica ni pinta de ética en la defensa de la política como un verdadero instrumento para abordar a fondo los problemas y buscar alternativas y soluciones positivas y válidas para la mayoría de la sociedad. Veremos en qué acaba esta parte de la etapa política que estamos viviendo.
Mientras, no puedo callarme la sensación que me ha producido un vídeo de "IU" sobre el hilo rojo, en referencia teórica a la acción continuada de los comunistas españoles en la historia. Todavía no comprendo como un vídeo tan cursi y patéticamente infantil, con la presencia activa de Alberto Garzón y Enrique Santiago, puede pretender ser el mensaje gráfico y oral a los trabajadores y ciudadanos que pueden interesarse por las ideas de una izquierda comunista, socialista, o simplemente sólida en sus convicciones.
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