martes, 16 de abril de 2019

LA REALIDAD DE LA POLÍTICA Y LAS FANTOCHADAS.


Mientras Mike Pompeo, Secretario de Estado de EEUU, se desplaza a Cúcuta, en la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela por la cual los golpistas querían hacer pasar por la fuerza los camiones llenos de porquería "humanitaria" y municiones para el "pueblo" venezolano del farsante e impostor Guaidó, y celebra allí una reunión con Iván Duque, el presidente de extrema derecha colombiano, para ver cómo continúan sus embargos, boicots, saqueos e intervenciones imperiales contra el Estado soberano de Venezuela. Mientras el sionismo neonazi del Estado de Israel, que continuará siendo gobernado por el criminal de guerra Netanyahu, sigue matando palestinos, robándoles sus tierras y derribando sus viviendas, sin que el mundo que tanto se ha rasgado las vestiduras contra Siria, Venezuela o Cuba, diga nada. Mientras Europa duerme su largo letargo acunada por las canciones de la derecha y los gemidos quejumbrosos de la prácticamente desaparecida izquierda. Mientras todo ello y mucho más sucede, los caminos de la política en España, para no ser menos y coincidir con este mundo de quincalla oxidada, se vuelven cada vez más planos, chatos, patéticos, egocéntricos y de culto a caudillitos de tres al cuarto. 
Lo normal, sin pensar en lo ideal, inexistente siempre, sería el enfrentamiento político y contradictorio desde las diferencias ideológicas y programáticas, defendidas sin complejos por cada organización política para que la ciudadanía analizara, pensara y decidiera. Lo peor de la actual situación es cuando a la demagogia barata de citas y lugares comunes y a la falta de nervio cultural y social para defender de forma consistente, convencida, rigurosa y honesta cada propuesta diferente, se unen la escasez de dirigentes de talla moral y política para hacerlo posible, la estupidez, la falta elemental de ética y la ignorancia, todo ello revestido de una falsa sabiduría que solo engatusa a los más crédulos y diluye o corrompe el sentido democrático colectivo de la política. 
Y mientras el neoliberalismo y el belicismo impuestos por los poderes financieros y políticos que actúan como los amos del mundo se imponen por doquier, nos encontramos en España con un crecimiento espectacular de las diversas extremas derechas del nazionalismo identitario, las periféricas separatistas centradas en Catalunya y Euzkadi, y las centralistas españolistas que, independientemente de sus ardientes palabras sobre la libertad y la democracia, los derechos  humanos y las sagradas unidades de pueblos uniformes y entregados, tienen la misma base bastarda  que en el siglo pasado produjo odios, humillaciones, opresiones y guerras devastadoras por el dominio económico y geopolítico. Y escuchas a los profetas de esta corte de los milagros que se dirige a la derrota final, previo enfrentamiento de todos contra todos, algo que no tiene nada que ver con la lógica social de la lucha de clases, reiterar las frases de tan nefasto recuerdo en la Europa del siglo XX. Y parece como si España no hubiese tenido también una guerra civil con consecuencias trágicas para millones de personas y no fuera suficiente defender y luchar sólida y serenamente sin pausa para construir una España más justa socialmente, basada en los valores de la igualdad, la paz, el internacionalismo. Para concretar, una España con un horizonte republicano de orientación socialista. Todo lo contrario de lo que defienden los nazionalismos identitarios y reaccionarios, tanto los separatistas como los españolistas, todos envueltos en las banderas del enfrentamiento.
Y para rematar el panorama, me encuentro con unas declaraciones de un tal Jaume Asens, actual tercer teniente de alcalde del ayuntamiento de Barcelona, candidato de Catalunya en Comú y miembro del tinglado cultural-separatista Omnium Cultural, creado en 1961 por Lluís Carulla, dueño de Gallina Blanca, Félix Millet, padre del encarcelado Millet por robo en el Palau de la Música, y Joan Baptista Cendrós, entre otros próceres adinerados de Catalunya. Dice Asens que va a proponer la ilegalización del PP por, entre otras cosas, su corrupción. Y he pensado que por el mismo precio podría proponer también la ilegalización de los Pujol, de CDC y sus sucesores y de todos los que durante los largos años que duró una de las corrupciones más grandes de España amasaron fortunas y vivieron del cuento utilizando las más altas instituciones catalanas. Y obligar a unos y otros que devuelvan el dinero robado. Ah, pero parece que de esto no dirá nada Asens ya que se trata de "sus ladrones" y todo queda en casa. Quedo perplejo que un personaje de esta talla moral y política, notorio palanganero oficial de los nazional-secesionistas, esté inmerso en y sea representante de una izquierda de la que yo antes había estado tan próximo, al militar en una de sus partes. Pero le agradezco que sea tan claro ya que así no tendré nunca la tentación de votar y acercarme a un engendro político como Catalunya en Comú.             

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