Además de continuar reivindicando y exigiendo la recuperación plena de la memoria histórica vívida y sufrida bajo el franquismo por tantas mujeres y tantos hombres y de trabajar para que ello sea lo antes posible, vamos a introducir nuevos elementos a considerar.
Para ello arranco de un hecho criminal y dramático, ya histórico, a pesar de haberse producido hace solo 16 años. Hablo del asesinato de José Couso, el cámara-periodista asesinado en Iraq por las tropas terroristas de EEUU, cuando un tanque de éstas, sin ninguna agresión, provocación ni motivo, disparó contra el Hotel Palestina en el que estaban instalados los periodistas que cubrían la guerra. El Hotel no era una trinchera, ni había francotiradores en él, sino un espacio civil para alojarse, desde el que no se agredía ni provocaba a nadie. Los agresores, como ha quedado meridianamente claro en la historia, aunque la Corte Penal Internacional de eso no ha dicho ni mu, fueron los EEUU y sus socios de guerra y crimen, basándose en la gran mentira de las armas de destrucción masiva en posesión de Iraq y del apoyo al terrorismo por parte de Sadam Husein y su gobierno. Centenares de miles de personas fueron asesinadas por los bombardeos y la violencia armada. Y entre ellas, José Couso y otros periodistas instalados en el Hotel o informando desde los campos de batalla.
Pues bien, esta mañana ante la embajada de EEUU ha quedado de nuevo claro que el asesinato de José Couso permanece en la impunidad y que de ello son responsables y culpables el gobierno de EEUU, en primer lugar, y todos los gobiernos que protegen a los criminales, tal como denunciaron Sabela y Bárbara, las hermanas de José y su madre María Isabel Permuy en sus sentidas y claras intervenciones. En España, la responsabilidad recae sobre los gobiernos del PP y del PSOE y los partidos que aprobaron la política de impunidad, tal como les exigía el amo norteamericano.
Lo que acabo de decir es memoria histórica reciente. Vamos a continuar hablando de algunos otros aspectos de la memoria histórica, o más bien de los olvidos sobre determinados aspectos de la historia que parecen no interesar a nadie. También de los conocidos policías hermanos Badía, creadores de las milicias paramilitares de corte fascista catalanas y de Josep Dencàs, máximo dirigente de Joventut d´Esquerra Republicana-Estat Català, un racista nazional-socialista, lider del fascismo catalán y Consejero de Interior cuando el golpe de Octubre de 1934. Fracasado éste, se exilió en la Italia de Mussolini con la cual había excelentes relaciones políticas por su parte y por parte de algunos otros nacionalistas. Y debemos hablar de ello porque de aquello polvos vinieron estos lodos, ya que Puigdemont y Torra, entre muchos otros nazional-secesionistas, no solo defienden su legado político en la teoría y en la práctica, sino que les rinden homenaje oficial cada año y les ponen placas en su memoria. Y hete aquí, que ahora nos volvemos a encontrar con la peligrosa aventura de los patéticos y cómicos descerebrados, que ni tienen memoria democrática ni les interesa tenerla ya que la que les interesa defender es la memoria de historietas inventadas sobre 1714, una concepción identitaria racista sobre la raza pura catalana y su inteligencia superior y el "España nos roba" para justificar los recortes sociales y el enriquecimiento de algunos robando a la mayoría. Lo más grave de la cuestión es que engatusan a muchos incautos, crédulos, desinformados y también oportunistas que viven del cuento, que de todo hay en la viña del señor, a pesar de hacer y decir cosas que no se las creerían ni los niños de párvulo adoctrinados al estilo de las organizaciones juveniles del régimen franquista. Y así con ello, impulsan al nazionalismo españolista de VOX , la extrema derecha engordada por estas y otras cosas.
En línea con lo precedente, también debemos recuperar la memoria sobre lo que representó el contubernio del PNV, buscando secretamente un acuerdo vasco con Franco a espaldas de la república, o qué se pretendía en las relaciones con los EEUU después de la guerra civil, haciendo de espía a su servicio y congraciándose con la peor política de EEUU. La CIA tuvo a nacionalistas vascos de espías hasta finales de los 60, utilizándolos para infiltrar en las organizaciones de la izquierda latinoamericana, e incluso para espionaje en los antiguos países comunistas. Leer el libro escrito por ManoloVázquez Montalbán sobre el nacionalista vasco Jesús Galíndez, secuestrado en Nueva York y asesinado por orden del dictador de la República Dominicana, Leónidas Trujillo, puede contribuir a aclarar algunas cuestiones que parecen ficción. Actitudes permanentes que pueden tener una continuación con la potencia imperial norteamericana en relación a ETA y su terrorismo mezclado y liado con aquella filosofía de Xabier Arzallus que se sintetiza en una frase suya reflejada en el acta de la reunión entre HB y el PNV, en abril de 1990: "No conozco ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan; unos sacuden el árbol, pero sin romperlo para que caigan las nueces y otros las recojan para repartirlas", frase que expresa con claridad la coincidencia de objetivos entre HB-ETA y el PNV en aquellos momentos. Muertos, heridos, víctimas de ETA, enfrentamientos, odios y división que aún pervive en Euzkadi, y la repercusión negativa que tuvo su actuación entonces y durante mucho tiempo en la política española, reforzando las ideas más conservadoras y reaccionarias y amordazando a la izquierda. Algo que continuará pasando, aumentando ahora los votos a VOX, después de la moción presentada por Bildu en el parlamento vasco, aprobada con los votos del PNV y del PSOE.
Y siguiendo con la memoria histórica no podemos dar por zanjada como si no se hubiere producido, la intervención del gobierno del PP, o sea de España, con Aznar en primera fila, en la guerra de Iraq; ni la de los dos partidos gobernantes, PP y PSOE, en los 10 años de guerra en Yugoslavia, entre 1991 y 2001, con Javier Solana de Secretario General de la OTAN; ni tampoco la intervención criminal en Libia de la OTAN, con la participación de España, gobernada entonces por el gobierno de Rodríguez Zapatero, y el consenso de practicamente todos los partidos. Y para no agotar el tema, el apoyo a la intervención a la guerra de agresión terrorista contra Siria, guerra que todavía dura alargando el sufrimiento.
Consecuente con todo lo expresado, una izquierda que realmente actúe como tal debe fundamentarse en principios y valores incuestionables que, a mi entender, han quedado claros en estas breves notas. La memoria histórica de la izquierda debe recuperar plenamente el sentido de la paz contra la guerra en cada acción o palabra; rechazar todo tipo de nacionalismo y basarse en el internacionalismo solidario, luchando por la unidad de los trabajadores en cada país y en el mundo; tener la libertad y la democracia no como conceptos abstractos manipulables y válidos para todo el mundo en cualquier circunstancia y para cualquier política, sino como instrumentos concretos para la participación y capacidad de decidir sobre la economía, la política, los derechos sociales y humanos basados en la justicia social, la igualdad, la lucha contra la discriminación y violencia a la mujer, el avance hacia una fraternidad humana real y la defensa radical de la tierra como lugar habitable.
Está claro, o debería estarlo, que con todo lo dicho, en España y en el mundo el socialismo como alternativa política más razonable a la solución de los problemas y a la construcción de una sociedad más justa, debe estar siempre en nuestro horizonte. Formar parte incuestionable del ADN de nuestra memoria histórica, con voluntad de construir un futuro digno para todas las personas y pueblos.
Y siguiendo con la memoria histórica no podemos dar por zanjada como si no se hubiere producido, la intervención del gobierno del PP, o sea de España, con Aznar en primera fila, en la guerra de Iraq; ni la de los dos partidos gobernantes, PP y PSOE, en los 10 años de guerra en Yugoslavia, entre 1991 y 2001, con Javier Solana de Secretario General de la OTAN; ni tampoco la intervención criminal en Libia de la OTAN, con la participación de España, gobernada entonces por el gobierno de Rodríguez Zapatero, y el consenso de practicamente todos los partidos. Y para no agotar el tema, el apoyo a la intervención a la guerra de agresión terrorista contra Siria, guerra que todavía dura alargando el sufrimiento.
Consecuente con todo lo expresado, una izquierda que realmente actúe como tal debe fundamentarse en principios y valores incuestionables que, a mi entender, han quedado claros en estas breves notas. La memoria histórica de la izquierda debe recuperar plenamente el sentido de la paz contra la guerra en cada acción o palabra; rechazar todo tipo de nacionalismo y basarse en el internacionalismo solidario, luchando por la unidad de los trabajadores en cada país y en el mundo; tener la libertad y la democracia no como conceptos abstractos manipulables y válidos para todo el mundo en cualquier circunstancia y para cualquier política, sino como instrumentos concretos para la participación y capacidad de decidir sobre la economía, la política, los derechos sociales y humanos basados en la justicia social, la igualdad, la lucha contra la discriminación y violencia a la mujer, el avance hacia una fraternidad humana real y la defensa radical de la tierra como lugar habitable.
Está claro, o debería estarlo, que con todo lo dicho, en España y en el mundo el socialismo como alternativa política más razonable a la solución de los problemas y a la construcción de una sociedad más justa, debe estar siempre en nuestro horizonte. Formar parte incuestionable del ADN de nuestra memoria histórica, con voluntad de construir un futuro digno para todas las personas y pueblos.
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