El cambio de ministros y ministras es la penúltima jugada de Zapatero para intentar detener la sangría de apoyos al gobierno, al PSOE y a sí mismo. Lo que me encanta más de esta situación, rueda de prensa incluida, es la actitud inamovible de Zapatero en el mantenimiento de sus políticas, a pesar de que casi un 80 por cien de la ciudadanía quiere que se vaya, incluída la mayoría de sus votantes. El todavía Presidente del gobierno, me recuerda a esos cuentacuentos que encandilan a los niños con historietas fantásticas o, mejor aún, a los magos que practican juegos de manos o a los trileros que juegan con los cubiletes. Y parece ser que esto es lo suficientemente creíble para que alguién se lo trague y para que los grandes medios de comunicación y/o propaganda se sumerjan en un debate tramposo, a favor , en contra,o no sabe ni contesta, en torno a Zapatero, sus políticas y sus maniobras. Estoy asombrado de la capacidad de centrar la atención, de un político que ha dado ya muchas pruebas de incapacidad manifiesta de seguir un camino lógico, coherente, claro, honesto y eficaz en la defensa de sus ideas y programa, con el cual se puede estar o no de acuerdo. Un político que se autoproclama de izquierdas, que no ha dicho en ningún momento que la crisis es del neoliberalismo, la versión más salvaje del capitalismo; que ha negado que la crisis castiza española es más grave por la burbuja inmobiliaria, fruto de una política especulativa que el PP agigantó en sus 8 años de gobierno pero que Zapatero, su gobierno en pleno y la dirección y mayoría del PSOE la continuaron exactamente igual, vanagloriándose uno y otro de la economía española como la más agresiva y exitosa de Europa. Zapatero, entrando de lleno en el ridiculo, llegó a decir que ya habíamos superado a Italia en riqueza por persona, pronto caería Francia y en el horizonte estaba enfilada Alemania, además de ser autor de frases politicamente tan ingeniosas y creativas como aquella de que estábamos en la champions.
En el plano político y electoral, Zapatero, sus gobiernos en pleno y las direcciones del PSOE negaron la existencia de la crisis capitalista a nivel mundial y, sobretodo, en España, ya que se trataba de una desaceleración momentánea producida por unos desaprensivos que pasaban por las bolsas y las finanzas y se llevaron unos millones de nada. En la campaña electoral del 2008, cuando la economía crujía por todas partes, entrando en la recesión y en el peligro de crack de estados, empresas y personas, Zapatero se permitía el lujo de hacer una política clientelar de regalos y deducciones que parecía que volvíamos al siglo XIX de forma agigantada y con un caciquismo de chequera para comprar votos. Con sus políticas pretendidamente sociales y practicamente desastrosas, ha pasado de la mayoría política para gobernar a un permanente cambalache de compra de votos para intentar alargar lo que es la agonía de un gobierno que deja de tomar decisiones pretendidamente sociales para aplicar las exigencias más neoliberales de sus socios del FMI, del Banco Central Europeo, de la UE, del Banco de España, de la banca y de las finanzas. En resumen, un récord de coherencia en su marcha al abismo. Al enseñarle las encuestas, el eterno optimista se pone nervioso, aunque sin perder el talante, y decide cambiar el gobierno.
¿Qué hace? Saca a la vicepresidenta 1ª que está como un carbón quemado y pone en su lugar al más astuto, maniobrero y manipulador y hace acompañar a Rubalcaba de Jáuregui, ambos antiguos valores del PSOE, supervivientes de la etapa del GAL, que, además, hablan bien y se hacen entender, ya que parece ser que el problema no es la política que se hace, ni los zig zag de ésta, sino que no se sabe vender; mantiene a Salgado en Economía como representante neoliberal para aplicar las politicas de recorte; elimina dos ministerios de lujo con funciones evanescentes, Igualdad y Vivienda; cambia a Moratinos, el ministro que menos se merecía ser expulsado, por Trinidad Jiménez, representante en la Trilateral, después de los excelentes resultados de ésta en dos elecciones municipales en Madrid y en unas primarias; sustituye a Corbacho por Valeriano Gómez ya que éste se manifestó el 29 S pero suministró, según palabras del propio Presidente, muchos papeles para la reforma laboral, que tendrá que aplicar; quita a Leire Pajín de la organización del PSOE para que no hable tanto ya que cada vez que lo hace sube el pan y la pone en sanidad para ver si consigue vender las vacunas de la gripe A que le sobraron a Trinidad Jiménez ; y, finalmente, para no agotar el asunto, está el caso de Rosa Aguilar, prototipo de la corrupción moral en la política, ensalzada por la derecha, seudo izquierda y por representantes en fuga de la izquierda. Rosa Aguilar vale para un roto y para un descosido, sirve para una cosa y su contraria, para decir a Rubalcaba y a los dirigentes del PSOE que cometen crímenes de estado y a Felipe González "váyase señor González", o para ensalzar servilmente a los mismos, que ahora son sus jefes. El nombramiento de Aguilar pretende dar dos mensajes a IU: uno, vengan ustedes a la casa común que algo les tocará, y dos, damos un giro a la izquierda y un guiño, o una mueca, a los sindicatos. El PSOE es el rey en comprar a gente que se vende al mejor postor, lo ha hecho siempre y continúa haciéndolo de la misma forma. Pero nombrar a Rosa Aguilar ministra de Medio Ambiente es imprudente ya que por donde pasa lo contamina y corrompe todo. Y esto al final se nota, a pesar de las actitudes de monjita humilde sin ideología ni principios que caracteriza a la que Zapatero ha calificado de solvente y leal con el PSOE.
Creo que el PP, pasados los primeros momentos de desconcierto, continuará frotándose las manos. Zapatero, su gobierno, la dirección del PSOE están allanando el camino a la Moncloa y, de pasada, les hacen la política más sucia para que no se tengan que manchar las manos si llegan a gobernar.
Con este panorama es dificil hacer política de izquierdas en este país porque la política es vista como una charca en la que se revuelcan los y las que sólo quieren vivir bien de ella, que se corrompen moralmente, politicamente y economicamente en función de sus intereses particulares, y esto afecta también a la izquierda. La corrupción de todo tipo, historicamente imputable a la derecha en primer lugar y de forma determinante, entra en el campo de la izquierda, sobre todo de la reconvertida al centro, que la eleva a categoria universal porque ya se sabe que el ser humano es débil y corrompible. Esto ocurre, pero también pasa que hay una mayoría de personas que se dedican a la política sin obtener ningún beneficio particular. Es imprescindible que estas personas encabecen un movimiento de reconstrucción de la política que signifique una profunda rectificación en gran parte de lo que se está haciendo. Este es el reto que tenemos los y las que creemos en la necesidad de un cambio real y en su posibilidad. Sirva el cambio de gobierno para analizar la realidad más allá de lo que sucede en la superficie.
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