El pasado año dieron el premio Nobel a Obama, primer presidente negro de EEUU, argumentando que era un estímulo para que éste se ocupara de la paz. Obama es un bluff que se está desinflando rapidamente y que con su política está preparando el futuro nuevo desembarco de la extrema derecha en el gobierno y administración de los Estados Unidos. En política internacional y bélica no ha cambiado nada de la que practicó Bush, con el cual tiene un síndrome de Estocolmo, que le hace permitir continuar en Iraq los negocios de las empresas que Bush y su equipo de criminales instalaron allí y la guerra de Afganistán, aumentando los efectivos militares oficiales y los ejércitos privados, vinculados a negocios de empresas norteamericanas que, en Iraq y Afganistán, comercian con la muerte y la destrucción con un claro objetivo : mantener el control de riquezas y territorios vitales para los intereses imperialistas de EEUU y aliados europeos. Con la administración Obama, la Colombia del terrorista Uribe, ahora de Santos, se ha sembrado de bases militares que, con la excusa del narcotráfico, pretenden controlar e intervenir sobre la América que se está liberando de la explotación económica de EEUU y aliados, como ha quedado patente en las zafias conspiraciones y apoyos a la reacción en Bolivia, Venezuela, Honduras y Ecuador.
Obama es la imagen patética de todos los que en nombre del progreso y la paz consiguen movilizar a una amplia ciudadanía para, poco a poco, convertirse en mamporreros de las políticas que antes denunciaron. Obama fue una esperanza moderada de los que creían en un capitalismo más keynesiano socialmente, con una actitud más política,democrática, firme , rápida y dialogante para establecer unas nuevas relaciones internacionales que solucionasen graves problemas que afectan a pueblos como el palestino, o, para fomentar y consolidar una nueva relación con América Latina y acabar con el bloqueo a Cuba, como aprueba anualmente la Asamblea General de las Naciones Unidas. Nada de esto ha hecho y se ha rodeado de personajes conservadores y filosionistas como Clinton.
Obama, premio Nobel de una academia sueca al servicio del capital, aunque alguna vez se vista de progreso, debería devolver el Nobel de la Paz, si aún le queda alguna verguenza, en vez de jalear al nuevo Nobel chino y pedir su libertad. O haber pedido que se lo dieran a Vicente Ferrer que ayudó y sufrió con los pobres y era candidato. Además, para tener una mínima credibilidad, debería poner rapidamente en libertad a los cinco cubanos secuestrados desde hace 12 años en las cárceles de los EEUU, tal como le han pedido directores de cine, actores, cantantes, escritores y premios Nobel. Cinco cubanos antiterroristas que fueron juzgados por tribunales fascistas al servicio de los energúmenos y gusanos de Miami.
Aquí, Fernández de la Vega, Zapatero y otros se han sumado inmediatamente a Obama pidiendo la libertad del chino pero nunca, nunca, la han pedido para los cinco cubanos. Tampoco han dicho que Vicente Ferrer lo merecía más. Servilismo al imperio, que luego ya harán los negocios con China. En todas estas cuestiones, del PP ya no hablo porque cada vez que abren la boca Rajoy, Cospedal o Santamaría, la tumba del Valle de los Caídos se estremece de gozo y en las iglesias los cirios se encienden solos.
Finalmente, a Vargas Llosa también le han dado el Nobel de literatura. Le leí con satisfacción hace muchos años. No me interesa ni discutir sobre la calidad literaria de sus obras ni hablar de él. Decir sólo que cuando la bajeza humana al servicio del dinero y de la derecha pasa unos límites, la calidad artística de un personaje me importa un bledo. Para el botafumeiro, los halagos, glosas, babas y genuflexiones sobra gente. Yo no estoy entre ella.
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